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La crisis del coronavirus congela el mercado del alquiler en Cataluña y Barcelona

La firma de contratos se desplomó un 75% en abril y no se podrán visitar pisos hasta la fase 1

Pisos de alquiler en un edificio de Vall d'Hebrón en Barcelona.
Pisos de alquiler en un edificio de Vall d'Hebrón en Barcelona.Joan Sánchez
Clara Blanchar

Los veteranos del sector inmobiliario no recuerdan un parón tan drástico y prolongado. El mercado del alquiler se ha congelado durante la crisis del coronavirus. Los datos de contratos de la Generalitat indican que durante el mes de marzo (el estado de alarma comenzó el día 16) las firmas cayeron un 25% tanto en Barcelona como en el resto de Cataluña. Y en abril, el descenso de contratos se desplomó hasta el 75% (de 9.914 a 2.978 en la comunidad y de 3.119 a 914 en la capital).

Son firmas, que vienen de alquileres apalabrados previamente o de renovaciones automáticas, porque el mercado está congelado: no se pueden hacer visitas a los pisos y no se podrá hacer hasta la fase 1 de la desescalada prevista por el gobierno español. Además, mientras esté vigente el estado de alarma, los inquilinos pueden solicitar prórrogas de sus contratos. Los expertos, con todo, auguran una reactivación rápida del mercado, porque después de las primeras dos semanas de cuarentena las visitas virtuales y llamadas recuperaron el ritmo habitual.

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Sobre los precios, y tras años de subidas que en 2019 se moderaron —en Barcelona fue del 5%—, el sector da por hecho que bajarán, porque con 96.000 expedientes de regulación de empleo que afectan a 707.000 catalanes, más los que hayan sido despedidos, parte de los inquilinos lo pedirán a sus caseros. Sin embargo, todavía no hay datos, la oferta no lo refleja: nadie baja precios antes de que el mercado lo pida.

Desde la Cámara de la Propiedad, su gerente Oscar Gorgues habla de un “mercado inédito, parado, con agencias cerradas y sin poder visitar pisos”. “No hay un precedente así, ni con la anterior crisis económica”. De hecho, apunta “no hay mercado, no sabemos a qué precio podemos alquilar, porque no hay oferta ni demanda”. Gorgues augura una caída de precios por la menor capacidad económica de muchas familias. Eso, las que no soliciten la prórroga de seis meses que prevé el decreto del estado de alarma, o las quitas en el caso de inquilinos de grandes tenedores que han visto caer sus ingresos.

Por parte del Observatorio Metropolitano de la Vivienda de Barcelona, Anna Vergés apunta que los precios pueden caer y sitúa como “clave” para cualquier comportamiento del mercado “la caída que se produzca en los salarios”. El mercado del alquiler, recuerda, no es como el hipotecario, donde las familias pueden renegociar condiciones y alargar plazos o reducir cuotas; en el alquiler, el tope lo marcan los ingresos mensuales de cada hogar.

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El director de Relaciones Institucionales del Colegio de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Barcelona (COAPI), Juan José Aguilera, confía en que la entrada en la fase 1 suponga un punto de inflexión en una situación “de parón total”. “Por muchos tours virtuales que ofrezcamos, un piso es algo que hay que ver y tocar”, indica. Sí confía en una rápida recuperación “porque la gente llama y mira los portales”, confirma. “La crisis no es estructural, saldremos escopeteados”, asegura, hasta el punto de que, dice, el estoc acumulado “saldrá en dos semanas”. Aguilera es la única voz de las consultadas que rechaza una caída de precios. Lo argumenta porque apunta que al ser la demanda de alquileres superior a la oferta —“en una proporción de diez clientes por cada piso en oferta”—, aunque haya aspirantes que hayan visto reducidos sus ingresos, seguirá habiendo quien pueda pagar. “Por una u otra cosa el mercado quedará igual, los precios no bajarán”, insiste y augura situaciones límite para quienes no puedan pagar: “Habrá desahucios en cuanto se levante la moratoria, o gente que tenga que volver a casa de sus padres”.

El economista Vicenç Hernández, director general de Tecnotramit, da por hecha la caída, aunque todavía no se refleje en portales ni estadísticas oficiales: “Pensar que no bajarán es demasiado oportunista”, mantiene, aunque apunta que las caídas serán inferiores a las que registrará el mercado de compraventa, que sitúa en el 10%.

El director de estudios del portal pisos.com, Ferran Font, señala que en abril el tráfico de esta web recuperó su ritmo habitual tras una caída drástica en la segunda quincena de marzo. “Y son visitas cualitativas, porque al tiempo que aumentan las cifras de tráfico también aumentan las solicitudes de contacto con los propietarios”. Font también está convencido de que los precios caerán “porque la destrucción de empleo afectará a la capacidad adquisitiva de la población”. Fuentes del portal Idealista se muestran “convencidos de que los precios van a bajar”. “Pero los propietarios todavía no se han puesto a bajar, están esperando lo que pidan los inquilinos”, apuntan y sí apuntan a que tienen constancias de que ha habido “negociaciones privadas para ajustar precios”.

Trasvase de pisos turísticos a residencial

Aunque la lógica apunta a que con la falta de turismo puede haber un trasvase de pisos turísticos a oferta residencial, los operadores no tienen datos que lo confirmen. Solo el portal pisos.com habla de un 11%, pero en genérico, sin detallar en qué ciudades o zonas españolas.

“¿Qué sentido tiene mantener un piso turístico sin turistas?”, se pregunta el gerente de la Cámara de la Propiedad, Oscar Gorgues, pero tampoco tiene datos. En Apartur, la patronal en Barcelona, aseguran que no les constan casos. La patronal, que tiene 9.000 pisos turísticos legales en la capital, ha cedido apartamentos para sanitarios y pactó con el consistorio alojar a familias vulnerables a un coste de 1.125 euros al mes, pero todavía no ha sido necesario. El gobierno de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha apuntado a la atracción de viviendas turísticas para uso residencial, pero por ahora no hay novedades sobre una idea que pretendía incluso captar edificios enteros.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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