La brecha oculta que da ventaja al PP: los mayores de 75 años se rinden a Guardiola

“Me gusta, sí. Es simpática, muy cercana”, afirma Juan Antonio Rodao, albañil jubilado de 80 años, que pasea a su perra, Jara, mientras espera a que su mujer salga de misa. Es una de las fórmulas —“me gusta”, “me cae bien” o similares— usuales entre los septuagenarios y octogenarios que dan a EL PAÍS su opinión sobre María de Guardiola en Puebla de la Calzada (Badajoz, cerca de 6.000 habitantes), uno de los pueblos que la candidata del PP ha visitado esta semana en su ruta de campaña antes de las elecciones del 21 de diciembre, en las que parte como favorita. Por un lado, hay un extendido agrado por su carácter. Por otro, hay una poco elaborada motivación política de su respaldo. “Que nos gusta, a mí y a mi mujer”, explica sin más Rodao.

En su intento de ser reelegida, la presidenta cuenta con una importante ventaja entre los mayores de 75 años, el último de los siete tramos de edad en los que el CIS divide a los encuestados. El 43,8% de intención de voto que tiene el PP es el mayor porcentaje de cualquier partido en cualquier tramo. Ninguna otra formación llega al 38% en ningún grupo, según los datos el reciente barómetro de Extremadura.

La distancia que saca el PP al PSOE, casi 13 puntos, y sobre todo a Vox, cerca de 40, es mucho mayor que en el conjunto de la población, de 6,9 y 16,7, respectivamente. A diferencia de lo que ocurre entre los 65 y los 74 años, donde el PSOE resiste como partido más fuerte, después de los 75 cae al segundo puesto al bajar del 38,5% de antes de las autonómicas de 2023 al 30,9% de ahora. Eso sí, los resultados más pobres son los de Vox (4,6%) y sobre todo los de Unidas por Extremadura, la coalición que une a Podemos e IU (0,1%), lo que confirma la dificultad de los nuevos partidos y marcas para abrirse paso entre los electores conforme el pelo se encanece y la piel se arruga, algo que sufrieron los morados incluso en su etapa más poderosa y que luego le tocó comprobar a Ciudadanos.

El resultado es que, entre los más mayores, Guardiola golea, apoyada en una subida del PP en la franja de más de 75 años del 26,2% al 43,8%, más pronunciada que la obtenida en el conjunto del electorado, del 24,7% al 30,9%. La brecha es tan grande a partir de los 75 que impulsa al partido de Guardiola a ser el que más intención de voto tiene en el conjunto de los jubilados, tradicional espacio de fortaleza del PSOE extremeño. Los mayores de 75 son también los que dan una mayor valoración a Guardiola, 6,79 puntos, rozando el notable, frente a un 5,42 de media en el resto de grupos. Entre los mayores de 75, ningún otro candidato llega ni al 4,4.

En una encuesta, la columna de intención de voto de mayores de 75 es de esos rincones estadísticos capaces de dibujar una sonrisa o una mueca de espanto en un asesor de campaña. El comportamiento ante la urna de los más mayores no suele obtener tanta atención mediática como el de los más jóvenes, sobre todo ahora que se está dando un pendulazo hacia la derecha entre los varones en las primeros grupos de edad. Pero, ante unos comicios, los más mayores son más decisivos. Según datos del censo electoral, hay inscritos para el 21-D 125.008 hombres y mujeres de 75 años o más, un 14,5% del total de 860.359 posibles votantes. Son 53.273 más que los jóvenes de 18 a 24 de cuya creciente inclinación por Vox tanto foco acapara. De los grupos en que el INE divide al electorado, solo hay dos con más inscritos, de 45 a 54 y de 55 a 64.

Además, los mayores votan más. Solo un 1,2% de quienes ya han soplado las 75 velas declaran que no votarán el 21-D. Con toda seguridad, luego habrá más abstención, en un grupo en el que además pesan más los problemas de salud, pero en cualquier caso es el tramo de edad en el que menos abstencionistas declarados hay.

“No se sofoca”

En Puebla de la Calzada el partido más votado es el PSOE en las municipales, las autonómicas y las generales. Sin embargo, en el testeo a ocho personas mayores que realizó este periódico para conocer opiniones sobre Guardiola, solo afloró una crítica. Fue de una señora elegantemente vestida que afirmó que no le parecía adecuada la visita de la presidenta en la Fiesta de la Inmaculada, cuando el pueblo se engalana para la procesión de la Purísima, para dejarse ver ante los periodistas, en una jornada en la que Guardiola asistió a misa y luego caminó junto al sacerdote tras los costaleros. “La protagonista debe ser la virgen”, dejó dicho la mujer antes de dar por acabada la conversación sin dar su nombre. En los demás, casi todo fueron parabienes y solo algún comentario indiferente, como el de un señor que dijo no creerse demasiado a nadie, ni a Guardiola ni a ningún otro.

A sus 77 años, Leonardo Pinilla, ganadero jubilado, es el guardiolista más entusiasta. Afirma que alguna vez ha votado al PSOE en las municipales de Puebla de la Calzada, donde cree que hay alcaldes socialistas que han hecho un buen trabajo, pero su apoyo a Guardiola no se negocia. “Es sensata, no se sofoca. Y es clara, hace lo que dice”.

— Tras las autonómicas de 2023, dijo que no gobernaría con Vox y gobernó.

— Desde que salió, Vox le ha estado tirando piedras —justifica.

Aunque no tiene mala opinión de Vox, a su juicio son Santiago Abascal y los suyos los culpables de la conflictiva relación con Guardiola, hostilidad que ve grave cuando el enemigo común del PP y Vox es “el otro”, en referencia a Pedro Sánchez.

De vuelta a Juan Antonio Rodao, que espera con su perrita a que su mujer salga de misa, en la charla con él aparece un factor que lo aproxima no solo a Guardiola, sino al PP. “El pueblo está muerto, no hay nadie”, dice. Que las elecciones sean autonómicas, y no locales, no parece importarle. Quiere que “esto cambie”, afirma, y Guardiola, presidenta desde 2023, para él representa algo nuevo.

A sus 83 años, Rosario Muñoz lo dice a las claras: “Quiero que Guardiola siga, voy a votar por ella”. “Todos son iguales, dicen una cosa y luego no cumplen, pero bueno, esta mujer me cae muy bien”, añade, incluyendo en el catálogo da razones que alimentan su simpatía por la candidata del PP que su marido —dice— ha trabajado en una oficina cercana del BBVA.

— Y de lo que ha hecho por Extremadura, ¿qué destacaría?

— Ah, yo de eso no...

No quiere entrar en detalles. Le gusta Guardiola y ya.

Bien abrigadas en una terraza de la Plaza de España, toman sus cafés Isabel Cabezudo, de 73 años, y Cati Rubio, de 80. Ni una ni otra tienen decidido a quién votarán. Rubio incluso duda si votará, aunque sí sabe que no será al PP, porque ella tira hacia la izquierda. Eso sí, su opinión sobre Guardiola es positiva. “La veo buena gente”, dice. Cabezudo desarrolla un poco más: “Es verdad que aquí hemos tenido alcaldes del PSOE muy buenos, pero se oye hablar bien de ella”.

Razones de una brecha

Juan Francisco Caro, director del instituto de investigación social Opina 360, ve “llamativa” la brecha a favor del PP desde los 75 en Extremadura, cuya verosimilitud se refuerza por el hecho de que —a diferencia de lo que ocurre entre los de 65 y 74— los de la franja de mayor edad declaran haber votado más al PP que al PSOE ya en 2023. “Parece que, a pesar de medidas como las revalorizaciones de las pensiones con un Gobierno [central] socialista, hay una parte del electorado del PSOE de mayor edad dando el paso al PP, lo cual puede chocarnos porque las generaciones mayores son las fieles, las que menos cambian el voto“, señala Caro, que cree que es pronto para examinar las razones pero, en línea con lo que indican las impresiones recabadas en Puebla de la Calzada, afirma que Guardiola ha hecho un esfuerzo comunicativo por mostrarse como una líder cercana, lo cual podría estar dando frutos. “Durante los incendios del verano, por ejemplo, se la vio en las zonas afectadas, escuchando a la gente", señala Caro, que cree que la candidata popular ha tomado nota del tipo de liderazgo de Guillermo Fernández Vara.

Otro posible factor, según Caro, es una posible atenuación del “miedo al PP”, durante lustros un combustible de la hegemonía socialista en comunidades como Extremadura y Andalucía, que habría empezado a disiparse con José Antonio Monago como presidente (2011-2015), en un proceso que estaría continuando con Guardiola.

Paco Camas, director del instituto de investigación sobre opinión pública Ipsos en España ve esta mayor inclinación por el PP a partir de los 75 coherente con un fenómeno generalizado: la creciente brecha favorable al gran partido histórico a la derecha entre las mujeres en el electorado de más edad, más marcada cuanto mayores son los electores al tener ellas una mayor esperanza de vida. Ello es observable incluso en la muestra del barómetro del CIS sobre Extremadura. A partir de 75 años, el 60% de los encuestados son mujeres, frente a un 40% de hombres.