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Más tecnología y flores eléctricas comestibles para reabrir la Casa Batlló

La familia Bernat invierte 15 millones en instalaciones inmersivas en el edificio de su propiedad construido por Gaudí

Uno de los espacios inmersivos creados en la Casa Batlló que reabre sus puertas después de meses cerrada.
José Ángel Montañés

Después de casi siete meses cerrada la Casa Batlló de Antoni Gaudí vuelve a abrir sus puertas este viernes llena de novedades. El cierre definitivo el pasado 29 de octubre, por la pandemia y por el conflicto con los trabajadores de la empresa temporal subcontratada encargados de las visitas y control de acceso, ha servido para la familia Bernat, propietaria de ese edificio desde la década de 1990, para incluir un buen número de novedades en su visita. La primera es que cuentan con 2.000 metros cuadrados más de espacio, tras incluir la antigua carbonera y cochera, hasta ahora destinadas, tras su alquiler, a acoger eventos privados. La segunda, la incorporación, tras la apuesta decidida por la tecnología, de dos montajes inmersivos en los que pueden verse las fuentes de inspiración del arquitecto y un “viaje al interior de su cerebro”, tal y como explicó este jueves Gary Gautier Bernat, director general de Casa Batlló, en la planta noble de la vivienda.

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A partir de ahora, por 35 euros (la mitad para los ciudadanos españoles y todos los menores de 12 años gratis), el visitante accederá a estos nuevos espacios; el primero llamado Gaudí Dôme, en la que hay una cúpula con más de mil pantallas, 21 canales de audio y un mapping en el que se pueden ver los elementos de tierra, fuego, aire y mar, que luego mutan en los materiales esenciales empleados por Antoni Gaudí en sus edificios. Después de 3,5 minutos girando alrededor de un Gaudí exhausto y soñador, el visitante, ya provisto con unos cascos inteligentes que se van adaptando al ritmo de cada uno, entrará en la segunda nueva instalación: el Gaudí Cube, un cubo LED de seis caras en la que van apareciendo los diferentes elementos de la casa Batlló, además de miles de imágenes de las redes donde Gaudí y su obra son protagonistas; miles de documentos sobre este arquitecto, sus creaciones, planos y dibujos y las firmas escaneadas de los visitantes que han recorrido la casa en los últimos años.

Pero antes de entrar, en esta mezcla sensorial que han convertido los Bernat la visita de la Casa Batlló, todas las personas son obsequiadas con una flor eléctrica (Acmella Oleracea), similar a la de la manzanilla, que potencia el sabor y las papilas gustativas al comerla, como una especie de explosión que sorprende, a la vez que asusta, por su acidez e intensidad, que esperemos no sea adictiva.

Será el comienzo de la visita que subirá luego por una espectacular escalera flotante (de 13 toneladas de peso) que reproduce en mármol los elementos orgánicos de la barandilla de esta vivienda, para luego continuar por el piso noble donde se han instalado unos “cuadros mágicos” en las que al paso del visitante se activa unas imágenes grabadas que remiten al momento en el que la familia Batlló vivía en el edificio a comienzos del siglo XX. Tras acabar la visita en la espectacular azotea el descenso se produce por una nueva escalera, adornada con cadenas que van del color blanco al negro. Es obra del arquitecto japonés Kengo Kuma, autor del estadio que ha de albergar los Juegos Olímpicos de Japón este verano.

Una de las escaleras creadas en la Casa Batlló para crear una nueva circulación en este edificio de Gaudí.
Una de las escaleras creadas en la Casa Batlló para crear una nueva circulación en este edificio de Gaudí.MASSIMILIANO MINOCRI

La visita, que se realizará acompañada por una banda sonora del edificio grabada por la Filarmónica de Berlín, terminará en una espectacular tienda en la que se podrán comprar todo tipo de productos vinculados con Gaudí, la mayoría producidos para ser vendidos aquí, un lugar al que se podrá acceder directamente desde la calle, sin tener que pagar una entrada.

A Gautier no le da miedo que tanta tecnología eclipse al trabajo original de Gaudí, además de recalcar que estos trabajos se han llevado a cabo en zonas en las que el arquitecto no intervino y que han contado con los permisos de todos los estamentos, desde la Generalitat, hasta la Unesco que declaró este edificio Patrimonio de la Humanidad en 2005. “Es una nueva perspectiva. La visita sigue siendo igual, pero con nuevos alicientes para que se sienta atraído todo tipo de público”, explicó.

Las visitas comienzan este viernes (tres días a la semana por ahora) con un aforo del 30% pese a que lo permitido ahora por temas covid es del 50%. Eso representa que serán 140 personas a la hora, con lo que se podrá disfrutar con tranquilidad del trabajo excelente de Gaudí y todos los artesanos y colaboradores que trabajaron con él y los nuevos alicientes que han creado, por encargo de los Bernat, arquitectos como Ancient & Modern Chesneys Architectural, artistas digitales como Refik Anadol, compositoras como Dani Howard y técnicos de luz como Mario Nanni, además de los ya citados.

Otro momento de la proyección 'Gaudí Cube' de Casa Batlló.
Otro momento de la proyección 'Gaudí Cube' de Casa Batlló.MASSIMILIANO MINOCRI

Otras de las novedades es que el personal destinado a la atención al visitante ya no serán de la empresa subcontratada Staffpremium que llevaron, con sus protestas en mejores reivindicaciones laborales, al cierre al público de la vivienda. A partir de ahora serán personas neurodivergentes de la empresa Specialisterne las que asumirán todas estas funciones. “Dará visibilidad a este colectivo y seremos una fuente de empleo para personas con dificultad a acceder al mercado laboral. Al principio serán unas 20 personas, luego iremos ampliando”, explicó Gautier.

A los 15 millones destinados para actualizar la visita hay que sumar, según aclaró Gautier, otros 15 millones en los trabajos de restauración del edificio llevados a cabo desde 2017.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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