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Ayuso y Feijóo firman una paz de conveniencia

La convocatoria de las elecciones generales pone a prueba la convivencia de los dos líderes del PP

La noche electoral en Génova 13. De izquierda a derecha, Álvaro Pérez, José Luis Martínez Almeida, Cuca Gamarra, Elías Biedodo, Isabel Díaz Ayuso y Alberto Nuñez Feijóo, en una foto distribuida por el Partido Popular.Foto: DAVID MUDARRA | Vídeo: EPV
Juan José Mateo

Retumba la voz de Joey Ramone versionando el What a wonderful world de Louis Armstrong cuando Isabel Díaz Ayuso se queda petrificada. Es martes 30 de mayo y acaba de bajar la calle Génova, de Madrid, junto a Alberto Núñez Feijóo y el resto de los barones del PP, convocados para la junta directiva nacional. Ese instante clave para mostrar implícitamente las jerarquías internas la ha situado siempre junto al líder, subrayando su peso en el partido. Pero ella ha entrado primero a la sede. Feijóo ha permanecido fuera momentáneamente. Y como Díaz Ayuso sabe que la música, los aplausos y el gentío que la reciben no están ahí solo por ella y su mayoría absoluta del 28-M, sino por Feijóo y el conjunto de barones, espera al resto. El gesto de subordinación es como una bandera blanca ante una situación explosiva: la de Díaz Ayuso reforzada por el 28-M con Feijóo a la caza de La Moncloa en las elecciones generales del 23-J. Ocurre que la victoria en las autonómicas y municipales actúa como analgésico, que se cuenta con la baronesa para atraer a votantes de Vox en los próximos comicios, y que el miedo a dar un mal paso lo marca todo. Quien no reme ahora a favor de Feijóo, se cerrará las puertas de cualquier aspiración futura, dicen en el PP.

“Ahora no hay espacio para movimientos internos”, diagnostica una fuente que lo ha sido casi todo en el partido conservador sobre los constantes rumores (siempre negados) de que Díaz Ayuso puede estar interesada en el liderazgo nacional. “Feijóo va a ganar las generales, y si hay la mala suerte de que no gobierne, y se abre un proceso de sucesión, nadie en el partido perdonará a quien no haya tenido una lealtad exquisita hacia él, que es lo mismo que tenérsela al PP, durante estos días que quedan para votar”, añade. “Nadie se lo perdonaría, porque nos jugamos La Moncloa”, insiste. “Si la cagas ahora, el partido sale en tromba y te machaca. Y más ahora, que hay banquillo. Porque antes Juanma [Moreno Bonilla, presidente de Andalucía] e Isabel, eran papá y mamá, y ahora a papá y a mamá les han salido unos hijos listos como ardillas”, añade. Y remata: “Hace 15 días, Isabel era la reina de África. Ahora es la número uno de una clase llena de grandes genios”.

Esa descripción pintoresca intenta resumir un cambio tectónico en los equilibrios internos del PP y el reparto del poder en España. De un día para otro, el número de barones del partido se ha multiplicado. Los conservadores llegaron a la noche electoral del 28-M gobernando cinco regiones (Andalucía, Madrid, Castilla y León, Murcia y Galicia). Unas horas después, y tras el paso de los españoles por las urnas, sumaban La Rioja y la ciudad de Madrid con mayoría absoluta y tenían la posibilidad de hacerse con otras cinco comunidades gracias principalmente a Vox: Extremadura, Islas Baleares, Comunidad Valenciana, Aragón y Cantabria.

Eso no diluye el inmenso poder de Díaz Ayuso, a la que internamente se describe como “hipermusculada” porque cuenta con la poderosa organización de Madrid y el foco mediático que da hacer política en la capital. Pero la repentina abundancia de referentes territoriales, y la proximidad de las elecciones generales, obligan a la presidenta regional a moverse en un contexto diferente. Porque el PP vive el 23-J como un ahora o nunca en el que destronar a Pedro Sánchez actúa como elemento unificador.

Foto de familia de los miembros del PP, con Díaz Ayuso junto a Feijóo, a su llegada el martes a la Junta Directiva del PP, en la sede de la madrileña calle de Génova.
Foto de familia de los miembros del PP, con Díaz Ayuso junto a Feijóo, a su llegada el martes a la Junta Directiva del PP, en la sede de la madrileña calle de Génova.Carlos Luján (Europa Press)

“Tras la mayoría absoluta del 28-M, ella pasa a ser soldado, a las órdenes de lo que diga el general”, afirma una fuente que cuenta con la confianza de Díaz Ayuso sobre cómo afecta a la relación de los dos líderes el descuento hacia el 23-J. “En las generales jugará el papel que le mande el PP conforme al diseño que hagan ellos”, añade en referencia a la dirección nacional este interlocutor, que despacha a diario con la baronesa.

Ahora es el momento de Alberto Núñez Feijóo”, lanza la propia Díaz Ayuso el martes, cuando reúne a toda la junta directiva del PP de Madrid para celebrar el éxito del 28-M y reclamar inmediatamente que la poderosa maquinaria de la organización regional siga encendida, y a pleno rendimiento, de cara a las generales. Una misión en la que jugará un papel capital Alfonso Serrano, el número dos de la organización regional, a quien la dirección nacional también escucha en cuestiones electorales.

Versos sueltos

Oficialmente, por lo tanto, toca arrimar el hombro al esfuerzo común. Sin embargo, no son pocos los que en el PP tienen dudas de que la relación entre los dos líderes vaya a transcurrir plácidamente hasta las elecciones generales. Primero, porque abundan los precedentes en los que Ayuso actuó como verso suelto del partido y se diferenció de Feijóo en asuntos de máximo calado político (el consentimiento paterno en el aborto, la posible ilegalización de Bildu, alimentar el bulo de un pucherazo el 28-M…). Segundo, porque la dinámica de la campaña general, con todo el PP volcado en criticar a Sánchez, el terreno predilecto de la baronesa, impedirá que esta tenga una voz propia, y previsiblemente la azuzará a buscarla. Y tercero, porque hasta Feijóo bromea con que su día a día consista en opinar sobre lo que ha dicho Ayuso.

“Seguirá siendo un verso suelto, sin duda”, advierte un político que las ha visto de todos los colores en el partido. “Pero no va a morder, no va a hacer nada en contra de Feijóo”, matiza. “Otra cosa es si después del 23 de julio no ganamos, o no gobernamos… ahí veremos”.

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se abrazaban la noche electoral del 28-M celebrando la victoria del partido en la sede nacional del PP.
El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se abrazaban la noche electoral del 28-M celebrando la victoria del partido en la sede nacional del PP. EDUARDO PARRA (Europa Press)

¿Será para Feijóo un problema que Díaz Ayuso mantenga en la campaña de las generales su estrategia comunicativa de disparar primero y preguntar después? Sí y no. Porque el presidente del partido ha decidido hacer de la necesidad virtud. “Cuando no me dicen qué opina usted de lo que dice Ayuso, es que Ayuso no está en forma”, ironizó el líder el viernes 26 de mayo. “Y a mí me gusta que esté en forma”, añadió. “En el PP se opina. En el PP se habla. En el PP se debate libremente porque no somos una secta, somos un equipo, y por eso se habla claramente”.

Otra fuente conservadora que conoce todos los recovecos de la sede de Génova pone el acento en un cambio propiciado por las elecciones autonómicas y municipales. “Hay un hecho importante: que Almeida también ha conseguido la mayoría absoluta, y, por tanto, en Madrid ya hay contrapeso a Ayuso”, analiza en una referencia velada a la rivalidad que mantuvieron Alberto Ruiz-Gallardón y Esperanza Aguirre cuando ambos gobernaron las dos principales instituciones de Madrid. Y añade: “En las generales, Ayuso puede seguir atrayendo a votantes de Vox, pero sobre todo puede vender el modelo de política que tiene Madrid. La libertad, impuestos bajos, atracción de empresas…”

Atraer a los votantes de Vox

Feijóo, efectivamente, viene usando las políticas de la región como escaparate de lo que él quiere hacer en España, y puede volver a hacerlo en campaña. Pero el mayor activo de Díaz Ayuso de cara a la lucha por La Moncloa es su capacidad para compactar el voto de derechas (PP, Vox y Cs) en beneficio del líder nacional.

Porque Díaz Ayuso mimetizó el discurso de los ultras de tal manera en la campaña del 28-M (“ETA está viva”; “no estoy a favor del aborto, yo no mutilo a nadie”; “Sánchez se va a ir como llegó, con un intento de pucherazo”) que Rocío Monasterio acabó perdiendo dos de los 13 escaños que había logrado en 2021. Y no solo eso. Con su discurso cargado de ideología, Díaz Ayuso es capaz de movilizar a los indecisos y a los abstencionistas, como demuestran los dos sondeos electorales que realizó durante esa campaña 40dB. para EL PAÍS y la cadena SER: aunque acabó perdiendo votos con respecto a 2021, también atrajo a una gran cantidad de electores que no votaron en las anteriores elecciones, seguidos por muchos antiguos votantes de Cs y Vox. Una cualidad tan apreciada en el partido como para que todas las organizaciones regionales pidieran su presencia en mítines durante la última campaña, según una fuente de su gabinete.

El PP espera aprovechar ahora ese gran momento de popularidad de la baronesa ―”Sabes que se te quiere, que se te aprecia, que los atléticos también son de Ayuso”, le dijo el miércoles en un acto Enrique Cerezo, presidente del Atlético― en favor de Feijóo. Porque uno de los grandes fantasmas del 23-J, con las elecciones en plenas vacaciones, es la baja participación. Y el PP de Feijóo cuenta con Díaz Ayuso, y otros líderes, para que le ayude a combatirla.

“Hay mucha fluidez de comunicación entre ellos y comparten nombres”, explica un segundo colaborador de Díaz Ayuso sobre la posibilidad de que el Gobierno que está configurando ahora la líder para Madrid se vea afectado por la alineación que elija Feijóo para las listas electorales nacionales. En el caso de la del Congreso, opina otro interlocutor, el político gallego buscará doce pretorianos de su absoluta confianza para los puestos de salida (con él mismo, Cuca Gamarra, Borja Semper y, quizás, Pedro Rollán al frente).

Y después del 23-J, ¿qué? Todo dependerá del resultado. Un Feijóo en La Moncloa obligará a Díaz Ayuso a reinventarse, ya que es imposible que mantenga contra su propio líder la estrategia de oposición constante que ha diseñado contra Sánchez. Pero un Feijóo que no alcance el poder pese a llegar a los comicios con el viento de cola del triunfo del 28-M quedará debilitado. Y podría abrirse una guerra de consecuencias imprevisibles por el liderazgo nacional. Hasta entonces, la paz de conveniencia que proporciona un rival común: Pedro Sánchez.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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