La Cubana celebrará sus 40 años “más 1” con una gran exposición en Sitges
‘Viatge del no-res a 2021’ se exhibirá del 17 de junio al 26 de septiembre en el Miramar
La Cubana, uno de los grupos teatrales más emblemáticos, queridos, imaginativos y gamberros del país, va a echar la casa por la ventana en la exposición que prepara en Sitges, su cuna, para celebrar sus 40 años de existencia. En realidad, como precisó este miércoles el director y cofundador (con Vicky Plana) de la compañía, Jordi Milán, “40 años más 1”, pues el aniversario se cumplió en 2020, aunque no pudo celebrarse a causa de la pandemia.
La muestra, que incluirá escenografías, objetos, vestuario, fotos, vídeos y en general “todo el mundo creativo de La Cubana”, será de gran formato y ocupará más de mil metros cuadrados, dos plantas, las terrazas, el patio y el auditorio del centro cultural Miramar, un edificio neoclásico de 1852 en el centro histórico de Sitges. Se inaugurará el 16 de junio y estará abierta al público desde el día siguiente hasta el 26 de septiembre. Está organizada por la compañía y el Ayuntamiento de Sitges.
“No será una exposición minimalista”, apuntó con humor Milán. “Somos como basureros que lo guardamos todo, no tiramos nada, así que tenemos montañas de material, que amontonamos en un almacén en L’Hospitalet, y gracias a esa manía de conservar podemos explicar muy detalladamente la historia de la compañía a partir de nuestros trastos. En realidad, el edificio Miramar, que mira que es grande, se nos ha quedado pequeño”. El director explicó que han hecho falta veinte camiones para trasladar todo el material desde el ya mítico almacén de la compañía.
Será una exposición “para nada convencional” (como no cabía esperar otra cosa de La Cubana), que explicará la historia de la compañía por secciones como las que describirán a los personajes del grupo, los orígenes, la forma de trabajar, los distintos espectáculos, la música, o las noticias que ha generado la formación a lo largo de los años. Será posible hacerse selfies con fotos a tamaño natural de los actores. Y habrá un espacio dedicado a las teresines. Una de las cosas que se explicarán es el origen del nombre: fue una noche de borrachera de 1980; escogieron el de un viejo comercio cuyo letrero apareció al hacer reformas en una tienda de ropa que tenía la madre de Vicky Plana. Se escogió ese porque tenía una sonoridad de aventura y estaba vinculado a Sitges, donde hubo muchos indianos de Cuba.
“Va a ser una exposición muy divertida que permitirá adentrarse como nunca en nuestro mundo”, recalcó Milán. “Será curioso de ver”. El director meditó que “el equipo creativo de la compañía siempre ha sido el mismo y eso ha ayudado a preservar la memoria”
La exposición se ceñirá a los protocolos anticovid. Habrá que concertar cita previa. Se calcula que se podrá visitar en una hora, con entrada y salida por lugares diferentes. Entre las actividades paralelas está previsto que el teatro Prado acoja proyecciones de las obras de La Cubana y el cine Retiro la proyección de la serie de las teresines.
Del hecho de que la exposición se haga en Sitges, Milán recordó que la localidad fue su cuna y “toda nuestra inspiración viene de ahí, aprendimos a hacer teatro en sus calles”. La muestra va a recalcar esa relación con la ciudad. “Todo el mundo sabe que si no hubiéramos mamado Sitges desde pequeños La Cubana no sería La Cubana”.
Milan recordó ayer los inicios de la compañía. “Empezó en 1980 como un juego sin pretensión de volvernos profesionales”, dijo. “Lo veíamos como una aventura pasajera, un verano gamberro que ha resultado durar 40 años”. En 1983 dieron el salto a la profesionalidad con Cubana’s Delikatessen, obra presentada en el festival de Sitges, y los fichó el Centre Dramàtic de la Generalitat para actuar en Barcelona. De allí dieron el salto a toda España. “Íbamos mirando a ver qué pasaba y la cosa se fue liando”, sintetizó Milán, “y a lo tonto a lo tonto, aquí estamos”.
En ese a lo tonto figuran espectáculos que no sólo cambiaron las reglas de juego escénico del país, sino que se han convertido en parte de la memoria personal y colectiva de varias generaciones, como La tempestat (1986), Cómeme el coco, negro (1989), Cubana Marathon Dancing (1992), creado por Jordi Milán, Santi Millán y José Corbacho; Cegada de amor (1994), Mamá, quiero ser famoso (2003) o Campanades de boda (2012). “No son muchos espectáculos, un total de 18, pero han durado mucho, han tenido una explotación de años, hemos ofrecido más de diez mil representaciones y nos han visto cinco millones de personas. Muchas personas traen a sus hijos porque sus padres los llevaron a ellos”.
La celebración tendría que haber sido el año pasado. “La covid nos pilló en Madrid con nuestro último espectáculo, Adiós, Arturo; queríamos hacer una gran fiesta en 2020, pero no pudo ser; la fiesta loca que queríamos ha habido que aplazarla, ya veremos”.
Reflexionando sobre lo que caracteriza su teatro, Milán señaló “la manera de hacer, artesanal, propia del teatro amateur del que nunca hemos renegado; y hacer servir la imaginación”.
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