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Estafas, cárcel y una fuga: el pasado turbio del chef mallorquín asesinado en Brasil

El cocinero David Peregrina y su mujer, Érica da Silva, fueron asesinados a tiros el viernes dentro del restaurante que regentaban en la localidad turística de Porto Seguro

David Peregrina y Érica da Silva Santos, en una imagen de las redes sociales del restaurante.
Lucía Bohórquez

El restaurante que el chef mallorquín David Peregrina regentaba junto a su mujer, Érica da Silva, reproducía el exitoso modelo de los chiringuitos de la famosa playa de Illetes en Formentera. Paellas cocinadas a fuego vivo en un enclave de ensueño ―una isla en el río Buranhem en la localidad brasileña de Porto Seguro― con servicio de lancha privada para trasladar a los clientes del muelle peatonal al establecimiento. Un modelo que, como el de la isla pitiusa, parecía funcionar a pleno rendimiento a juzgar por las fotografías que ambos colgaban en sus redes sociales. Grupos de amigos celebrando en el local, el chef participando en shows de cocina y viajes familiares en barco hasta que todo se truncó el viernes. Los cuerpos de Peregrina, de 53 años, y de su mujer, de 38, fueron encontrados dentro del restaurante Ilha dos Ribeirinhos que ambos regentaban en la turística localidad del Estado de Bahía. Estaban cosidos a tiros, según informaciones de la Policía Local de la provincia, que trata de averiguar los motivos del crimen y la autoría de los asesinatos.

Aunque las autoridades no han ofrecido todavía demasiados detalles del suceso, las sombras sobre la vida que el chef había llevado en su Mallorca natal afloraron en cuanto su nombre salió a la luz por el trágico suceso. El historial de Peregrina era conocido en el ámbito judicial, pues había sido condenado en el año 2012 por una estafa hipotecaria de más de dos millones de euros cometida años antes, y tiempo después, por apropiarse del dinero de un conocido restaurante de Palma en el que trabajó como gerente. Entró en prisión para cumplir las condenas, pero durante el disfrute de un permiso penitenciario aprovechó para huir a Brasil, desaparecer del radar y comenzar una nueva vida como chef especializado en paellas. A pesar de que la Audiencia Provincial de Baleares dictó una orden de busca y captura internacional contra él, las autoridades no lograron detenerlo, y en 2020 sus cuentas pendientes con la justicia prescribieron. Para entonces, Peregrina, que no había mirado hacia atrás, se había convertido en una nueva persona en Brasil. Se había casado con Érica, con la que tenía tres hijos, y había comenzado a gestionar un restaurante.

Los problemas del chef con la justicia mallorquina empezaron en el año 2003, cuando trabajaba en la entidad bancaria Caixa Rural de Baleares en la localidad de Muro, en el norte de la isla. Según la sentencia dictada por la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Baleares que lo condenó a tres años y nueve meses de prisión, Peregrina fue el cerebro de una trama de fraude que implicó a una treintena de personas y desvió más de dos millones de euros de la caja de ahorros. El acusado admitió ante el tribunal que suscribía préstamos hipotecarios a nombre de personas que recibían pequeñas gratificaciones a cambio de prestar sus datos, y posteriormente simulaba compraventas de viviendas sirviéndose de tasaciones infladas, que le valían para aprobar los créditos, cuyos importes iban directos a su bolsillo y al de otras tres personas. En esa ocasión, Peregrina alcanzó un acuerdo de conformidad con la Fiscalía, se declaró culpable y aceptó los tres años y nueve meses de cárcel.

Ilha dos Ribeirinhos
El restaurante Ilha dos Ribeirinhos, en Porto Seguro, Brasil.Ilha dos Ribeirinhos

Sin embargo, hasta llegar al juicio pasaron muchas cosas. Cuando la Policía comenzó a investigar la estafa, Peregrina huyó a Brasil, de donde era su novia, y permaneció dos años en paradero desconocido. Hasta que un día decidió entregarse y afrontar el peso de la justicia en Mallorca. El abogado que representaba a la caja de ahorros, Jaime Campaner, reclamó su ingreso en prisión preventiva alegando riesgo de fuga, ante la posibilidad de que volviera a desaparecer en Brasil. “Sabía a lo que jugaba, no estaba nervioso,” recuerda Campaner sobre aquel episodio. El juez José Castro, conocido después por instruir el caso Nóos y procesar a Iñaki Urdangarin, entonces marido de la infanta Cristina, hermana de Felipe VI, acordó su ingreso en la cárcel a la espera de juicio. Allí permaneció durante algo más de un año hasta que pudo salir bajo fianza. “Tenía don de gentes, pero a partir de declararse culpable por el caso de la estafa le comenzaron a crecer los enanos,” cuenta otro abogado que participó en el proceso.

Las cuentas pendientes con la justicia se le iban acumulando. Apenas nueve días después de pactar la primera condena por la estafa, la misma sala de la Audiencia Provincial dictó una segunda de dos años y cinco meses de cárcel por delitos de apropiación indebida y falsedad continuada. Según esta resolución, Peregrina fue contratado en enero de 2010 en un conocido restaurante de Palma como gerente, un cargo que desempeñó hasta septiembre del año siguiente. Según admitió él mismo, durante esos meses aprovechó que era el encargado de cuadrar la caja para quedarse con parte de la recaudación diaria del local, llegando a sustraer 208.382 euros. Su modus operandi pasaba por anotar como ventas por tarjeta de crédito aquellas que se realizaban por efectivo metálico, introduciendo anotaciones falsas en el terminal de tarjetas del establecimiento. Así provocaba un sobrante de efectivo en caja que aprovechaba para quedarse.

El chef ingresó en la prisión de Palma para cumplir los más de cinco años de cárcel que pesaban sobre él. En 2015, cuando ya podía disfrutar de permisos penitenciarios, aprovechó uno de ellos para huir a Brasil y no regresar jamás. Su rastro se perdió durante más de un año hasta que en Nochebuena de 2016 echó a andar el perfil del restaurante en redes sociales. Pocos días después, Peregrina aparecía en una fotografía, con su mujer, junto a una de las lanchas que utilizaban para desplazar a sus clientes desde el otro lado del río. En la última publicación, de hace seis días, el equipo del restaurante informaba de la repentina muerte del matrimonio. Las autoridades brasileñas aclararán ahora si el pasado de Peregrina tuvo que ver en la muerte de la pareja, que sorprendió al chef en la cocina de su restaurante.

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Sobre la firma

Lucía Bohórquez
Colaboradora de EL PAÍS en las Islas Baleares. Periodista de la Cadena SER en Mallorca desde el año 2008, donde se ha especializado en temas de tribunales. Estudió Periodismo en la Universidad del País Vasco.

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