Ayuso prepara una revolución en su Gobierno con la vista puesta en las generales
La ganadora del 28-M decidirá si reforma o deroga la ley trans, estudia recuperar proyectos frustrados por Vox y remodelará el Ejecutivo mientras el PP abre la lucha por La Moncloa, cuyo resultado puede obligarle a cambiar de estrategia
La victoria por mayoría absoluta en las elecciones autonómicas del 28 de mayo es solo un punto y seguido en la estrategia de Isabel Díaz Ayuso para 2023. Con el resultado de las urnas como mejor aval para revolucionar el Ejecutivo autonómico, en el que como poco no repetirán cinco de los nueve consejeros actuales, la líder conservadora pone ya la vista en las elecciones generales del 23 de julio. Un hito que lo puede cambiar todo. Primero, su estrategia, porque si el PP llega a La Moncloa tendrá que reinventarse, pues no le valdrá con la confrontación constante contra Pedro Sánchez. Segundo, su equipo, pues Alberto Núñez Feijóo, el líder nacional, tiene bien apuntados varios nombres madrileños para las listas nacionales y una posible Administración conservadora. Y tercero, su propio futuro: una derrota del PP en las generales, o una victoria sin el premio de formar gobierno, pondrán en juego de nuevo el liderazgo nacional de los conservadores.
Pero primero, Madrid. El 13 de junio a las 10.00 se constituye la Asamblea regional, lo que enfrenta a Díaz Ayuso con una primera decisión inmediata: si mantiene a Eugenia Carballedo al frente de la institución, lo que en el PP se da por improbable, o si propone como presidente de la Cámara a otra persona, por ejemplo a su actual número dos en el Gobierno, Enrique Ossorio, o el portavoz parlamentario, Pedro Muñoz Abrines. Ese calendario abre la puerta a poder programar antes de julio la tercera investidura como presidenta de la baronesa. Además, el 17 de junio se forman los Ayuntamientos, y lo previsible es que la líder conservadora acuda a la constitución del de la capital, donde José Luis Martínez-Almeida celebrará otra mayoría absoluta. En medio, Díaz Ayuso tendrá varios días para aterrizar planteamientos estratégicos y de recursos humanos que lleva madurando desde hace semanas.
De esta manera, lo previsible es que active en cuanto pueda la maquinaria legislativa, recuperando proyectos que le tumbó Vox (bonificaciones para atraer patrimonios del extranjero, agencia de ciberseguridad...). También, que decida si presenta inmediatamente un proyecto de Presupuestos para los pocos meses que quedan de 2023, como planteó en su día el número dos del Gobierno, Enrique Ossorio, o si directamente se trabaja en los de 2024 (“No hay nada decidido”, dice una fuente gubernamental, que ve más probable lo segundo). Espera que su primer golpe de efecto sea que la Fórmula 1 llega a Madrid a partir de 2025. Y sin embargo, el grueso de su tiempo lo consumirá la remodelación de su Gobierno, que quiere pequeño y ejecutivo.
Previsiblemente abandonarán el Gobierno los titulares de Cultura, Turismo y Deporte (Marta Rivera de la Cruz), Transportes e Infraestructuras (David Pérez), y Administración Local y Digitalización (Carlos Izquierdo), que han sido incluidos en la lista electoral que encabeza José Luis Martínez-Almeida en la capital; así como el de Justicia e Interior, Enrique López, que se ha dado de baja como afiliado del PP para poder volver al mundo del derecho; y el de Sanidad, Enrique Ruiz-Escudero, al que le espera el Senado.
Varios cargos intermedios tienen posibilidades de ascender: Carlos Díaz-Pache, actual viceconsejero de Transportes e Infraestructuras; José Antonio Sánchez, viceconsejero de Administración Local y Digitalización; Carlos Novillo, viceconsejero de Interior; o Miguel Ángel García, viceconsejero de Presidencia. Y en el grupo de candidatables, proceso en el que tendrá mucho que decir el secretario general del PP regional, Alfonso Serrano, también están tres candidatos municipales (Jesús Moreno, de Tres Cantos; Ana Millán, de Arroyomolinos e Ignacio Vázquez, de Torrejón) además de políticos vinculados a Cs (por ejemplo, Patricia Reyes).
“No es una cuestión de errores”, justifica Díaz Ayuso los cambios en el Ejecutivo, que afectan a tres consejeros que no le apoyaron en su guerra interna contra Pablo Casado (Pérez, Izquierdo y López). “Es cuestión de una situación nueva, ahora soy presidenta del PP de Madrid, y todo se ha hecho con el equipo del presidente nacional”, sigue en referencia a Núñez Feijóo. “Él mismo me ha pedido opinión acerca de qué cosas puede mejorar en la Comunidad [si llega a La Moncloa]”.
Porque Núñez Feijóo y Díaz Ayuso están haciendo de tripas corazón. Exhiben coordinación y complicidad. Pero bajo el manto de los piropos cruzados bullen las discrepancias estratégicas e ideológicas, que tanto incomodan en la dirección nacional, y tanto obligan a recordarse a los consejeros de Feijóo que el verso libre de Ayuso trae un inmenso caudal de votos a la casa común del PP. Ejemplos sobran. Han saltado las chispas por las discrepancias alrededor del consentimiento paterno en el aborto. Por la posibilidad de impulsar la ilegalización de Bildu. Por la propuesta de que gobierne la lista más votada. Y, sobre todo, porque el político gallego se la jugará a todo o nada en las generales, lo que provoca que las próximas semanas vayan a estar marcadas por una tensa espera enmarcada en el esfuerzo común por llegar a La Moncloa.
Esto dijo Díaz Ayuso durante la campaña del 28M: “Feijóo tiene —tenemos todos, se corrigió sobre la marcha— una única oportunidad de cambiar las cosas”. Unas palabras que sonaron con el eco de los retos en la séptima planta de la sede nacional de la calle Génova, igual que cuando la baronesa alimentó el bulo de que podía haber “un pucherazo” en el 28M.
“En el PP se opina, se habla libremente; porque no somos una secta, somos un equipo”, reaccionó Núñez Feijóo, templando ánimos porque La Moncloa bien vale algunas incomodidades.
Mientras llegan las elecciones que aclararán ese panorama, Díaz Ayuso diseña un gobierno y un PP regional a su medida, en el que todas las miradas siguen los pasos del poderoso jefe de gabinete de la presidenta, Miguel Ángel Rodríguez.
“Últimamente, me lo preguntan, pero yo le veo muy a gusto. Hará lo que quiera hacer”, explica la propia Ayuso en conversación con este diario sobre la posibilidad de que su mano derecha deje el Ejecutivo por voluntad propia. “Ni nos lo hemos planteado”.
Fuentes gubernamentales insisten en que no habrá ningún cambio. La tesis de la continuidad es también avalada por el entorno del propio jefe de gabinete. Y aunque en los últimos días hubo palabras que sonaron a despedida (“Eres el mejor”, dijo Ayuso; “Solo te dejaré marchar si sales por Durango [localidad vasca en la que el jefe de gabinete cerró simbólicamente la lista electoral del PP]”) el adelanto electoral decretado por Pedro Sánchez revienta cualquier planteamiento previo. Como dijo una fuente gubernamental: “Aquí hay mucho trabajo por hacer durante unos meses”.
El asunto, por lo tanto, parece quedar aparcado como poco hasta agosto. Entonces volverán las mismas preguntas que han correteado por los pasillos de la sede de Génova en los últimos meses. Si Núñez Feijóo llega a La Moncloa, eliminando la opción de chocar a diario con el presidente del Gobierno, como viene haciendo desde 2019 Díaz Ayuso con Sánchez, ¿no hay que retocar la estrategia y el discurso? Con una mayoría absoluta como la de Díaz Ayuso, y terminada la campaña de las generales, ¿no se tiene que pasar de un perfil de oposición a uno más institucional, modificando el tono y las formas? ¿Es todo eso compatible con mantener el mismo equipo?
Por si acaso, la misma noche del 28M, el poderoso jefe de gabinete dejó un mensaje conjugado en presente: “Un honor estar en el equipo”.
Hace 4 años empecé con una maravillosa persona que tenía una encuesta con 22 diputados. Hoy trabajo con un animal político que tiene la mejor intuición y la que más trabaja: la valiente ha conseguido mayoría absoluta. Un honor estar en el equipo pic.twitter.com/G8G15ruahW
— MÁR (@marodriguezb) May 28, 2023
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