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La amenaza de Abascal de forzar el relevo de Guardiola recrudece el pulso en la derecha

El líder de Vox pone a la líder del PP en la diana: “Quizás tengan que cambiar de candidato”. La presidenta lo acusa de machismo; Feijóo, de caciquismo

Una premisa amenazante establecida por Santiago Abascal penderá durante toda la campaña extremeña hasta el 21 de diciembre, y puede que también después, sobre María Guardiola. Si la candidata del PP no “pasa por el aro” —es decir, si no cede a sus exigencias—, tendrá que “repetir elecciones”, dijo ya en noviembre el líder de Vox. A esa advertencia, Abascal ha sumado ahora otro aviso: si el PP quiere mantener la presidencia con el apoyo de Vox, es posible que tenga que sustituir a Guardiola. Eso es poner en la diana a la candidata del partido líder en las encuestas, a la presidenta en busca de reválida. Palabras mayores. El desafío tuvo una respuesta acorde, con Guardiola acusando a Abascal de machismo y su jefe de filas, Alberto Núñez Feijóo, de “caciquear”. Así que la campaña arranca con un choque en el campo derechista, un espacio en crecimiento donde el PP y Vox pugnan por hacerse con la máxima fuerza posible para negociar el reparto de poder a partir del día 22.

Siempre que el PP y Vox han tenido la oportunidad tras unas autonómicas, han pactado. Más allá de amenazas y ultimátums, sea con Vox dentro o fuera del Gobierno, han acabado sellando un acuerdo que hacía presidente al cabeza de cartel de los populares. Esta vez, Abascal insiste en que eso no está garantizado. Ante una pregunta sobre la posibilidad de apoyar a un candidato del PP que no sea Guardiola, dado que esta le parece alejada de las líneas rojas de Vox, Abascal respondió en una entrevista publicada este viernes en el periódico Hoy: “No somos nosotros los que vamos a quitar y poner candidatos de otros partidos, es una decisión que no nos compete, salvo que las cosas se pongan muy feas”. Ante la insistencia del periodista, el líder del partido —que está eclipsando casi por completo a su candidato, Óscar Fernández—, amplió su respuesta: “No voy a decir que no lo haya pensado, pero es el PP el responsable de elegir a sus dirigentes. Si Guardiola se empecina…”. Y remató así: “Quizá el PP tenga que tomar la decisión de cambiar de candidato”.

Que un partido se presente a las urnas con un candidato y al final salga presidente otro de ese mismo partido no es frecuente, pero tampoco sería inédito. En 2016, la CUP vetó a Artur Mas, candidato de Junts Pel Sí, y así fue como se convirtió en president Carles Puigdemont. Guardiola es una candidata que suscita el máximo rechazo de Abascal, que la presenta como ejemplo de un PP que ve casi indistinguible del PSOE. “Socialismo azul”, la ha llamado en varias ocasiones, en contraste con otro PP que considera más proclive al pacto, el personificado por Carlos Mazón primero y Juan Francisco Pérez Llorca ahora en la Comunidad Valenciana, donde los populares compran su discurso contra el pacto verde y la inmigración.

Los “señoros” de Vox

Ante la identificación de Guardiola como estandarte de un PP supuestamente blando con el que Vox ve difícil pactar, hasta el punto de poner sobre la mesa la idea de un cambio de candidato si las cosas se ponen “muy feas”, la presidenta extremeña y su jefe de filas optaron por una respuesta contundente. “Yo no paso por el aro de lo que quiera el señor Abascal, que no conoce para nada Extremadura. Igual me tienen un poquito de miedo los señoros de Vox”, afirmó, tirando de una expresión, “señoro”, usada por las feministas, sobre todo las jóvenes, para caricaturizar a los hombres maduros que tratan con condescendencia a las mujeres. Es más, durante la visita a Hervás (Cáceres) en la que hizo estas declaraciones, Guardiola afirmó que las palabras de Abascal tienen un “tufo machista”. Sabe que golpea en un punto débil de Vox, el electorado femenino. En la encuesta extremeña del CIS, el partido de Abascal tiene una intención de voto del 21,9% entre ellos, y del 6,7% entre ellas. Es una brecha de más del triple. En cambio, hay más mujeres que hombres que prevén votar al PP y al PSOE.

En su agenda paralela a la de Guardiola, Feijóo recaló este viernes en Casar de Cáceres, cuna de uno de los quesos más valorados, la torta del Casar. El presidente del PP aprovechó su visita a la fábrica Quesos del Casar para reforzar a su candidata con una encendida defensa de sus cualidades, que a su vez contenía un ataque a la escasa autonomía del aspirante extremeño de Vox, Óscar Fernández. “Nuestros candidatos no son marionetas que decidimos en Madrid. Yo no sé cómo se llama el candidato de Vox. Creo que la mayoría de los extremeños no lo saben, pero aquellos que lo sepan sabrán que ese candidato ha sido puesto desde Madrid”, afirmó Feijóo, que fue un paso más allá y contrastó la legitimidad de Guardiola con las —a su juicio— cacicadas de Abascal: “Ese tipo de conversación en Vox es posible, en mi partido es imposible. En mi partido no es posible caciquear con candidatos prefabricados”. El líder del PP insistió en una idea central de la campaña popular: estas elecciones —dijo con un nutrido surtido de quesos a su espalda— suponen una elección entre su partido y todos los demás, también Vox, que “pretenden bloquear” esta tierra. Es una forma de llamar al voto útil, que se tropieza esta vez con un problema: la fidelidad a Vox de más del 80% de su electorado, más que en cualquier otro partido.

Abascal les dio respuesta desde Cáceres. “¿Qué coño tiene esto que ver con el machismo [su declaración sobre Guardiola]? ¡Si yo no estoy diciéndole nada por ser mujer, solo estoy diciendo que es incapaz de llegar a acuerdos porque es una señora soberbia! ¿A quién me recuerda? La señora Guardiola es la Irene Montero de Extremadura”, dijo Abascal en un mitin, en el que advirtió a Feijóo, que había dicho que no sabe cómo se llama el candidato de Vox, de que “va a saber quién es Óscar Fernández” tras el 21-D cuando el PP se ponga a negociar con él.

En línea con un mensaje según el cual Guardiola está ralentizando el proceso de despegue económico de Extremadura que impulsaron los presidentes socialistas Juan Carlos Rodríguez Ibarra y Guillermo Fernández Vara, el candidato del PSOE, Miguel Ángel Gallardo, arrancó su campaña con una visita a un Inquiba, una empresa química de Guareña (Badajoz), donde defendió el desarrollo industrial como la mejor forma de retener y hacer volver a los jóvenes. La candidata de Unidas por Extremadura, la coalición que aúna a Podemos e IU, asistió a una concentración del sindicato USO reclamando una subida salarial para los funcionarios.

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