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Los fantasmas del pasado acechan al PP balear

Un encuentro de la antigua cúpula del partido condenada por corrupción aviva la polémica a las puertas de las elecciones

El expresidente de Baleares Jaume Matas, a su salida de los juzgados de Palma de Mallorca, en una foto de 2019.
El expresidente de Baleares Jaume Matas, a su salida de los juzgados de Palma de Mallorca, en una foto de 2019.TOLO RAMÓN

Sonriente. Con un jersey de color azul anudado alrededor del cuello y barba. El condenado por corrupción Jaume Matas reapareció la semana pasada en un conocido restaurante de Can Picafort (Mallorca) después de varios años de perfil bajo, casi desaparecido. El que fuera presidente de Baleares entre 2003 y 2007 y ministro de Medio Ambiente durante el Gobierno de José María Aznar celebró una comida en la que estuvo acompañado de buena parte de la antigua cúpula del partido y de algunos políticos todavía en activo. Una comida que, de nuevo, ha desatado la polémica en el ruedo político a las puertas de unas elecciones autonómicas y locales en las que, según las encuestas, no hay nada decidido.

Sentado junto a Matas, compartiendo mesa, figuraba el exsecretario de organización del partido en Baleares y antiguo delegado del Gobierno, José María Rodríguez, que actualmente cumple el tercer grado en un centro de inserción social de Palma después de ser condenado a tres años y medio de cárcel por el llamado caso Over Marketing. Rodríguez fue sentenciado a prisión por utilizar fondos públicos para beneficiar a una empresa de publicidad que se encargó de las campañas electorales de los populares durante el mandato de Matas, quien admitió su culpabilidad durante el juicio y fue condenado a dos años y seis meses de cárcel que fueron sustituidos por una pena de multa.

Las imágenes de esta comida, publicadas por Diario de Mallorca, reflejan un ágape de colegas, entre bogavante y huevos, con escenas relajadas en las que también se puede comprobar que asistió el exportavoz y exvicepresidente del partido en las islas, Miquel Ramis, el exalcalde de Montuïri, Joan Antoni Ramonell, así como otros miembros del círculo más cercano del exministro como el número 31 en la lista del partido al Consell de Mallorca, Jaume Català. El reencuentro de los antiguos dirigentes del partido ha dado munición al PSIB-PSOE, que no ha tardado en salir a criticar la cumbre en mitad de un ambiente caliente en la precampaña. “Cuando tus propuestas son del pasado, te salen todas tus sombras”, ha reprochado el número dos de la lista socialista a las elecciones autonómicas, Iago Negueruela, que califica a los asistentes a la comida como “el peor pasado de Baleares”, un pasado que el PP actual insiste en recuperar a través de propuestas para resucitar algunas de las normativas aprobadas en las legislaturas conservadoras.

Primera polémica

La comida de Matas con su vieja guardia llega apenas un mes después de que la candidata del PP balear a las elecciones autonómicas, Marga Prohens, se situase en el ojo del huracán al participar en una comida con el condenado Rodríguez a la que asistieron más de 50 cargos del partido, incluido el candidato a la alcaldía de Palma, Jaime Martínez. Las imágenes de este primer encuentro, celebrado a finales de marzo antes de hacerse públicas las listas electorales al Ayuntamiento de Palma, levantaron una enorme polvareda política al evidenciar el papel que Rodríguez sigue teniendo en el PP de las islas, en el que desde los años ochenta construyó una poderosa red que lo llevó a controlar y movilizar las bases de la formación, sobre todo en la capital balear, donde dirigió la fontanería del partido durante años.

Prohens se disculpó por este episodio asegurando que había ido a comer “a una casa particular”, pero admitió que “no fue la mejor decisión” después de la trascendencia que tuvieron las imágenes, que hicieron arreciar las críticas de la oposición. “Si hubiera sabido la trascendencia que iba a adquirir, no hubiera ido”, aseguró en una entrevista, en la que insistió en que se trataba de una comida en la que participaron personas implicadas en el partido “que querían comer con ella porque no la conocían” y que, entre esas personas, estaba José María Rodríguez, de quien sentenció: “Ya no forma parte del PP”. El portavoz de campaña del partido, Borja Sémper, se sumó a lo dicho por la candidata afirmando que no fue “la mejor de las decisiones”. “Ustedes han escenificado, una imagen vale más que mil palabras, que son los de siempre. Ligados a la peor historia de esta comunidad autónoma”, le reprochó la candidata del PSOE y presidenta de Baleares, Francina Armengol.

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Sin noticias de Matas

Desde el PP de Baleares no se han pronunciado oficialmente sobre la comida de Matas, que eligió reaparecer en público cuando faltan menos de 20 días para las elecciones autonómicas y locales. El expresidente balear llevaba años sin realizar apariciones en círculos políticos o en actos de sociedad y apenas había imágenes suyas tras salir de la cárcel después de cumplir más de la mitad de los tres años y ocho meses a los que fue condenado por el caso Nóos. Ingresó en la prisión de Aranjuez en junio de 2018 y la abandonó en agosto de 2020 para cumplir lo que le restaba en régimen de tercer grado, lo que le permitía solo acudir a dormir a prisión.

Los problemas judiciales de Matas comenzaron en agosto de 2009, cuando estalló el caso Palma Arena, que investigó el sobrecoste de esta infraestructura, construida durante su mandato. El caso provocó la detención de varios cargos públicos y se convirtió en el germen de lo que después fue el caso Nóos, que terminó enviando a la cárcel al entonces marido de la infanta Cristina, Iñaki Urdangarin. Matas había perdido las elecciones y había renunciado a su escaño en el Parlamento balear para iniciar una nueva vida profesional en Estados Unidos, desde donde comenzó a recibir noticias sobre los procesos que se iniciaron contra él. Tras regresar a España y darse de baja del partido que lideró durante 10 años, se enfrentó a una decena de causas judiciales que se abrieron a medida que avanzaban las investigaciones sobre las decisiones tomadas durante su mandato, en el que se impulsaron grandes infraestructuras como el velódromo o el metro.

Los casos se fueron saldando en su última etapa con confesiones y pactos con la fiscalía, que tuvieron su punto final en 2018 con el caso Over Marketing, por el que su número dos, José María Rodríguez, fue condenado a tres años y medio de cárcel que todavía cumple. A pesar de los procesos judiciales abiertos, el exministro pisó la cárcel en solo dos ocasiones: la primera, tras ser condenado a nueve meses de cárcel por tráfico de influencias en la pieza del caso Palma Arena, que juzgó la contratación de un periodista que le escribía los discursos, y la segunda por el caso Nóos.

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