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Alquilar un coche este verano en la playa: pocos y muy caros

Las tarifas para alquilar un coche en zonas turísticas como Baleares o Andalucía se disparan por la escasez de la oferta de las empresas, que no han logrado completar sus flotas por la crisis de los microchips

Alquilar coches
Coches de un concesionario de alquiler aguardan en los solares de estas empresas ser requeridos por los miles de turistas que se esperan para la temporada veraniega en Palma.FRANCISCO UBILLA

Pocos y muy caros. Victoria Marcos, de 55 años, tenía reservada una semana de hotel en el norte de Mallorca con los vuelos ya comprados cuando decidió consultar los principales portales de alquiler de vehículos. Su idea era moverse por la isla y hacer excursiones. Hasta que vio los precios. A unos 90 euros por día —con muy poca antelación, eso sí— le salía más caro el vehículo que la semana de hotel con media pensión. Finalmente, a través de varios conocidos, consiguió que una persona que apenas utilizaba el coche se lo prestara: “No me salía a cuenta alquilar”.

La flota de vehículos de alquiler en Baleares se ha reducido un 40% este verano con respecto a los años previos a la pandemia. Esta temporada alta hay circulando en las islas unas 74.000 unidades, frente a las 120.000 que poblaban las carreteras antes de la covid. La reducción se debe, principalmente, a una importante falta de reservas de vehículos en las grandes empresas de alquiler, que se dedican también a la exportación de las unidades una vez finaliza el verano. Los fabricantes de automóviles han cancelado pedidos ante la ralentización de las cadenas de fabricación por la falta de semiconductores a nivel mundial, a lo que se sumaron en Semana Santa los retrasos en la llegada de algunas unidades por la huelga de transportistas. La falta de vehículos disponibles y la alta demanda han disparado los precios.

“Hemos estado 15 años sufriendo a los exportadores que ofrecen los alquileres de coches a cinco euros diarios porque su finalidad última es la exportación posterior a Francia y Alemania, pero para poder hacerlo tienen que tener el coche alquilado durante seis meses. Ahora esas tarifas se han terminado. Hay coches, pero no a esos precios” sostiene Ramón Reus, presidente de la Asociación Balear de Empresas de Alquiler de Vehículos con y sin Conductor (Aevab). Cuenta que algunas compañías no han podido completar sus flotas porque demandan tal cantidad de vehículos que, con los recortes en la producción de automóviles, a los fabricantes les ha sido imposible completar el suministro. Esa escasez de oferta, y también el incremento del precio de los vehículos nuevos para los empresarios, han tenido una repercusión en la tarifa que terminan pagando los clientes.

En Ibacar, una empresa local de alquiler de vehículos con oficinas en zonas del norte de Mallorca, su gerente Catalina Martorell afirma que los fabricantes han cancelado un 20% de sus pedidos y se han visto obligados a encarecer las tarifas ante la falta de unidades disponibles. “Hemos subido los precios un 50% porque tenemos menos coches. A pesar de todo, estamos ofreciendo un coche pequeño por unos 70 euros por día, una cifra muy alejada de la salvajada que cobran las oficinas del aeropuerto donde están pidiendo barbaridades”, señala. La carestía de las tarifas en los aeropuertos, precisamente, ha incrementado un 40% las reservas anticipadas en las pequeñas empresas locales, que apenas trabajaban con un 10% de clientes con reserva previa antes de la pandemia. Para evitar los problemas de este año, las pymes están cerrando ya la lista de pedidos de coches a las fábricas de cara a la próxima temporada, lo que habitualmente se solía hacer en diciembre o enero.

A la mitad en Andalucía

La misma situación se vive en otras comunidades turísticas. Ana María García, presidenta de la Asociación empresarial de servicios de vehículos de alquiler de Andalucía (Aesva), explica que durante la pandemia las empresas del sector debieron deshacerse de buena parte de sus coches para obtener liquidez ante la inexistencia de ingresos. “No venía nadie y los costes de mantener la flota eran altos, así que hubo que vender muchas unidades para pagar gastos como las plantillas”, asegura. Ahora que han vuelto a tener estabilidad, el problema es que no pueden adquirir vehículos. “Las fábricas tardan mucho en servir cualquier petición y dan prioridad a los particulares, así que es muy difícil. Necesitamos comprar coches, pero no nos los venden”, subraya.

En el aeropuerto de Málaga, las colas frente a las oficinas de alquiler son largas. Para muchos la espera es inútil, porque sin reserva, rara vez encuentran el vehículo que quieren o el precio se ha disparado a cifras inasumibles. “Los turistas han vuelto, pero a muchos tenemos que decirles que no hay coches”, dice García, que cree que las carencias en la movilidad son un contratiempo importante para destinos tan turísticos como el litoral malagueño. “Es como si vas a un restaurante y no tiene comida. Nuestra materia prima son los coches y no hay”, insiste. Por eso los que hay tienen precios desorbitados”.

La responsable de Aesva afirma que el sector está operando con la mitad de flota que antes de la pandemia, aunque no precisa las cifras. Y no da abasto para cumplir toda la demanda. La Costa del Sol aglutina al 80% de todos los vehículos de alquiler andaluces. La zona está registrando cifras turísticas similares a las de 2019, cuando batió récords. El pasado mes de enero la empresa pública Turismo Costa del Sol presentaba sus previsiones para 2022 y ya apuntaba que la situación sería similar al año anterior al inicio de la pandemia: se esperan 10,7 millones de turistas y una facturación de 13.780 millones de euros, como anunciaba el presidente de la Diputación Provincial, Francisco Salado.

En Palma, la última tormenta ha mandado al taller el coche de Esther Vicens, de 40 años, que lleva una semana sin una alternativa que le permita llevar a su hijo al colegio e ir después a trabajar. El fabricante de su vehículo tiene una larga lista de espera para acceder a un coche de sustitución porque no tienen unidades disponibles y sus intentos de alquilar han caído en saco roto porque agotan su presupuesto. “No puedo pagar 80 euros al día por un coche cuando igual voy a necesitarlo varias semanas” señala. La única posibilidad: ir a pie a todos lados.

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