El PSOE no quiere ni teme elecciones

Algunas frases, sacadas del argumentario más básico de los últimos cinco años, se antojan estrafalarias y, sobre todo, fuera de la realidad tras las elecciones del pasado domingo. “Todo está pactado entre Pedro Sánchez, Puigdemont, Junqueras y Otegi”. Esta aseveración, rematada con “todo es un paripé”, tan falsa e irreal, es pura inercia de sectores conservadores que podrán invocar que ya lo avisaron cuando llegue el otoño y, quizá, Sánchez tenga una mayoría para ser investido presidente. Sí, y será con el apoyo de los líderes de Junts per Catalunya, ERC, EH Bildu, BNG y PNV. Por si acaso, en el PP a los peneuvistas se les excluye de la demonización. Tampoco Sumar, encabezada por Yolanda Díaz, es objeto de especial mención, salvo que puede darse por aludida cuando desde el PP y Vox se dice que Sánchez se apoyará en los comunistas. Pero nada está acordado, ni por aproximación. Sí es una realidad que la mirada se clava en Cataluña y en el País Vasco. En medio del descanso de un par de semanas, que incluye a todas las primeras filas de los partidos, se elaboran hipótesis, escenarios y situaciones que pueden darse, junto a conversaciones y contactos del todo secretos.

En primer lugar, la investidura. Primero, Feijóo dará el paso, con dudas, pero parece que es la línea más fuerte de pensamiento; después, Sánchez. Pero también, en las reflexiones entra de lleno el día siguiente a la investidura: la gobernabilidad. Los socialistas son conscientes de que esta legislatura, aunque tienen experiencia de negociación continua y con éxitos, algunos holgados y otros in extremis, puede ser mucho más fatigosa y estresante. A ver hasta dónde va a llegar Junts en sus exigencias, sin caer en el error de pensar que ERC no pondrá las cosas difíciles a los socialistas. Los nuevos interlocutores de ERC serán Teresa Jordá, con habilidad especial para la negociación, y Jordi Salvador. No hay reproche de fondo a Gabriel Rufián, ni dentro ni fuera de su partido, pero es un tiempo nuevo y todos los equipos serán renovados. En el PSOE no excluyen que la negociación concluya sin acuerdo. Se sentarán a con la determinación de sellar un pacto, pero sin pánico a la hipótesis de que todo acabe con nuevas elecciones en invierno.

El PSOE ofrecerá avanzar hacia una España federal. Este lenguaje es natural entre los socialistas vascos, como se ha escuchado en las últimas horas al secretario general del PSE-PSOE, Eneko Andueza, cuyo partido ha sido ganador en el País Vasco, como también al PSC en Cataluña. No es ajeno el discurso del federalismo en el PSOE ni se trata de un lanzamiento ex novo del líder vasco. Una amplísima doctrina sobre una reforma constitucional, con reformas previas de los estatutos de autonomía, y votación en esas comunidades de los nuevos textos, reposa en los archivos digitales y en papel del PSOE. Su máximo impulsor fue el ex secretario general Alfredo Pérez Rubalcaba, fallecido hace cuatro años, que plasmó todo un proyecto de reforma del Estado autonómico en la llamada Declaración de Granada de 6 de julio de 2013.

En esta década ha habido un intento de secesión, una declaración de independencia, un 1 de octubre traumático, condenas judiciales, cárcel e indultos tras casi cuatro años de prisión de quienes no huyeron como Puigdemont. “No estamos por la repetición de las elecciones, a nadie le interesa, pero el PSOE tiene que esforzarse mucho más que hasta ahora para que haya acuerdo”, apuntan a EL PAÍS, fuentes de ERC. “A ver qué ponen los socialistas sobre la mesa de negociación” es la respuesta, sin entrar aún en más detalles.

Los interlocutores republicanos reconocen que la relación con Junts no es buena, sino de desconfianza, pero tienen que entenderse para formar un frente común en la negociación con Sánchez. No tienen intención, sin embargo, de incluir a Sumar, es decir, a En Comú Podem, como interlocutores. Se consolida la consideración de adversarios a los comunes y a Yolanda Díaz. Las mejoras económicas para Cataluña están sobre la mesa, pero ERC no quiere quedarse atrás respecto a las demandas de Junts, aunque con matices. El horizonte de la autodeterminación es tan republicano como de Junts. Está por ver si Puigdemont pone esa exigencia como condición para sentarse a hablar. Si es así, la ruptura será un hecho, según interlocutores socialistas.

En el PSOE parten de la premisa de que a Junts no le interesaría una repetición de las elecciones que ellos habrían provocado. Los socialistas remachan que no quieren elecciones, pero tienen muy presente que el PSC ha sido primera fuerza política y no se les podría responsabilizar de una nueva llamada a las urnas. Ellos sabrán a qué se exponen, es la última palabra de interlocutores socialistas cuando se agotan los argumentos respecto a qué ocurrirá si Sánchez no cede a un referéndum vinculante y a la amnistía de los cientos de catalanes incursos en procesos judiciales derivados del procés. Entonces, habrá elecciones. Al hilo de las reflexiones está presente si no sería mejor para el PSOE llamar de nuevo a las urnas. No hay temor a las elecciones, salvo la evidencia ante los ciudadanos de la incapacidad de gestionar el resultado electoral, pero sí a una legislatura que discurra entre sobresaltos y no por una pandemia, o una guerra, sino por exigencias imposibles en quienes se tiene que apoyar el Gobierno.