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Tras el cristal
Una imagen de 'Tras el cristal'.

‘Tras el cristal’: cuando Agustí Villaronga metió en un pulmón de acero a un sosias del nazi Mengele

Un emotivo e intenso coloquio después del pase de su película más personal e impactante abre la retrospectiva completa del cineasta en la Filmoteca de Cataluña

Jacinto Antón

Era 1986 y se estrenaba Tras el cristal, de Agustí Villaronga, en el Capsa de Barcelona. Nadie salió indemne del pase de aquella película terrorífica y opresiva que abordaba (y de qué manera) temas que no era nada habitual que trataran nuestros cineastas: nazis, pederastia, sadomasoquismo, memoria del Holocausto. Historia de Klaus (Günter Meisner) un antiguo médico de los campos de exterminio escondido en España, confinado en un pulmón de acero tras un accidente y a cuyo cuidado se entrega un misterioso joven que posee sus diarios, Angelo (David Sust), el filme revelaba un mundo personalísimo, morboso, perverso y extrañamente bello de deseo y muerte, y significó el descubrimiento de un director extraordinario cuyo nombre ya no dejó de estar en boca de todos. El miércoles por la noche fue posible volver a ver Tras el cristal en la Filmoteca de Cataluña, en Barcelona, en una espléndida copia digitalizada en el laboratorio del centro, como arranque de la retrospectiva completa que se le dedica hasta el 15 de junio a Villaronga (Palma de Mallorca, 1953-Barcelona, 2023). Y las sensaciones fueron las mismas: ¡qué película!, con momentos de nuevo —pese al paso del tiempo y lo que ha llovido, y lo que hemos visto— de una intensidad insoportable. Incluso se marchó gente, lo que tiene mérito con una película de hace casi cuarenta años.

Durante la velada tuvo lugar un emotivo e intenso coloquio con la actriz protagonista del filme, Marisa Paredes (Griselda, la mujer de Klaus), su director de fotografía, Jaume Perecaula;, la productora Teresa Enrich y el director de la Filmoteca, Esteve Riambau, al que se sumaron otros amigos y conocidos de Villaronga presentes en la sala, que desgranaron historias y anécdotas personales. A retener la de Agustí buscando un viejo pulmón de acero en el Hospital Clínico de Barcelona, la de que le pegaran al cineasta en Berlín después de un pase de Tras el cristal, o la revelación (Peracaula) de que el pecho desnudo del niño en el que se clava la larga aguja de la jeringuilla con gasolina que lo mata (en una de las escenas más terribles) es en realidad el cuerpo de “un cerdito” al que se enganchó una tetilla de pega. Durante el ciclo, con filmes como El niño de la luna, El mar, Pa negre o Incerta glòria, se presentarán los fondos documentales depositados por familiares y colaboradores en la Filmoteca y que incluyen guiones, storyboards, correspondencia, documentos de trabajo, fotografías y material publicitario.

Agusti Villaronga tras recibir el Goya a Mejor director por la película 'Pa Negre', el 13 de febrero de 2011 en Madrid.
Agusti Villaronga tras recibir el Goya a Mejor director por la película 'Pa Negre', el 13 de febrero de 2011 en Madrid.Carlos R. Alvarez (WireImage)

Abrió la velada Riambau (al que sustituirá en el cargo Pablo La Parra a partir de julio) que subrayó “el placer y el orgullo” de la Filmoteca de mostrar por primera vez la integral de la obra de Villaronga, incluidos todos sus largometrajes, sus cuatro cortos (también digitalizados) y películas para televisión. Destacó Tras el cristal como el filme que lo dio a conocer internacionalmente y “una película cien por cien Agustí, durísima, negra, que toca fibras muy profundas y aún y así está cargada de poesía”. Teresa Enrich recordó que ella fue la productora “por accidente” al conocer a Villaronga en el rodaje de La plaça del Diamant de la que ella era ayudante de producción y él ayudante de vestuario. Le pasó el guion de Tras el cristal y ella se lo pasó a Pepón Corominas, que declinó impresionado y con el comentario de que si al menos el protagonista fuera una chica y no un chico… Enrich comprendió que aquel guion, que incluía un detallado storyboard, no habría productor que se atreviera a hacerlo y montó ella misma una productora para hacer la película. “Fue muy difícil, era muy novata”, recordó antes de evocar cómo luego dieron la vuelta al mundo con el filme.

Por su parte, Marisa Paredes, que recalcó que Agustí Villaronga “es sin duda uno de los mejores cineastas de este país y de muchos otros”, destacó el enorme talento que poseía el director y que, deploró, “merecería que esta sala estuviera llena a rebosar”. Dijo que con Tras el cristal ella descubrió su sitio en el cine, aunque había hecho Entre tinieblas con Almodóvar, y mucho teatro en televisión. “Tenía una carrera consolidada pero en el cine, quizá porque por mi físico no doy la típica española, no encontraba mi lugar”. Peracaula, gran amigo de Villaronga, recordó la “aventura espléndida” de rodar Tras el cristal, que también le marcó “un antes y un después”. La definió como “una película extremadamente dura pero de una belleza increíble”.

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Escena de 'Tras el cristal'.
Escena de 'Tras el cristal'.

Tras el pase de la película, en la que destacan la enigmática belleza de Sust y la entrega de Meisner (un actor con muchas pelis de nazis, desde Arde París y El puente de Remagen a Odessa, y que encarnó varias veces a Hitler), recluido en su pulmón de acero, Enrich explicó que el texto en los créditos que advierte de que se preservó de cualquier incomodidad a los niños actores y hubo hasta un asesor psiquiátrico, “me lo hizo poner Pilar Miró, entonces directora general de Cinematografía y que auguró que nos iban a caer chuzos”. Enrich recordó su propio asombro ante esas prevenciones. “¿No se habían leído el guion?”, dijo, y bromeó: “No matamos a ningún niño, lo juro”. Y a Paredes tampoco, aunque la actriz recordó que estuvo a punto de sufrir un disgusto en la escena de su ahorcamiento, cuando se rompió hasta tres veces el cable de seguridad con el que había que filmarla y hubo que rodarla en dos planos. “La película es muy dura”, admitió, “pero es solo una película; es peor lo de Gaza, y es de verdad”. La única concesión en la tenebrosidad de Tras el cristal es el personaje con notas de humor que interpreta Imma Colomer.

Peracaula explicó que Villaronga le pidió una fotografía “muy expresionista, muy Murnau, muy densa y oscura”, y que a ratos “tenía que ser críptica, como cuando Angelo se masturbaba, para que quedara en sombras”. Lo más difícil “era el movimiento de cámara, Agustí movía la cámara constantemente”. El director de fotografía recordó el episodio de cuando fueron al Festival de Berlín y al acabar la proyección la gente estaba muy en shock, y un individuo le pegó un puñetazo a Villaronga. Paredes subrayó que Tras el cristal “es la historia de un nazi, como hubo muchos”, y que el director se inspiró en la figura de Josef Mengele, el médico de Auschwitz, que hizo experimentos con niños y los asesinó. “Todo eso no es ninguna fantasía sino hechos reales, y en Alemania costaba de aceptar”.

Preguntados acerca de si Villaronga se inspiró en El portero de noche, de Liliana Cavani (1974) que también presenta una relación morbosa entre un verdugo nazi y su víctima, aunque en Tras el cristal no hay para nada la complacencia en la imaginería y estética nazis a la que se abandonó la Cavani, ni Paredes, ni Peracaula ni Enrich dijeron saberlo. Como tampoco si el cineasta conocía el relato de Stephen King Alumno aventajado (1982) acerca de un viejo nazi que toma como discípulo a un niño y que dio pie a la película Verano de corrupción (1988), con Ian McKellen como el ex oficial de las SS. Paredes apuntó que Villaronga le habló en cambio de su fijación con Giles de Rais, el perverso mariscal de Francia condenado por el asesinato y abuso de niños —y singular compañero de armas de Juana de Arco—, y de Mengele.

22/09/2010 Agustí Villaronga, director de la película "Pa Negre", durante la 58ª edición del Festival de San Sebastián de cine.
22/09/2010 Agustí Villaronga, director de la película "Pa Negre", durante la 58ª edición del Festival de San Sebastián de cine.Jesús Uriarte

Varias preguntas del público estuvieron orientadas a la fascinación de Villaronga con la muerte. Paredes sugirió que eso eran pulsiones muy íntimas del director. “Me fascina más su forma de reflejar la inocencia y cómo esta podía ser mancillada, pervertida”. Peracaula insistió en que el propio Agustí dijo que Tras el cristal “era su única película realmente suya, que había salido de sus entrañas, el Ciudadano Kane de Agustí, en la que está todo lo que vendría después”. Entre los presentes, Josep Maria Civit, director de fotografía de Incerta glòria o Born a King, aportó que Villaronga “tenía un lado oscuro, le motivaba la parte débil del ser humano, se fijaba en esa parte de la realidad de la humanidad”. “Y lo hacía, añadió Paredes, “con belleza y pasión”.

Otros espectadores, aún traumatizados con las imágenes, quisieron saber cómo se trabajaba con los niños que participaban en escenas tan terribles de depravación. “No se les explicaba nada a ellos”, respondió Enrich, “Agustí les decía ‘tú mira al cielo y como si quisieras coger un globito’ y cosas así. Y siempre estaba delante uno de los padres. Era como un juego para los niños. El cine es mentira, ya lo saben”. Peracaula recordó que el niño de la primera escena, que aparece colgado y el médico nazi lo golpea con un palo, trabajaba en un circo y para él colgarse de una cuerda era algo fácil y habitual. Y ¿cómo dirigía Villaronga? “Con mimo, quería las cosas muy de verdad”, evocó Paredes, “muy auténticas, era maravilloso dirigiendo. Tenía un gran magnetismo y era un gran seductor”.

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Sobre la firma

Jacinto Antón
Redactor de Cultura, colabora con la Cadena Ser y es autor de dos libros que reúnen sus crónicas. Licenciado en Periodismo por la Autónoma de Barcelona y en Interpretación por el Institut del Teatre, trabajó en el Teatre Lliure. Primer Premio Nacional de Periodismo Cultural, protagonizó la serie de documentales de TVE 'El reportero de la historia'.
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