ERC intenta quitar protagonismo a Junts ante la negociación para investir a Sánchez
Aragonès urge a sus consejeros a recuperar la imagen de actor útil del independentismo y contrarrestar el relato impuesto por Puigdemont
La pugna electoral entre ERC y Junts per Catalunya para dominar el tablero político catalán ha derivado ahora en una disputa por el relato ante la investidura que intentará Pedro Sánchez, aun sin fecha fijada. Con las primeras tomas de contacto para poner precio a la reelección del líder socialista, ERC intenta contrarrestar el protagonismo que está adquiriendo Junts en este proceso después de cuatro años en los que el partido comandado por Carles Puigdemont —expresident huido en Bélgica— criticó duramente a los republicanos por su estrategia de diálogo con el PSOE. “Es un peaje que tenemos que pagar, y no por previsible duele menos o parece menos injusto”, expone Joan Tardà, exportavoz de ERC en el Congreso. “Si se llega a buen puerto, y creo que se va a lograr, y se pacta una investidura que permita dar un paso adelante con la izquierda española en el proceso de construcción de una solución para Cataluña, seguro que tendremos que escuchar que ha sido Junts quien ha aportado una solución magistral”, pronostica.
Tras el aval que las dos formaciones independentistas dieron a la socialista Francina Armengol para presidir el Congreso, Junts elevó el volumen de sus altavoces para exhibir las ganancias de aquel trato, como el compromiso para reivindicar el uso del catalán en la UE. “Ha quedado demostrado que, hasta ahora, los negociadores catalanes han sido una auténtica filfa, seducidos por la primera palmadita socialista”, afirmó en El Nacional Pilar Rahola, una de las divulgadoras más ruidosas de las tesis de Junts. “Ir a remolque siempre es dificultoso”, manifestó el cantante Lluís Llach, para desmerecer unas declaraciones de Oriol Junqueras. “Parece que un día de confrontación inteligente da más resultados que dos años de mesa de diálogo”, ratificó Jordi Puigneró, exvicepresidente de la Generalitat. “La estrategia negociadora de Junts está a años luz de la de Esquerra”, defiende el historiador Agustí Colomines, exdirector de la Fundación CatDem, vinculada a la antigua Convergència, uno de los partidos predecesores de Junts.
Esquerra ha reaccionado para intentar dar un giro a esa narración y sacar su propia tajada a cambio del apoyo a la investidura de Sánchez. El partido republicano recurre a sus voces en el Govern para arañar protagonismo y combina las proclamas patrióticas con las reivindicaciones de tinte utilitario. Laura Vilagrà, consejera de la Presidencia, ha fijado la aprobación de una amnistía para los condenados, imputados y procesados por el procés como una condición imprescindible. Vilagrà defiende que los objetivos del Govern y de ERC son “ambiciosos” desde el punto de vista “nacional y social”, tanto en lo que respecta a la amnistía como a la autodeterminación. Por su parte, Pere Aragonès aprovechó este jueves otro descalabro en los trenes de Rodalies (Cercanías) para recuperar las reclamaciones sobre un traspaso en la gestión del servicio, acusando de “incapacidad” al Gobierno central.
“No se trata de quién domina el relato. Nosotros hemos demostrado que, si no cobramos por adelantado, no pactamos”, mantiene un portavoz de Junts. “Ellos han tenido la sartén por el mango durante cuatro años y no han sabido sacar provecho”, abunda la misma fuente, en alusión a la posición de influencia que han tenido los republicanos entre 2019 y 2023, con 13 diputados en el Congreso de los Diputados. Durante ese tiempo, el Gobierno indultó a nueve encarcelados por el procés, derogó el delito de sedición y reformó el delito de malversación para crear subtipos atenuados.
ERC replica que la negociación llevada a cabo entre el Gobierno y el Govern “ha dado sus frutos”, ya que gracias a los indultos, los líderes independentistas encarcelados “están en casa desde hace tiempo”, incluso el secretario general de Junts, Jordi Turull. Además, se ha modificado el delito de sedición. “Aquellos fueron los primeros pasos, pero ya dijimos que no eran suficientes”, mantiene Vilagrà.
El 23-J dejó a ERC con 7 escaños, los mismos que Junts. Pese al empate, desde la misma noche de las elecciones, el partido de Puigdemont se presentó como fundamental para los planes del PSOE y Sumar. “Es normal, lo han hecho siempre. Antes Convergència y ahora Junts. Parten de la idea que Cataluña es su dominio y que el dueño siempre lleva la razón”, manifiesta Joan Puigcercós, expresidente de Esquerra. Entre 2001 y 2006 representó a los republicanos en el Congreso: “Recuerdo como Duran Lleida, Xavier Trias o Artur Mas se apropiaban de cosas que no habían hecho ellos”, dice, y manifiesta que perseguir el protagonismo siempre fue una máxima para el espacio político que, entonces, representaban las siglas de CiU: “Pactábamos algo con Rubalcaba y luego aparecían Duran Lleida y Sánchez Llibre y renegociaban para salir en la foto, incluso a costa de rebajar las expectativas para Cataluña”. Puigcercós rememora el “pacto entre Artur Mas y Zapatero” para recortar el contenido del Estatuto de Cataluña que había aprobado previamente el Parlament, y mantiene que Junts “tiene necesidad de montar un relato sensacional porque ha salido de la zona de confort, donde permanecían criticando todo y sin tomar partido de nada”.
Joan Tardà pone de relieve que al PSOE no le viene mal que Junts acapare halagos. “En la política catalana hay una competencia inevitable entre ERC y el PSC. Por eso, a los socialistas no les va mal que Junts asome la cabeza, porque sus electorados ni se rozan”, argumenta.
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