Ayuso arrolla en Madrid y dispara al PP hasta una mayoría absoluta como las de Aguirre

Dos abrumadoras mayorías absolutas permitirán a Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez-Almeida (PP) seguir al frente de la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid hasta 2027. La presidenta regional ha sumado este domingo 71 escaños, mejorando en seis los obtenidos en 2021, según el balance provisional con el 97% de los votos escrutados. Por su parte, el alcalde ha pasado de 15 ediles a 29, prácticamente duplicando su balance de 2019. Ese resultado es como un viaje en el tiempo, porque devuelve al PP a 2011, última vez en la que gobernó con mayoría absoluta las dos instituciones. Más de una década después, aparecidos y desaparecidos Ciudadanos y Podemos, que no han logrado representación en ninguna de las dos circunscripciones, los conservadores volverán a tener las manos libres en su bastión de Madrid. Un resultado con ramificaciones de todo tipo. A nivel nacional, Alberto Núñez Feijóo, el líder del PP, intentará usarlo como trampolín para las elecciones generales de fin de año. A nivel interno, sin embargo, el balance refuerza a Díaz Ayuso como contrapeso y alternativa de liderazgo, y vuelve a colocar al partido de Madrid, que ella preside, como uno de los más pujantes de toda la organización. Justo lo que ocurría en tiempos de Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón.

Todo empezó el 23 de marzo. Con la solemnidad de los momentos clave, Isabel Díaz Ayuso tomó la palabra en la Asamblea y anunció un divorcio que era un reclamo electoral: “A partir de hoy, cada uno sigue su camino”, dijo mirando a Vox. Dos meses después, y tras criticar una y otra vez a la extrema derecha por haberla dejado sin Presupuestos en 2023, la líder conservadora ha construido su mayoría absoluta sobre las fugas de su antiguo socio parlamentario, que ha perdido tres diputados con el 97% de los votos escrutados (de 13 a 10). Tras absorber a los votantes de Ciudadanos en 2021, Díaz Ayuso sigue el camino de Juan Manuel Moreno Bonilla, presidente de Andalucía, que también gobierna con mayoría absoluta, y refuerza el intento del PP de reunificar bajo sus siglas a toda la derecha a la derecha del PSOE.

El éxito del Partido Popular, celebrado en las plantas nobles de la sede de Génova incluso desde antes de que acabara la votación, ha sido la derrota de la izquierda. Estos son los datos de esa hecatombe. Tras una campaña marcada por la división y los ataques cruzados entre las fuerzas progresistas, Podemos no ha logrado representación ni en la Comunidad ni en el Ayuntamiento de la capital.

En la Asamblea regional, Más Madrid se ha quedado a 44 escaños de Díaz Ayuso, con un total de 27, seguido por el PSOE, también con 27, según los datos con el 97% de los votos escrutados, que resolvían el pulso por el liderazgo de la oposición en favor de Mónica García y con un escaso margen de apenas 6.000 votos.

En el Ayuntamiento, Más Madrid también ha resistido como referente de la izquierda, pese al batacazo que supone bajar de los 19 ediles de 2019, cuando Manuela Carmena fue la candidata, a los 12 de ahora, con Rita Maestre. Le siguen el PSOE (11) y Vox (5).

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El resultado demuestra la vigencia del efecto Ayuso y corona una metamorfosis política sin casi precedentes. En 2019, la baronesa y su compañero de tique se convirtieron en los primeros candidatos conservadores en perder en estas circunscripciones desde 1987. Cuatro años después, y tras imponerse en los comicios adelantados de 2021, el tirón de Ayuso ha impulsado a Martínez-Almeida hasta un triunfo que no había predicho ninguna encuesta, y que se ha construido sobre los votantes de CS: Begoña Villacís, la vicealcaldesa del regidor en el gobierno de coalición que dirigió la última legislatura la capital, no ha logrado representación en el Ayuntamiento.

Solo el tiempo dirá cómo es la convivencia de la pareja de líderes del PP. Tras chocar durante la guerra civil que acabó con Pablo Casado, el alcalde, que quiso impedir que Díaz Ayuso presidiera el PP de Madrid, había asumido su subordinación a la presidenta. Ahora, sin embargo, el resultado lo refuerza. Y en el PP ya saben que la convivencia de dos políticos con galones en plazas tan señaladas puede provocar que salten las chispas: es lo que pasó entre Aguirre y Ruiz-Gallardón. Un tiempo pretérito y feliz para sus intereses, antes de CS, y antes de Vox, al que ahora vuelve el PP.

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