_
_
_
_
LA IMAGEN
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Aún no

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se reúne con el presidente electo Donald Trump en el Despacho Oval de la Casa Blanca el pasado 13 de noviembre en Washington D.C.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se reúne con el presidente electo Donald Trump en el Despacho Oval de la Casa Blanca el pasado 13 de noviembre en Washington D.C.Evan Vucci (Ap / LaPresse)
Juan José Millás

Siempre me he preguntado por el fuego de esa chimenea que tan familiar resulta ya a los consumidores de los telediarios. ¿Será realmente de leña o lo provoca un chorro de gas productor de esas llamas que abrazan una pila de troncos falsos? Soy un experto en fuegos de chimenea y no me parece que esa leña esté bien apilada. De ser auténtica, podría desmoronarse en cualquier momento y caer sobre la alfombra provocando un incendio de horribles consecuencias. Dudo, en fin, de la sinceridad de ese hogar. Hay maneras increíblemente realistas de imitar las llamas y su movimiento en apariencia errático. Acuda usted a una gran superficie de mobiliario doméstico y lo comprobará.

Afirmémoslo, pues, sin temor: estamos ante un fuego de atrezo. Un fuego que trata de parecer lo que no es y que quizá lo consiga. Tal vez toda la habitación sea un plató. Tal vez las personas que actúan en ella sean meros actores. El mundo como representación. Observen, si no, la naturalidad teatral con la que Trump se inclina hacia Biden, haciéndole un comentario que obliga a sonreír a ambos. ¡Qué cortés resulta todo! No ya la chimenea hogareña, con sus adornos vegetales (quizá de plástico), sino la atmósfera genuinamente civilizada con la que estos dos sujetos se muestran ante la doliente humanidad. Me pregunto hasta qué punto este planeta en vías de extinción no es ya un set donde cada uno de nosotros representa, sin ser conscientes de ello, un papel en apariencia inocente, como ese fuego que pese a mentir sobre su origen, abrasa lo mismo que si procediera de un tronco de roble. La cosa es que no es lo mismo. Aún no.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_