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Siete años sin aclarar el origen de la fortuna de los Pujol en Andorra

El ‘expresident’, alejado de la estrategia de defensa, confía en que será absuelto de la apertura de juicio oral contra él y sus siete hijos mientras persigue su rehabilitación pública

El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol a su llegada al homenaje que la entidad Amics de Jordi Pujol le rindió en 2018 en Barcelona.
El expresidente de la Generalitat Jordi Pujol a su llegada al homenaje que la entidad Amics de Jordi Pujol le rindió en 2018 en Barcelona.Marta Pérez (EFE)
Jesús García Bueno

El 25 de julio de 2014, Jordi Pujol emitió un comunicado en el que reconocía que su familia había mantenido un patrimonio oculto en cuentas de un banco de Andorra sin haberlo puesto en conocimiento de la Agencia Tributaria. Esta confesión fue el origen de una causa judicial tras una querella de Podemos que buscaba averiguar el origen de este dinero, cuya cuantía la familia nunca ha aclarado y del que solo ha insistido en que procedía de un legado del padre del expresident, Florenci Pujol, que tenía un negocio de intercambio de divisas durante el franquismo. Pujol jamás ha aportado ninguna prueba de este origen y los investigadores creen que en realidad el dinero es fruto de actuaciones irregulares durante su larga trayectoria política. Pocos días después de la confesión, y pese a sus 23 años como presidente de la Generalitat, Pujol se había convertido en un paria dentro de su propio partido y le fueron retirados todos los honores y prebendas como expresident.

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Siete años después, al veterano político parecen preocuparle poco las consecuencias que pueda tener para él el proceso judicial en la Audiencia Nacional. El magistrado Santiago Pedraz ha abierto juicio oral contra el expresidente catalán, para quien la Fiscalía pide nueve años de cárcel. La resolución de Pedraz repasa los delitos que el ministerio público, la Abogacía del Estado y una acusación atribuyen a Pujol y a sus siete hijos: asociación ilícita, blanqueo de capitales y contra la Hacienda Pública, entre otros. A sus 90 años y alejado de la vida pública desde la confesión, el expresident tiene la vista puesta en otro juicio: el de la historia.

“Mi caso tiene algo particular. No es solo un tema fiscal. Y no es un caso de corrupción o de abuso de una posición privilegiada. Eso ya se verá en el momento del juicio, pero puedo decir que es donde me siento más seguro”, ha explicado Pujol en un libro-entrevista (Entre el dolor y la esperanza, Proa-Enciclopèdia) que es algo así como su testamento político. En las conversaciones que ha mantenido con el periodista Vicenç Villatoro, Pujol expresa esa inquietud que le persigue: ¿cómo pasará a la historia? ¿Se salvará su legado político?

De la sentencia que emita la Audiencia Nacional depende, en parte, que se materialice o no la rehabilitación de la figura pública de Pujol, tal y como pretenden él mismo y su entorno. El “borrón” —como él lo llama en el libro— de Andorra estará siempre ahí, admite. Pero tiene la esperanza de que su legado político sobrevivirá a su muerte.

La noticia de la apertura de juicio oral, según fuentes de su entorno, apenas altera la vida de Pujol, que transcurre plácida entre su casa y el pequeño despacho de Barcelona donde lee, escribe y recibe visitas. Su mujer, Marta Ferrusola, padece alzhéimer, lo que le ha valido ser exculpada del caso Pujol. Aunque por la edad ha perdido algunas facultades, el expresidente catalán sigue manteniendo una conversación rica y viva, según una de las personas de ese reducido círculo que es su hilo con el mundo exterior.

La fe en el terreno judicial la ha depositado Pujol en uno de los abogados más reconocidos, tanto en Barcelona como en Madrid: Cristóbal Martell. El expresidente, por lo demás, no participa en su estrategia de defensa: ni la traza, ni emite recomendaciones, ni siquiera la valida, según explican fuentes de su entorno. Tampoco conoce al detalle los hechos por los que sus hijos —especialmente en el caso de los enrevesados negocios del primogénito, Jordi Pujol Ferrusola— lo acompañarán al banquillo. El futuro de sus hijos sí es motivo de un desasosiego que se ve acentuado, también, por la culpa (confesada en el libro) de no haber “cumplido como padre de familia”.

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.

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