Una de cada dos personas LGTBIQ+ ha sufrido algún tipo de agresión en el último año
La mayoría cree que España es referente en la defensa del colectivo, pero para un tercio se ha ido “demasiado lejos”
La guerra de banderas por el día del Orgullo, la reivindicación de la visibilidad y los derechos del colectivo LGTBIQ+, ha vuelto a poner de manifiesto que sigue siendo necesario, aunque no todos hayan entendido aún los motivos. Menos de la mitad de la población (47%), por ejemplo, valora positivamente la celebración de ese evento, según un sondeo monográfico del instituto 40dB. para EL PAÍS y la Cadena SER, aunque son muchos más (el 21,2%) los que lo califican de “muy positivo” que los que ven “muy negativo” (7,6%). El sondeo (2.000 entrevistas online) se realizó entre los pasados 21 y 24 de junio. En esos días hubo polémica por el cartel elegido por el Ayuntamiento de Madrid (PP) para promocionar el Orgullo (sin la bandera y sin las siglas del colectivo), y Albert Puig, alcalde accidental —sustituye a la alcaldesa, de baja por maternidad— de Ribera d’Ondarra (Lleida) y miembro del partido ultra Aliança Catalana, aseguró en sus redes sociales que los homosexuales son “el cáncer más grande que tiene Cataluña”.
Más de la mitad (52,2%) de la población general declara haber presenciado alguna agresión al colectivo LGTBiQ+ en el último año, la mayoría (43,6%) en redes sociales, medios de comunicación (37,1%) y espacios públicos (27,1%). Un 39,2% son verbales; un 37,9% discriminación, casi un 18% ataques físicos y un 12,6% violencia sexual. Entre el colectivo LGTBiQ+ una de cada dos personas afirma haber sufrido alguna agresión en los últimos 12 meses, fundamentalmente, verbales (36,8%) o de discriminación (33,8%) y en espacios públicos y redes sociales. Casi un 13% ha sufrido una agresión de tipo sexual y cerca de un 10% física.
El 53% de la población general considera que la discriminación del colectivo es un problema importante en España, frente al 47% opina que “poco o nada”. Los porcentajes varían mucho según la generación y, sobre todo, según el sexo: un 82% de las mujeres de la generación Z (18-26 años) cree que es un problema muy importante frente al 54% de los hombres que lo ve así en esa misma franja de edad.
Casi el 60% cree que España —que aprobó el matrimonio igualitario en 2005 bajo el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero cuando solo otros tres países (Holanda, Bélgica y Canadá) reconocían ese derecho— es un “referente” en la defensa de los derechos LGTBIQ+. Pero hasta un tercio de los encuestados opina que “se ha ido demasiado lejos”. Pese a la irrupción en las instituciones de Vox, un partido que combate lo que llama “el lobby gay”, para el 54% existe poco o ningún riesgo de “retroceso” en materia de respeto e igualdad. Algo menos, (un 52%) cree que todavía queda por avanzar. Alberto Núñez Feijóo, líder del PP, partido que en 2005 (salvo Celia Villalobos) votó en contra de la ley del matrimonio gay, utilizó precisamente esa expresión —”Queda por hacer”— en sus redes sociales este viernes para promocionar el Orgullo.
Queda por hacer, pero celebramos que somos uno de los países más libres e igualitarios gracias a mujeres y hombres de todo credo y condición que nos han traído hasta aquí.
— Alberto Núñez Feijóo (@NunezFeijoo) June 28, 2024
Mi compromiso con el respeto a todas las personas a ser y sentir lo que quieran como quieran.#Orgullo2024 pic.twitter.com/tBUgNurDwT
Esos porcentajes cambian mucho según la intención de voto. Así, ese tercio que cree que se ha ido “demasiado lejos” en la defensa del colectivo LGTBIQ+ se concentra fundamentalmente en los apoyos de Vox (64,3%) y de la marca política del agitador ultra Alvise Pérez, Se Acabó la Fiesta (59,3%). Del lado contrario, quienes opinan que “queda por avanzar” son, por este orden, votantes de Podemos, el PSOE y Sumar. En cuanto al “riesgo de retroceso”, los más preocupados son los apoyos del partido de Ione Belarra, seguidos por los de Sumar y los del PSOE.
Preguntados por qué marca política creen que defiende mejor al colectivo, Podemos (22,5%) y el PSOE (21,2%) son las favoritas entre la población general, seguidos de Sumar (13,2%) y, a mucha distancia, el PP (5,8%); y Vox (4,5%). Entre la población LGTBIQ+ el partido que creen que mejor defiende sus derechos es el PSOE (28,2%), que supera en 8,5 puntos porcentuales al segundo, Podemos. Solo un 3,2% cree que Se Acabó La Fiesta es quien mejor los defiende. En su primer discurso tras obtener 800.000 votos en las elecciones europeas, Alvise se presentó como el defensor de “los homosexuales que sufren la homofobia de manadas extranjeras”, vinculando, al igual que Vox, inmigración y criminalidad.
El 67,5% cree que la sociedad española es muy o bastante tolerante, frente al 32,5% que cree que “poco o nada”. Las mujeres se muestran menos propensas a pensar que hay tolerancia con el colectivo que los hombres y la percepción mejora cuando la pregunta es sobre uno mismo: Casi un 90% se considera muy o bastante tolerante. Un 43,2% afirma que hay personas LGTBIQ+ en su entorno familiar; un 66,4% entre sus amistades y un 47,2% en el espacio laboral o de estudios. Preguntados sobre si les incomodaría que el presidente del Gobierno, un familiar cercano, su jefe, un amigo, su médico, su artista o deportista favorito o un compañero de trabajo perteneciese al colectivo, la mayoría (73%) afirma que no, pero ese porcentaje desciende notablemente, hasta el 66,7%, cuando la pregunta se refiere al hijo o hija.
La mayoría (74,9%) está a favor de que personas del mismo sexo se puedan casar o adoptar hijos (69,4%), pero hasta un 31,5% considera que “una mujer trans no es una mujer” y son mayoría (46,5% frente a 40,6%) los que creen que la sanidad pública no debe cubrir los procesos de transición de sexo (tratamientos hormonales, operaciones...). La mitad de la población rechaza la idea de que es la biología la que determina el sexo y el género, pero cuatro de cada diez creen que sí y el resto no se ha formado una opinión.
Un 30,5% cree que debería haber “un día del orgullo heterosexual”; un 23% opina que la bisexualidad “tiene más que ver con la promiscuidad que con la orientación sexual” y casi un 26% cree que la diversidad va a acabar “con las costumbres y valores de siempre”. Por intención de voto, esos porcentajes, de nuevo, varían considerablemente. Algo más de la mitad (54,9% ) de los que apoyos de Vox están “a favor” de que las personas del mismo sexo se puedan casar, frente al 91,7% de los de Sumar; el 88,1% de los de Podemos; el 84,6% de los del PSOE; el 71,3% de Se acabó la Fiesta y el 67,4% del PP, que en su momento, recurrió la ley al Constitucional. Pero menos del 44% de los votantes del partido de Santiago Abascal consideran que las parejas homosexuales y heterosexuales deben tener “los mismos derechos” —en el caso del PP ese porcentaje sube al 63,6%—; solo un 27,5% de ellos cree que “una mujer trans es una mujer” y menos de la mitad de los apoyos de Abascal (46,7%) suscriben la frase: “La diversidad sexual es una realidad, no una moda”. Además, en ese electorado, casi el 50% cree que esa diversidad va “acabar con las costumbres y valores de siempre”. Esta semana, en el parlamento balear, donde PP y Vox gobiernan en coalición, un diputado del partido ultra, Javier Bravo, se burlaba así desde la tribuna de una línea de asistencia específica para el colectivo: “A lo mejor la asociación de bigotudos que fuman también quieren un teléfono”.
En general, las mujeres de todas las generaciones tienen actitudes ligeramente más abiertas hacia la diversidad sexual, siendo la de la generación Z donde más amplia es esa diferencia con los hombres. En ese tramo de edad, hasta un 26,8% de los chicos dice que le incomoda ver a una pareja homosexual y un 43,6% de ellos cree que debería haber “un día del orgullo heterosexual”.
La encuesta también revela cómo en pleno 2024 pertenecer al colectivo sigue condicionando a muchas personas: un 33,8% asegura que evita las muestras de afecto en público y un 29,5% que oculta una relación personal.
Casi un 10% de la población se siente LGTBIQ+. El porcentaje disminuye según avanza la edad y solo en la generación Z hay más mujeres que hombres que se identifican en ese colectivo. La edad media para lo que se conoce coloquialmente como salir del armario son los 22 años. La primera persona a la que se lo suelen decir es un amigo (38,1%) o la madre (21,5%). La razón principal de los que afirman no haberlo compartido es que no lo necesitan (55%). Un 14,5% no lo ha hecho por temor a “perder” a su familia o amigos y casi un 12% porque dice no sentirse cómodo con su condición, ya que percibe rechazo.
En cuanto a donde han encontrado referentes valiosos para el colectivo, el grupo mayoritario (43,8%) señala las redes sociales, seguido de series o películas y amigos o conocidos. En los medios de comunicación ese porcentaje apenas llega al 25,8%; en el deporte baja al 17,8% y en la política al 15,5%.
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