El Gobierno entra en el final del año con una derrota clave de la senda de déficit y el desgaste de la deriva de Ábalos
El Ejecutivo reivindica que aún seguirá ganando votaciones como el decreto de la dana y presentará los Presupuestos


Este jueves se vivirá una jornada frenética en la política española, en la que se verán las fortalezas y las debilidades de los dos grandes partidos y un aperitivo de un final de año turbulento que dará paso a un 2026 ya muy electoral. La legislatura aún no está agotada y Pedro Sánchez insiste en que la apurará hasta el verano de 2027, plazo máximo para convocar elecciones, pero este jueves habrá una fotografía clara en el Congreso de la extrema debilidad parlamentaria del Gobierno. El PP, Vox, Junts y algún otro tumbarán la senda de déficit, un paso previo clave de los Presupuestos.
El Gobierno ha decidido acelerar este trámite y volverá a llevar la senda —es obligado por ley votarla dos veces— en diciembre, en los últimos plenos del año. Pero todo indica que volverá a decaer. Todo quedará así listo para que el Gobierno presente los Presupuestos a partir de febrero —se puede hacer a pesar de que caiga la senda de déficit, porque se elaboran con la anterior— y decida qué día quiere que se los tumben, porque tanto Junts como Podemos están inflexibles.
El Ejecutivo ha cambiado de estrategia. Ante la certeza de que tendrá muchas derrotas en las próximas semanas, dada la actitud de Junts, el Gobierno juega ahora a sacar el máximo partido político a esa situación presentando sus propuestas positivas, como hizo Yolanda Díaz con la reducción de jornada, y lanzando toda la presión sobre los que votan en contra. Díaz lo hizo entonces con Junts y con el PP, y el Gobierno lo hará este jueves con la senda de déficit y a partir de febrero con los Presupuestos, muy expansivos con un techo de gasto que crece un 8%. “Las comunidades del PP, que son la gran mayoría, van a tener muy difícil explicar que su partido tumba una senda de déficit muy positiva para ellas, que les daría más margen para gastar que la actual, y lo mismo les pasa con la quita de la deuda”, resumen en La Moncloa.
Pero pese a esa estrategia para tratar de hacer de la necesidad virtud, uno de los lemas de Pedro Sánchez, lo cierto es que el año acabará con dos derrotas muy simbólicas que mostrarán que la legislatura entra en una fase diferente de gran debilidad y ya en periodo casi electoral, con Extremadura ahora el 21 de diciembre y después Castilla y León, Andalucía y tal vez Aragón en 2026, y autonómicas y municipales en mayo de 2027.
En ese contexto, cada vez será más difícil aprobar reformas. “Esto habría pasado aunque Junts no hubiera dado este giro, las segundas partes de las legislaturas son así, y más con elecciones importantes en medio”, señalan fuentes del Gobierno. El Ejecutivo además prefiere ver el vaso medio lleno y se fija también en la votación que sí ganará mañana, esto es, la del decreto de la dana, ya pactado antes con Junts y que se presume con mucho apoyo. Y aún quedarán otras victorias así antes de que acabe el año. Pero no la más importante, la que tiene que ver con Presupuestos.
Pero además de esta simbólica derrota, la jornada tiene otro elemento muy delicado para el Gobierno: la posibilidad de que José Luis Ábalos pase a ser el segundo ex secretario de organización del PSOE que entra en prisión, después de Santos Cerdán. Está en manos del juez y de la fiscalía anticorrupción, que en los últimos meses ha mostrado un claro alejamiento del Ejecutivo, que no tiene ningún tipo de influencia sobre ella, como se ha demostrado en varias ocasiones.
A pocas horas de esa decisión vital para él, Ábalos ha empezado a lanzarse contra el Gobierno. Primero, entrando al choque con el propio presidente, que ha negado haberse reunido con Arnaldo Otegi en 2018 mientras el exministro asegura que sus fuentes le dicen que sí existió esa cita que también desmiente el líder de EH Bildu, y después atacando a la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, a la que acusa de haber alojado gente en su casa oficial en el ministerio de Trabajo durante la pandemia.
“Capítulo diario de casquería”
Este cambio de Ábalos ha indignado al Ejecutivo. Varios miembros del Gobierno consultados lo achacan a una tensión extrema ante el riesgo de entrar en la cárcel. Pero sobre todo aseguran que el caso está dando mucho material para el espectáculo en los medios, aunque no hay ningún cambio de fondo: Ábalos está fuera del PSOE, el partido le pidió el acta de diputado hace casi dos años, y no está ofreciendo ninguna información relevante para la causa, solo lanza golpes en redes sociales pero sin ningún contenido de fondo.
“Esto cada vez se parece más a una serie de Netflix con un capítulo diario de casquería, pero en el fondo seguimos donde siempre: todo lo que sale afecta solo a las tres personas implicadas en la supuesta trama, Ábalos, Koldo García y Cerdán. Vamos a seguir con un goteo constante, está asumido. Pero no hay nada que haga pensar en un cambio de rumbo y mucho menos en un adelanto electoral. El Gobierno sigue y la oposición está muy débil, como se ha visto este miércoles en el Congreso con Alberto Núñez Feijóo, que ya es objeto de burla generalizada”, señala un ministro en referencia al error del líder de la oposición, que no fue capaz de decir el titular que llevaba preparado: “anatomía de un farsante”, por Sánchez.
El PP también tiene un reto importante este jueves que pondrá el foco en su agujero más profundo, el desastre de la gestión del dimitido Carlos Mazón en la Comunidad Valenciana, que será presumiblemente relevado por las Corts. Las últimas revelaciones de la jueza, que demuestran nuevas mentiras de Mazón sobre las horas clave de la tragedia, y la dependencia absoluta de Vox que se verá en el pleno, serán una baza para que el Gobierno trate de desgastar de nuevo a Feijóo con su gestión política de este escándalo. Los populares, por el contrario, creen que este jueves darán carpetazo definitivo a la crisis de Mazón para concentrarse en las elecciones de Extremadura, donde esperan asestar un golpe duro al PSOE, aunque es probable que dependan aún más de Vox.
En medio de este horizonte turbulento del final de año, con un diciembre ya a punto de arrancar y mucha gente pensando en las vacaciones navideñas, llegan también nuevas noticias delicadas para el Ejecutivo. Primero, nuevas peticiones de información de la Audiencia Nacional sobre el uso del dinero en efectivo del PSOE. El partido insiste en que dará todos los datos porque no tiene nada que ocultar y todos sus pagos en efectivo están justificados y sacados de sus cuentas oficiales, pero cada vez que se reactiva este asunto vuelve el desgaste.
Y por si fuera poco, un hombre clave en la sombra del núcleo duro de Sánchez, Antonio Hernando, tendrá que declarar como testigo en la investigación sobre Leire Díez que, según dijo en una grabación, actuaba en nombre del PSOE para investigar malas prácticas de la UCO y otras instituciones. Hernando es una pieza muy relevante de la estructura interna del Gobierno, encargado de muchos asuntos delicados, entre ellos la relación con el PNV y Bildu, que antes llevaba Santos Cerdán. El Gobierno sostiene que va solo como testigo y contará lo que pasó, según su versión: que fue a escuchar a Díez a una reunión en Ferraz porque le dijeron que tenía información relevante y cuando comprobó que no era así, que no tenía nada, se levantó y se fue a la mitad de la cita. Pero la oposición tiene un nuevo elemento para el desgaste y para ofrecer una imagen del entorno de Sánchez cercado por distintos casos.
“Se junta todo en el mismo puchero y parece una hecatombe, pero en realidad estamos donde estábamos. Y seguimos negociando con los socios para enfilar cuestiones muy relevantes, especialmente con el PNV y ERC”, señalan fuentes del Ejecutivo.
De hecho, los movimientos de Sánchez y su equipo no hacen pensar en ningún fin de ciclo ni mucho menos adelanto electoral, sino todo lo contrario. María Jesús Montero ha anunciado que en febrero presentará la reforma de la financiación autonómica, y eso indica que se está cerrando la negociación con ERC, la más interesada porque detrás de este anuncio está la “financiación singular” acordada para dar paso a la investidura de Salvador Illa, y podrían incluso abrirse paso los presupuestos en Cataluña.
Y con el PNV, que está trasladando mucha inquietud por el futuro de la legislatura, también se está negociando de forma intensa las transferencias pendientes que están en el Estatuto, para cerrarlo por completo. No es fácil, pero se trabaja intensamente para cumplir con dos grupos decisivos de la mayoría a la espera de ver si Junts, con la que también se trabaja de forma discreta, puede revisar su decisión de ruptura total si hay avances en los temas pendientes y sobre todo si Carles Puigdemont logra volver a España por la aplicación completa de la ley de amnistía.
Como toda esta compleja legislatura, hay dos formas de ver el momento político: vaso medio vacío, con enormes dificultades y un Ejecutivo sin mayoría parlamentaria, o vaso medio lleno, con muchos proyectos que sí salen adelante y unos datos económicos alentadores. La forma en la que se mira depende mucho de la ideología del observador en un momento de máxima polarización política.
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