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El entorno independentista de Bélgica considera “inaceptables” los indultos

El acuerdo de gobierno “genera dudas” en el Consejo por la República, el órgano presidido por Puigdemont y con sede en Waterloo

El ex presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, a principios del mes de marzo, cuando perdió la inmunidad parlamentaria.
El ex presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, a principios del mes de marzo, cuando perdió la inmunidad parlamentaria.YVES HERMAN (reuters)
Guillermo Abril

El entorno independentista catalán de Bélgica considera que los indultos no resolverán el conflicto, según ha podido saber EL PAÍS. “Sin una amnistía no puede haber una negociación honesta”, aseguran fuentes próximas al Consejo por la República, el órgano con sede en Waterloo presidido por el expresidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, y capitaneado de facto por su vicepresidente, el exconsejero Antoni Comín. “En términos personales nos alegramos mucho de que los hijos puedan tener a sus padres en casa. Pero políticamente no es aceptable”, añaden estas fuentes. “No resuelve el conflicto ni la represión”.

Un indulto, que es una medida de gracia personal, resulta “neutra” (así lo definen estas fuentes) para políticos como Puigdemont y Comín, residentes en Bélgica desde 2017, y declarados en rebeldía por la justicia española. “El indulto no les va a afectar de ninguna manera”, abunda Gonzalo Boye, abogado de los independentistas asentados en el corazón de Europa. La medida que baraja el Gobierno español no anularía en ningún caso sus cuentas pendientes con el Tribunal Supremo, que reclama a Bruselas la extradición de Puigdemont, Comín y también de la exconsejera Clara Ponsatí –los tres elegidos eurodiputados– desde hace tres años.

El Consejo por la República, el órgano supuestamente inspirado en los gobiernos catalanes en el exilio tras la Guerra Civil, auspiciado en el entorno de Waterloo, y cuyo encaje dentro de la estrategia soberanista ha sido uno de los puntos conflictivos del reciente acuerdo de Gobierno sellado entre ERC y Junts, ha defendido desde su creación la amnistía como condición previa al diálogo que ahora podría abrirse con el Estado.

El entorno independentista de Waterloo cree que los indultos abren dos posibles escenarios. Por un lado, está la posibilidad de que caigan en el olvido los que optaron por abandonar Cataluña para eludir la prisión, debilitando el músculo soberanista afincado en Europa; una parte de la sociedad catalana y española dará el conflicto por resuelto, estiman, y es posible que incluso pase lo mismo en la opinión pública europea.

En este mismo sentido se ha pronunciado en público Elisenda Paluzie, presidenta de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), que ha defendido que la medida del Gobierno debilitará el independentismo. “Los indultos si llegan no serán un éxito”, ha manifestado este jueves a través de Twitter. “Serían una decisión política inteligente del Gobierno español contra el independentismo. No sólo porque quedan fuera los exiliados y los 3.000 represaliados sino porque políticamente nos desarman e internacionalmente son nefastos”. La otra opción, opinan desde Bélgica, podría ser justo al revés: que el movimiento independentista ponga el foco y se movilice en favor de quienes queden fuera del marco de los indultos, en el extranjero, como ellos.

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Fuentes cercanas al Consejo asumen que sigue en marcha una estrategia de arrinconamiento de quienes optaron por abandonar Cataluña tras el referéndum ilegal del 1-O, con el objetivo de debilitar el liderazgo del inquilino de Waterloo. “El Estado sabe que hasta que no apaguen a Puigdemont la llama de la independencia sigue viva”, valoran. “No es por los presos que continúa [esta llama]. Sin él ni el exilio, esto se habría acabado hace rato”.

La vacuna de Puigdemont

Puigdemont ya está vacunado con la pauta completa desde este miércoles, y es capaz de hacer política incluso con los brebajes que ha estado ingiriendo para paliar el leve malestar causado por los pinchazos: combina hierbaluisa del Vallespir (una comarca del sur de Francia, fronteriza con Cataluña) con miel del municipio ilerdense de Solsona, tal y como ha publicitado en redes sociales. Sin embargo, a pesar de su tendencia a expresarse en público, ha guardado un largo silencio durante los 90 días de negociación entre el partido que preside y los republicanos.

Mientras algunos sectores del independentismo han achacado este mutismo a un creciente aislamiento, el entorno del Consejo asevera que Puigdemont ha tratado de mantenerse al margen de forma consciente: cualquier salida de la negociación –tanto investir como la coalición o la ruptura– era “mala”, estiman, y se le hubiera considerado a él “responsable”. De esta forma, añaden, ha podido “quedar desmarcado” de un acuerdo que ha dejado descontento al ala dura soberanista y del que recelan desde el Consejo. “Hemos sido claros”, dicen fuentes de este organismo, cuyo objetivo de preparar la vía de la ruptura unilateral por si fracasa la mesa de diálogo ha quedado en suspenso mientras se reformula para dar cabida a distintas voces del independentismo. “Respetamos el pacto, pero nos genera dudas de hasta qué punto es útil para alcanzar el objetivo de la independencia”.

El expresidente rompió su silencio la semana pasada en una carta dirigida a la militancia de Junts en la que le presta y reclama “lealtad” hacia Aragonès, pero denuncia los “intentos” de “debilitar” al Consejo por la República y de “enviar a una esquina” la supuesta “legitimidad” emanada del 1 de octubre y de la posterior declaración de independencia. Es decir: de arrinconar su legado.

En un comunicado emitido este lunes, el Consejo pilotado por Puigdemont y Comín también celebró el pacto de investidura, pero reclamó de nuevo su papel ante una futura confrontación: “El independentismo no puede limitar su estrategia solo a una negociación con el Estado español que probablemente no garantizará el derecho a la autodeterminación de Cataluña”.

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Sobre la firma

Guillermo Abril
Es corresponsal en Pekín. Previamente ha estado destinado en Bruselas, donde ha seguido la actualidad europea, y ha escrito durante más de una década reportajes de gran formato en ‘El País Semanal’, lo que le ha llevado a viajar por numerosos países y zonas de conflicto, como Siria y Libia. Es autor, entre otros, del ensayo ‘Los irrelevantes’.

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