Pere Aragonès: “Sánchez debería depurar el CNI para ser creíble”
El president de la Generalitat y candidato a la reelección por ERC defiende que “sus valores están en las antípodas de los que consideran la política una pura agenda personal”
Una generosa lluvia cae sobre Barcelona, el episodio más largo y cuantioso del último año. Pere Aragonès (Pineda de Mar, 41 años) llega a la entrevista con este diario paraguas en mano. Sonriente. “Es una buena noticia que llueva”, afirma el president y candidato a la Generalitat por Esquerra Republicana. No es el único chaparrón que ha vivido esta campaña: encajonado entre el socialista Salvador Illa y el cabeza de cartel de Junts, Carles Puigdemont, el republicano busca convencer al electorado vendiendo su gestión y ofreciéndose como un líder, como se define, alejado del perfil testosterónico y sin vocaciones mesiánicas.
Pregunta. Pedro Sánchez se queda. ¿Cómo afecta esa decisión en la campaña catalana?
Respuesta. Ha utilizado el sentimiento de solidaridad ante el ataque de la ultraderecha para sus propias conveniencias políticas. Ha sido un profundo error, no era necesario. Es absolutamente desproporcionado. Ante el ataque y el acoso a la familia, toda la empatía y solidaridad; pero vemos un intento de manipular a la opinión pública en beneficio propio, manteniendo la incertidumbre durante cinco días.
P. ¿Cree al presidente?
R. No. Sánchez ha empezado en sí mismo y ha acabado en sí mismo, sin propuestas sobre la mesa. Ahora intentará dar cobertura a este error. Todo este episodio está muy alejado de mis valores y de mi manera de entender la política.
P. ¿Qué cambios tendría que hacer para que esa cruzada contra la extrema derecha sea creíble?
R. En primer lugar, depurar el CNI de aquellos elementos que permitieron el espionaje a decenas de ciudadanos, basándose en noticias falsas. Tenemos una Audiencia Nacional que es heredera del tribunal de orden público franquista; un Código Penal con una configuración de los delitos de terrorismo ambigua. Hay promesas que ha hecho de forma reiterada que después no ha cumplido, como la derogación de la ley mordaza.
P. ¿Salvador Illa sale ganando con la permanencia de Sánchez?
R. Creo que no. ¿Alguien se imagina a un presidente de la Generalitat que cada vez que tiene una denuncia de Manos Limpias se va cinco días a reflexionar? Yo acumulo dos querellas por su parte, además del espionaje del CNI.
P. ¿En qué ha fallado usted en esta legislatura?
R. Viendo la dinámica política, la paciencia se me tendría que haber acabado antes unas cuantas veces. Hemos querido llegar a acuerdos cuando otros actores políticos trabajaban claramente por el interés partidista. Pero hemos dado grandes pasos adelante, como revertir los recortes y reducir el paro para acabar la legislatura con la amnistía a punto de ser aprobada.
P. ¿Le ha faltado mano dura?
R. He tenido siempre una mano tendida, es bueno. Pero, probablemente, si miro atrás, tendríamos que haber dicho “basta” en algunas ocasiones de una forma más clara.
P. ¿Tiene la sensación de que la ciudadanía no ha entendido la obra de su Govern?
R. Hay una parte que tiene unos efectos a medio plazo. Pero estoy convencido de que aquella ciudadanía que no la haya percibido, lo hará en los próximos meses y años.
P. ¿Han mentido en su oposición al proyecto del megacasino del Hard Rock en Tarragona?
R. No.
P. Decía que no era su proyecto pero al mismo tiempo renovó las condiciones del contrato con esa empresa el día que firmó el acuerdo de presupuestos con el PSC
R. No es mi proyecto. Yo he impulsado un modelo económico alternativo en el Camp de Tarragona. Ese acuerdo, que se publicó en el portal de transparencia, lo único que hizo fue actualizar las condiciones de otro que ya era vigente.
P. ¿Lo mejor no sería que se explicaran abiertamente las consecuencias económicas que tendría para la Generalitat incumplir el acuerdo del Hard Rock y dejar que la ciudadanía decida?
R. En primer lugar, para que se retirara el proyecto debería haber una mayoría política que lo hiciera posible. PSC, Junts, PP, Ciutadans y VOX suman 85 diputados que son entusiastas del Hard Rock.
P. ¿No es una contradicción pedir a la vez el referéndum y la financiación singular?
R. No solo no es contradictorio, sino que tiene todo el sentido: disponer de nuestros recursos y tener el derecho a decidir nuestro futuro. Este dinero ya es de los catalanes. Pedir esta financiación significa que estos impuestos que ya pagamos los podamos gestionar desde Cataluña.
P. Quebec ha celebrado dos referéndums de independencia y Escocia quiere repetirlo tras 10 años. ¿Celebrar uno en Cataluña no condenaría a entrar en un bucle que paralice aún más la vida política y a agrandar el conflicto de soberanía?
R. Lo importante es que todas las partes nos reconozcamos en unos criterios pactados previamente. Puedo entender que ante un referéndum sobre la independencia, una decisión bastante irreversible, podamos exigirnos entre todos unas condiciones más intensas y tengo aquí la mente abierta.
P. ¿Cuáles podrían ser?
R. La temporalidad sería un punto o que se necesite de una mayoría calificada parlamentaria para poder convocarlo, es decir, que se tengan que poner de acuerdo tanto los del sí como los del no para celebrarlo. Es un tema de voluntad política.
P. ¿Y ve la voluntad de la sociedad para un referéndum?
R. Después de años de represión y de bloqueo por parte del Estado, una parte muy importante de la sociedad catalana sigue defendiendo la independencia. Si es verdad que no hay una mayoría social, pues entonces que los partidarios del no permitan votar.
P. ¿Apoyará un Gobierno de Salvador Illa como ganador?
R. El PSC está muy lejos de las tres condiciones que defenderemos: acuerdo de bases sobre las condiciones de un referéndum, acordar e implementar la financiación singular y reforzar el Estado del bienestar y la lengua catalana. Hoy tenemos el PSC menos catalanista de la historia, con un candidato que habla de Lérida en lugar de Lleida.
P. Es decir, si suman, ¿habrá un Govern independentista?
R. Trabajaré para continuar siendo presidente de la Generalitat y buscar apoyos.
P. Entre Carles Puigdemont y Pedro Sánchez, se lo ponen difícil.
R. No, me estimula. En los próximos cuatro años, necesitamos un presidente que no esté tan pendiente de su futuro personal ni de quién está en la Moncloa, sino pendiente de Cataluña. Cuando se reveló que me espiaba el CNI, no me fui cinco días a casa reflexionar; cuando Junts abandonó el Govern, no convoqué elecciones. Mis valores están en las antípodas de los que consideran la política una pura agenda personal.
P. ¿Cree que parte de cierta falta de respeto a su desempeño se debe a su juventud?
R. Mi edad hace que algunos de los partidos viejos que se han repartido el poder, aunque algunos hayan cambiado cinco veces de nombre, se miren mi obra con cierta condescendencia. Pero me importa poco. Tengo claro es que el futuro de los liderazgos políticos no es la testosterona, o la irresponsabilidad o el personalismo. Eso no es liderazgo, son maneras de llevar la política que son efímeras, porque no transforman. Lo que transforma es el proyecto.
P. Y en ERC, ¿no hay apuestas personalistas o mesiánicas?
R. No. Somos un proyecto colectivo de 93 años de historia.
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