Una Costa del Sol de récord mira de reojo a la sequía
Málaga recibe más de 14 millones de turistas gracias al impulso de los visitantes internacionales, pero teme la escasez de agua: “Podemos pasar de tener el mejor año de la historia a tener uno muy malo”
A un paso de la playa, con piscina, gimnasio, bar y beach club, el hotel Alay es uno de los epicentros turísticos de Benalmádena (Málaga, 73.160 habitantes) desde su inauguración en 1964. Disfrutó la época dorada del turismo en el franquismo y sufrió con la pandemia, pero en su larga historia jamás se habían visto sus 260 habitaciones llenas prácticamente cada día. Es lo que ha ocurrido en 2023, cuando la ocupación media ha superado el 80%. “Hay que reconocer que ha sido muy buen año”, cuenta su director, Álvaro Reyes. No es el único que lo celebra. La Costa del Sol vive su mejor momento y ha superado por primera vez los 14 millones de turistas, cuyo impacto económico ha sido de 19.137 millones de euros, según los datos de la Diputación Provincial de Málaga, cuyo presidente, Francisco Salado, ha alertado que la sequía puede afectar las previsiones para 2024. “Podemos pasar de tener el mejor año de la historia a tener uno muy malo”, ha alertado.
Los indicadores turísticos repasados por la Diputación malagueña son todos positivos. Y no solo comparados a los años poscovid, también a 2019, que hasta ahora marcaba la referencia histórica. Los 14 millones de turistas han dejado un impacto económico de 19.137,6 millones de euros (11.037,3 directos) y han facilitado la creación de 128.430 puestos de trabajo. La estancia media ha sido de 3,32 días y los ingresos por habitación de unos 90 euros.
Los hoteles han tenido una media de ocupación de 61,4% y sobre todo los del litoral han salvado la temporalidad gracias a un año especialmente cálido, pero también a que los turistas internacionales tienden a viajar en primavera y otoño para evitar el sofocante calor veraniego.
“Cada vez hay menos. Nos hemos mantenido con ocupaciones muy altas hasta hace nada. La ocupación media de nuestras 239 habitaciones (hasta noviembre) ha sido del 83,97%”, cuenta Cristina Pérez, directora del hotel Pez Espada, en Torremolinos, que también vive su propia época dorada gracias al incremento de visitantes del Reino Unido y Países Bajos. Alemania y Francia completan el ranking de países de origen más habituales, aunque Italia ha crecido un 33% y Estados Unidos más del 26% en el último año. El turista nacional ha caído un 3,4% respecto a 2022.
Sin casi tiempo para guardarlo tras la Nochevieja, la Costa del Sol ha vuelto a sacar este jueves el champán. Las cifras turísticas invitan a que el sector brinde por el comportamiento turístico de 2023, que arrancaba con cierta incertidumbre —sobre todo para el turismo nacional— pero que finalmente ha mejorado cualquier expectativa.
Lo han corroborado desde el aeropuerto, que ha superado los 20 millones de viajeros y donde encontrar un coche de alquiler ha sido no solo caro, también misión imposible. “Ha sido un año fantástico”, subraya Ana María García, presidenta de la Asociación Empresarial de Servicios de Vehículos de Alquiler (Aesva) que señala que la Costa del Sol engloba al 80% de la flota del sector. Eso sí, cree que para conocer si las cuentas son buenas habrá que esperar. “Los costes han subido muchísimo: ahora un coche cuesta un 30% más”, afirma.
Territorio sometido a un “estrés extraordinario”
Las expectativas para 2024 indican que la tendencia turística creciente seguirá. Por ejemplo, entre el 1 de noviembre y el 13 de diciembre hasta cinco millones de europeos (el 80 desde fuera de España) han buscado un vuelo que aterrice en Málaga en el primer cuatrimestre de 2024 y las aerolíneas han respondido con casi un 20% de asientos más para alcanzar los 3,7 millones de euros. “Ha sido un año espectacular, pero creemos que 2024 será incluso mejor” dice con optimismo Cristina Pérez a la que, eso sí, preocupa la escasez de agua. “Ahora al cliente no le afecta, pero le afectará si sigue sin llover: el turista no quiere estar pendiente de horarios para poder ducharse o si puede o no bañarse en la piscina”, subraya.
2023 ha sido el año más seco en Málaga desde que hay registros (1961) y nada indica que llueva pronto mientras pantanos están ya apenas al 16,5% de su capacidad. Por eso desde Turismo Costa del Sol avisan que el nuevo año llega con “muchas incertidumbres por la crisis inflacionaria y las dos guerras que tensionan el escenario internacional” pero coinciden en que a nivel local la gran amenaza se llama sequía.
Si persiste, “podemos pasar de tener el mejor año de la historia a tener uno muy malo”, lamenta Salado, que ya anunció en noviembre que la propia Diputación reservaba 50 millones —el 11% de su presupuesto— para proyectos que luchan contra la escasez de agua. A finales de año la Junta de Andalucía también reveló que planeaba la construcción de desaladoras portátiles en la Axarquía —comarca donde permanecen los cortes de agua en una docena de municipios— en la Costa del Sol, donde la mayoría de ciudades ha prohibido regar jardines o llenar piscinas, pero cuyos ayuntamientos saben que el próximo paso —si no llueve— es parar el suministro durante varias horas al día.
Por eso especialistas como Rafael Yus, portavoz de Ecologistas en Acción, hablan de que no se puede “crecer infinitamente” y critican que se celebre cada récord y siempre se tenga el objetivo de seguir creciendo más y más en una situación de urgencia climática y una tendencia a un clima cada vez más seco y caluroso.
“El problema es que se está sometiendo el territorio a un estrés extraordinario sin pensar en cuestiones como la falta de agua y así pasa lo que pasa”, insiste Juan Ignacio Pulido, profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Jaén, que señala que en la actualidad el éxito de un destino turístico no se debe medir con otras variables. Hay dos que considera fundamentales.
“La primera es la contribución del turismo a la mejora de vida de la población residente. La segunda, que el turista se vaya satisfecho”, relata Pulido. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) Málaga fue en 2021 (último año disponible) la provincia española con menor PIB per cápita y, a cambio, donde más creció en 2023 el precio de la vivienda, según los datos de Sociedad de Tasación.
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