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Las razones y los riesgos de la vuelta “al barro” de Borja Sémper

Feijóo le ha pedido a su nuevo portavoz de campaña que aporte “moderación” al PP en año electoral. El vasco abandonó la política en 2020 desencantado por la influencia de Vox

El presidente del PP, Alberto Nuñez Feijóo (derecha), acompañado de Borja Sémper, durante la rueda de prensa del lunes en la sede de Génova en Madrid.Foto: CARLOS LUJÁN (EUROPA PRESS) | Vídeo: EPV
Natalia Junquera

“Si continúa esta política de decir la cosa más fuerte; si el populismo reaccionario nos arrastra a los demás, yo no pinto nada en política. No me sentiré útil. En el barro siempre gana el populista”, declaró Borja Sémper en una entrevista en EL PAÍS en enero de 2019. Un año después la abandonó, convencido de que la actividad a la que había dedicado casi 30 años de su vida, la mayoría de ellos poniéndola en peligro amenazado por ETA, se había “desprestigiado” definitivamente. Preguntado por aquellas palabras al anunciar el lunes su nombramiento como portavoz de campaña y miembro del comité de dirección del PP, Sémper admitió que ese clima había empeorado, pero explicó que Alberto Núñez Feijóo le había pedido que aportase “moderación y centralidad” al partido, y que después de meditarlo mucho se había convencido de que debía “mojarse”.

Fuentes del PP afirman que habrá “un goteo” de incorporaciones de perfiles moderados, antiguos sorayistas que salieron escaldados en la época de Pablo Casado, especialmente a la hora de elaborar las listas para las generales de diciembre. Alfonso Alonso, que dejó la política un mes después que Sémper, niega, de momento, su regreso.

Sémper (Irun, Gipuzkoa, 47 años) no encajó en el PP de Casado, quien trató de frenar la fuga de votos a Vox imitando a la escisión ultra encarnada por Santiago Abascal, es decir, escorándose a la derecha. Los fichajes del sucesor de Mariano Rajoy, como el de Cayetana Álvarez de Toledo, a quien el político vasco se enfrentó públicamente después de que esta los acusara de “tibios” —“mientras algunas caminaban sobre mullidas moquetas, otros nos jugábamos la vida”— iban en otra dirección. El tiempo le dio la razón a Sémper. La portavoz en el Congreso fue destituida en agosto de 2020 y Casado, el primer líder del partido elegido en primarias, sacrificado por los suyos en febrero de 2022, cuando él había emprendido ya otra vida lejos de la política, en la consultora Ernst & Young. Su perfil sí encajaba como un guante en la bandera de moderación y centralidad en la que se envolvió Feijóo a su llegada a la presidencia del PP —”no vengo a insultar a Pedro Sánchez, vengo a ganarle”; “tenemos que sacar la política española del enfrentamiento y de la hipérbole permanente…”—, pero costó convencer a Sémper para que abandonase “una vida plácida, alejada del barro”. El político vasco ha reconocido que ha hablado “mucho y de muchas cosas” con el expresidente gallego en el último año. Fue en las navidades cuando comunicó a Ernst & Young su decisión de volver a la política.

En esos meses de conversaciones, Feijóo ha ido erosionando, con palabras y hechos, la imagen de gestor moderado que había construido en los años de mayoría absoluta en Galicia y como barón no alineado con la estrategia de Casado. Permitió que Vox entrara por primera vez en un Gobierno autonómico al pactar con el PP en Castilla y León; ha comparado a Pedro Sánchez con un dictador y ha recuperado a ETA en la dialéctica de la oposición, algo que siempre ha molestado a Sémper —”seguir hablando tanto de ETA es como olvidar que la derrotamos”—. El tiempo también ha demostrado que algunos problemas de su predecesor eran hereditarios, como lo que en círculos del PP llaman “ayusodependencia”, en alusión al poder de la presidenta madrileña para marcar el tono y el discurso del partido en la oposición. Sémper, fiel a su propia hemeroteca y consciente de lo ocurrido en estos meses, se presenta como “un refresco para el segundo tiempo de juego”, convencido de que puede ayudar a cambiar lo que no le gusta.

Pero volver al barro entraña sus peligros y el propio Sémper augura “algún zarpazo”. El primer riesgo es convertirse en una especie de coartada de moderación en un partido que ya lo ha recibido con una polémica: el incendiario tuit de la secretaria general, Cuca Gamarra, respondiendo en estos términos al mensaje de condena de Pedro Sánchez al asalto en Brasil: “Contigo, en España esto ahora es un simple desorden público”. Preguntado por ello en su primera comparecencia pública como portavoz de campaña del PP, Sémper insistió en que todo el partido, “desde el presidente, la secretaria general y hasta el último edil”, apoya “al Gobierno legalmente establecido en Brasil”. Tampoco quiso caer en la trampa dispuesta por otros compañeros al vincularlo con el procés: “No hay comparación posible”.

El portavoz del Parlamento vasco (2005-2020) y candidato a la alcaldía de San Sebastián en 2019 regresa a la política en año electoral, con las encuestas al alza para el PP, —el último barómetro de 40dB. para EL PAÍS señala una subida de 33 escaños respecto a sus resultados de 2019—, y la posibilidad de ser ministro. Pero según todos los sondeos, los populares necesitarían del apoyo de Vox, partido que “no representa” lo que Sémper quiere para el país, pese a su relación personal “a prueba de bombas” con Santiago Abascal, al que conoce desde que tenía 17 años.

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Cuando surgen críticas, los dirigentes políticos de distintas formaciones a menudo repiten que los partidos “no son sectas” y que el debate es útil y necesario, pero en la práctica suele imponerse la disciplina. El equipo de campaña de Feijóo acaba de incorporar perfiles moderados y sorayistas, como el de Íñigo de la Serna y el propio Sémper, pero también otros del ala dura, como el de Pilar Marcos. El tiempo dirá si el vasco, que ha escrito varios libros de poesía, vuelve a ser el verso suelto del PP.

Sobre la firma

Natalia Junquera
Reportera de la sección de España desde 2006. Además de reportajes, realiza entrevistas y comenta las redes sociales en Anatomía de Twitter. Especialista en memoria histórica, ha escrito los libros 'Valientes' y 'Vidas Robadas', y la novela 'Recuérdame por qué te quiero'. También es coautora del libro 'Chapapote' sobre el hundimiento del Prestige.

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