Blanca Padilla: “Ser modelo es un trabajo que pone todas tus inseguridades a la luz”
La española celebra más de una década trabajando con los mejores de la moda y adaptándose a los cambios de un sector al que llegó por casualidad y se quedó por obstinación

La primera vez que Blanca Padilla (Madrid, 30 años) desfiló fue algo inesperado. Ella era una estudiante de 19 años cuando fue abordada en el metro por un agente que le propuso probar como modelo. Unas semanas después se subía a la pasarela madrileña, en un desfile de Alvarno: “Confiaron tanto en mí que me pusieron un vestido complicado, de los que se enredan al tacón. Yo solo pensaba que me iba a caer y que me perdonaran”, rememora 11 años después del estreno. No se cayó y de aquel debut emergió con el premio a mejor modelo y experiencia para desfilar unos meses después en la elitista alta costura de París. En menos de un año protagonizaba su primera campaña (para Dolce & Gabbana), desfilaba para firmas como Valentino, Versace o Armani y se convertía en ángel de Victoria’s Secret, algo que solo habían conseguido cuatro españolas hasta entonces.
“No salió mal”, reconoce, “pero me miro y me veo muy niña. A partir de ahí todo fue muy rápido”. Enseguida se dio cuenta de que aquello no era un juego, sino una potencial carrera, y no tuvo reparos en mudarse a Nueva York. “La fichamos y vino inmediatamente, algo a lo que no todas están dispuestas”, recuerda Jason Valenta, director global de scouting en Next Management. “Al instante comprobé que además de ser bellísima tenía determinación. Fichamos a muchas chicas, pero Blanca no era solo físico, también poseía un arrojo y una mentalidad empresarial que evidenciaban que era capaz de mirar a largo plazo. En cuanto empezamos a trabajar supe que tendría una gran carrera”. Porque más difícil aún que esa llegada explosiva sería mantenerse en un mercado obnubilado por la novedad. La incertidumbre es parte de la profesión, afirma Padilla, “siempre va a estar ahí, pero ahora tengo la libertad de elegir lo que quiero hacer, de definir mis ritmos. Estoy priorizándome a mí misma y mi bienestar”.


No ha sido sencillo llegar a esta posición privilegiada en la que los contratos le llegan de manera directa, confiesa: “Al principio tienes que pasar muchos castings para que todo el mundo te vea y te revea. Yo aterricé sin saber nada y de repente me encontré en una vorágine de opiniones ajenas; de presión externa e interna. En general empiezas muy joven, cuando todavía estás intentando entender partes de ti. No sabes quién eres, pero te llueven estímulos en forma de rechazo, que es duro, o de aprobación, que tiene también peligro porque tendemos a agarrarnos a ella y yo soy muy perfeccionista. Es un trabajo que pone todas tus inseguridades a la luz”. Lo fácil es ponerse una coraza, lo difícil, admite, transitarlo: “Hoy sigo teniendo inseguridades, por supuesto, pero creo que esta profesión ha sido un regalo que me ha ayudado a ocuparme de mí misma”. Un proceso en el que se ha valido de la terapia, que ha dejado de ser tabú, y de su gente cercana. “Blanca es una persona que ha trabajado su mente para conocer y abrazar el sector”, apunta Natalia Presas, su representante en todo este tiempo, “a mí me ha enseñado a aceptar ritmos inciertos; no ha dejado de crecer, investigar o expandirse hacia otros mundos. Perseverancia, fortaleza y calidad humana son algunos de los adjetivos que la definen, pero tampoco olvidaría otros como cabezota”, bromea la representante. Llámese cabezonería u obstinación, ese impulso ha sido clave en su trayectoria.
Nuevos horizontes y nuevo panorama
Este verano se casaba en Menorca, con el que ha sido su novio en los últimos 10 años, y hace unas semanas entraba en la treintena. En su futuro se esbozan nuevos desafíos. En el ámbito personal, en su relación: “Parecía que estaba todo hecho, pero ahora que nos asentamos se nos plantean nuevos retos”. Laboralmente, como modelo de más de 30, el paisaje se le ha despejado porque en los últimos años la industria ha sufrido un terremoto sobre algunos pilares como el edadismo. Hasta hace poco, y salvo excepciones, se podía dar por concluido el recorrido de una modelo al cumplir los 28. Hoy es frecuente ver a mujeres mayores desfilando en Milán o París y protagonizando campañas para firmas como Zara o Loewe. “A mí esto me da tranquilidad y me encanta. Tengo mucho respeto y admiración hacia las que llevan más tiempo. Hay algo muy bello en sus expresiones o en sus arrugas. Aunque eso no quita que transitarlo como mujer, especialmente en el mundo de la moda, sea complicado”. Ha mejorado, al igual que en otros ámbitos, el trato entre compañeras, que han dejado de mirarse como rivales: “Todas tenemos experiencias parecidas, ¿por qué nos vamos a dar la espalda? Hay más sororidad que antes, pero también un punto complicado cuando entran en juego el ego y las inseguridades. Pero vivir desde ahí te consume”.


Siempre ha observado la moda con interés, reconoce: “Lo que mejor recuerdo del inicio es sentir mucha curiosidad”. Pero igualmente ha levantado barreras: “Este es un mundo, como otros, en el que hay drogas, trastornos alimentarios… Yo siempre he intentado mantenerme al margen centrándome en el trabajo. Nunca me han llamado la atención ni la fiesta ni gastar dinero”, porque en esta profesión se puede ganar mucho siendo muy joven. Hay avances, pero muchos de los comportamientos perniciosos que quedan por resolver los sufren las modelos, a las que se sigue despersonalizando como a maniquíes inertes: “Es parte de mi trabajo lidiar con ello, lo que no significa que tenga que aguantarlo. Lo equiparo a cualquier puesto en el que tienes experiencias buenas o malas, un jefe que te encanta o un equipo con el que no te entiendes”, dice. En la sacudida del sector tampoco salió bien parado el desfile de Victoria’s Secret, entre acusaciones de sexismo y escándalos. Tras su primera colaboración con la marca, Padilla defendía, en una entrevista con EL PAÍS, que era “una oda a la mujer segura de sí misma, dueña de su vida”. ¿Sigue pensando lo mismo? “Sí, porque lo viví desde ahí. La primera vez tenía 19 años, era un manojo de nervios, pero fue una experiencia divertida. Me preparé, entrené y disfruté. Hay muchos mensajes detrás y lo puedes interpretar de mil maneras, pero yo fui a hacer mi trabajo”.
Hoy las modelos tienen una poderosa voz a través de las redes sociales, donde pueden ampliar las fronteras de su carrera. “Otorga nuevos recursos y más profundidad. Incluso desde el marketing, porque ya no estás vendiendo solo a una chica que resulta atractiva con la ropa, sino que el mensaje se enriquece con sus valores. Es atrayente para las marcas y bonito para nosotras. Puedes llegar a muchas personas, pero hay que ser consciente, reflexionar y hacerlo desde la humildad a la hora de hablar de según qué cosas”, añade con tiento. Ella experimentó las consecuencias positivas y negativas de tener un altavoz en una entrevista televisada con Risto Mejide, cuando llevaba poco más de un año. “Me lanzaron ahí sin prepararme, nunca había hablado en televisión, y se malinterpretó lo que quise decir”, cuenta de unas declaraciones sobre Gigi Hadid sacadas de contexto que acabaron hasta en el Daily Mail. “Se leyó como un tema de rivalidad entre mujeres, cuando yo lo que quería era señalar todo lo contrario. Se pedía a modelos que llegasen a medidas imposibles, cuando habría que demandar una vara de medir distinta y más realista, que redujese el riesgo de trastornos alimentarios y problemas mentales, sin importar de quién se trate”. Criticaba la hipocresía de los que controlan la industria al aceptar el cuerpo de Hadid, pero no la misma morfología en alguien sin apellido. Porque las curvas son otro de los asuntos pendientes de su profesión. Si abrazar otras edades está más aceptado, en los cuerpos la diversidad queda lejos: “Parece complicado encontrar un punto medio, porque hagas lo que hagas ofendes a alguien”, mientras que ante una modelo madura nadie se enfada.


“Creo que Blanca ha labrado una carrera a largo plazo porque combinó lo comercial y la alta moda”, reflexiona Jason Valenta. “Ha desfilado para los mejores diseñadores y al mismo tiempo impulsó su perfil en el desfile de Victoria’s Secret o con un contrato con Givenchy. Este atractivo cruzado, sus numerosas portadas, su personalidad o su esfuerzo han cimentado una trayectoria de la que estar orgullosos”, remata. La suya es una actividad llena de brillo y a la vez de sombras, en la que pocos llegan y menos aún consiguen mantenerse. “Para ser modelo hay que tener magnetismo con la cámara, equilibrio físico y por supuesto saber desfilar”, relata Esther García, directora de Esma y responsable desde hace 30 años del casting de la pasarela en la que debutó Padilla. “Si llegas lejos es porque tienes unas aptitudes, porque esto es una profesión difícil”, dice. Unas cualidades que en el caso de la madrileña van acompañadas de una belleza apabullante, pero que se sale del ideal clásico. Imperfectamente impecable para dar respuesta a una de las encrucijadas de la moda, que busca hacer soñar, pero también que el público se sienta apelado e identificado.
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