Hechos probados | El papel mojado de los pactos para que gobierne la fuerza más votada
El PSOE y el PP han ofrecido en 2007, 2014, 2019 y 2023 pactos de Estado para dejar gobernar a la fuerza más votada. Pero ambos partidos han rechazado siempre, en función de sus intereses, el acuerdo que ofrecía la otra parte
Alberto Núñez Feijóo, candidato del PP a la presidencia del Gobierno, ofrece ahora al socialista Pedro Sánchez firmar un acuerdo para garantizar la investidura de la fuerza más votada tras las elecciones del próximo 23 de julio. Propone este pacto para evitar una alianza con Vox, el partido ultra situado a su derecha que cuestiona principios básicos de la democracia y de la Constitución.
Feijóo ofrece este pacto —tercero que intenta el PP en democracia— convencido de que “no se puede gobernar perdiendo”. Sin embargo, como jefe de la formación conservadora durante el último año, ha impulsado gobiernos en decenas de ayuntamientos donde la fuerza más votada era el PSOE.
Además, el PP gobernó en Andalucía entre 2018 y 2022 tras perder las elecciones con los peores resultados de su historia. Y en 2019 repitió el modelo en Madrid, Castilla y León y Murcia. “Nosotros no gobernaremos perdiendo”, afirmó Feijóo el pasado lunes. Sin embargo, lo harán en Extremadura dentro de unos días.
Lo que dice la ley
La ley electoral que regula el funcionamiento de los ayuntamientos permite que, si nadie consigue la mayoría absoluta de los votos en primera votación, gobierne la lista con más papeletas. Sin embargo, para lograr la investidura en la mayoría de las comunidades y en el Estado (y lograr la investidura) hay que buscar acuerdos para obtener mayorías suficientes (absoluta en primera votación o más síes que noes en segunda votación).
Los antecedentes
El PP no es el único partido que aprovecha los acuerdos con formaciones de ideología parecida para ganar poder sin ganar las elecciones. El PSOE inició estas prácticas en los primeros comicios democráticos de la capital de España.
Madrid, abril de 1979. Enrique Tierno Galván sacó en 1979 menos votos que el candidato de UCD, José Luis Álvarez, pero los mismos concejales. Apoyado en el PCE, logró ser elegido alcalde sin mucho ruido político por lo ocurrido. El candidato de UCD denunció entonces, con escasa repercusión, “el frentepopulismo en detrimento de la democracia que ignora el resultado de las elecciones”. El líder del PCE, Santiago Carrillo, llegó a denunciar entonces las maniobras de UCD para ganar la Alcaldía de Madrid a cambio de prometer a los comunistas la presidencia de la diputación provincial.
El partido de Adolfo Suárez, víctima de los acuerdos de la izquierda en la capital de España, se vengó en Aranjuez (Madrid) dando sus votos a la ORT para impedir un alcalde del PSOE, la fuerza más votada. Todo el mundo entendía el pacto entre las fuerzas de izquierda para hacer alcalde a Tierno Galván en Madrid y a cientos de socialistas en ayuntamientos de toda España.
España vivió entre 1975 y 2011 un bipartidismo casi absoluto. El PP apenas podía aspirar a gobernar en ayuntamientos y comunidades si no conseguía mayoría absoluta porque el resto de partidos minoritarios solía ponerse de acuerdo con el PSOE para frustrar sus intentos de investidura.
Madrid, 1991. El socialista Joaquín Leguina perdió las elecciones autonómicas. Ganó Alberto Ruiz-Gallardón, pero Izquierda Unida se alió con el PSOE para dejar al PP en la oposición. El dirigente popular se lamentó: “Sería desastroso un Gobierno en minoría absoluta sin el compromiso de IU. Si el PSOE queda hipotecado por las tesis comunistas volveríamos a 1979″. Ruiz-Gallardón ganó las siguientes elecciones autonómicas (1995) con mayoría absoluta. Casi 28 años después, el PP sigue gobernando en la Comunidad de Madrid.
Canarias, 2007. El socialista Juan Fernando López Aguilar, ministro de Justicia en el primer Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, fue candidato de su partido a la presidencia de Canarias en 2007. Ganó las elecciones, pero gobernó Coalición Canaria (la segunda fuerza en las urnas) gracias al apoyo del Partido Popular. Mariano Rajoy (PP) propuso entonces una reforma de la ley electoral para impedir que un partido con menos del 30% de los votos pudiera gobernar. La propuesta beneficiaba al PP —recuperaría los gobiernos de Baleares y Cantabria―, aunque evitaría que el PSOE perdiera Canarias.
Navarra, 2007. Aquel año, el PP agitaba la polémica por el supuesto pacto que los socialistas navarros iban a cerrar con los nacionalistas de Geroa Bai para impedir un Gobierno de UPN, los más votados en las elecciones que ejercían de socios de la formación conservadora. Pero los socialistas navarros renunciaron a ese pacto, por imposición de la dirección nacional del PSOE, y con su abstención facilitaron la investidura del candidato de UPN.
País Vasco, 2009. Pactar con los nacionalistas vascos estaba mal visto. De hecho, el acuerdo entre socialistas y populares contra la deriva independentista del Gobierno del PNV en Euskadi propició, solo dos años después, el primer lehendakari socialista, Patxi López, con los votos de PSE (25) PP (13) y de UPyD (1), pese a que la fuerza más votada en aquellas elecciones fue el PNV.
Agosto de 2014. A escasos meses de las elecciones municipales y autonómicas, el PP ofreció un pacto de Estado para reformar la ley electoral de manera que se garantizase la alcaldía al candidato con más del 40% de los votos, siempre que sacase una ventaja clara a la segunda fuerza política. La propuesta fue rechazada por el PSOE.
2015. Tras ganar las elecciones de 2011 por mayoría absoluta, Mariano Rajoy se encontró tras los comicios de finales de 2015 lastrado por la corrupción de su partido, con un resultado inmanejable. En la ronda de consultas con el rey Felipe VI, ya en enero de 2016, el candidato del PP renunció a presentar su candidatura a la investidura. Rajoy aclaró que no tenía votos suficientes para ganar porque se quedó muy lejos de la mayoría absoluta. El expresidente del Gobierno explicó entonces, y lo hizo algunos años después, cuando el problema lo tenía el PSOE, que una cosa es lograr la investidura y otra gobernar.
Las frases
Las dos posturas de Rajoy sobre la investidura
El caso es que Rajoy solo pudo salir investido algunos meses después tras la repetición de las elecciones y gracias a la abstención del PSOE, lo que desencadenó una profundísima crisis en el partido y la destitución de su entonces secretario general, Pedro Sánchez, quien dimitió como diputado para no dar el Gobierno al PP.
Algunos años después, Sánchez derribó a Rajoy en una moción de censura tras la sentencia que condenaba a la formación conservadora por corrupción. El nuevo Gobierno, sin mayoría para aprobar leyes o presupuestos, se disolvió en unos meses y las elecciones generales dejaron una situación muy complicada, con el PSOE como primera fuerza pero muy lejos de la mayoría absoluta.
Pedro Sánchez fracasó en la sesión de investidura, pero propuso un pacto de Estado para acabar con el bloqueo, consistente en modificar el artículo 99.1 de la Constitución de manera que se permitiese gobernar a la fuerza más votada si nadie lograba reunir votos suficientes. Sánchez justificó su propuesta en la “estabilidad del sistema” y para que “nunca más volviera a ocurrir el bloqueo en España”.
- Texto de referencia: Artículo 99.1 de la Constitución.
El ofrecimiento de pacto de Pedro Sánchez
Ni Pablo Casado (PP) ni Pablo Iglesias (Podemos) aceptaron la propuesta. “Va contra lo que han votado los españoles, porque cuando quieren un Gobierno de partido único le dan mayoría absoluta. Ya lo hicieron con Felipe González y con Aznar. Pero si los ciudadanos votan a diferentes fuerzas políticas, lo que están diciendo es que no quieren un Gobierno de partido único, quieren que nos pongamos de acuerdo. Parece poco serio querer reformar la Constitución para cambiar la voluntad de los ciudadanos españoles”, sentenció Iglesias.
El Partido Popular olvidó entre 2018 y 2023 defender una reforma legal para que la fuerza más votada pudiera gobernar aun sin tener la mayoría suficiente en el Parlamento para sacar adelante la investidura. Y el PSOE, tras repetir elecciones y pactar un Gobierno en minoría con Podemos, olvidó su reforma de la Constitución al comprobar el escaso apoyo del resto de partidos.
Feijóo recupera ahora la idea cuando todas las encuestas pronostican que su partido será la fuerza más votada en las próximas elecciones generales. Su oferta de pacto de Estado basada en un compromiso político firme ―”Nosotros no gobernaremos perdiendo”― contrasta con los hechos de su partido en decenas de instituciones municipales y alguna comunidad autónoma. Perdieron las elecciones y gobiernan con el apoyo de Vox, el mismo partido al que parecen no querer como aliados tras las elecciones del día 23.
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