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El artista en el que confluyen ‘La Guerra de las Galaxias’ y las excavaciones arqueológicas

Daniel Arsham se ha convertido en uno de los nombres clave del arte contemporáneo gracias a su concepto de arqueología ficticia, en el que lo antiguo parece moderno, y lo pop, rescatado del Imperio Romano

Daniel Arsham
Daniel Arsham, en la galería Perrotin de París, con su obra 'Falling Clock' (2023).Léa Crespi
Toni García

Daniel Arsham (Cleveland, 43 años) es con toda seguridad uno de los artistas más prolíficos y demandados del planeta. Estudió en la School of Architecture and Design de Nueva York gracias a una beca y después se trasladó a Miami, donde ayudó a crear The House, uno de los proyectos colectivos más importantes que ha visto la ciudad de Florida. No parece haber nada que se le resista: pintura, escultura, arquitectura o cine. Pero también colaboraciones con docenas de marcas y un concepto que le ha convertido en el centro de atención de un universo cuyos gustos cambian constantemente. En ese concepto suyo, la Venus de Arlés puede mutar de escultura del siglo II a pieza de bronce o el C-3PO de Star Wars en un busto recuperado en una excavación arqueológica.

“Pensé por primera vez en el concepto de arqueología ficticia hace unos 16 años, después de volver de un proyecto llamado Eastern Islands en unas islas remotas del Pacífico Sur. Eran una suerte de estatuas que emergían del suelo y aquello me hizo pensar en la arqueología, en cómo nos relacionamos con el pasado a través de los objetos”, cuenta por videollamada, coincidiendo con la apertura de su última exposición en la galería Perrotin de París, su casa desde siempre gracias a su amistad con el legendario marchante francés Emmanuel Perrotin.

Daniel Arsham
'Blue Calcite Eroded Bacchus Richelieu' (2023)Léa Crespi

“Toda nuestra narrativa fluye a través de los objetos, así que pensé en qué sucedería si pudieras hacer ingeniería inversa con ese concepto en mente. Algo que directamente puedas asociar con un momento en el tiempo. Por eso uso ordenadores, cámaras o coches enteros en este proyecto, porque significan algo en un momento determinado en el tiempo. ¿Que si voy a seguir usando el concepto? [sonríe]. Es difícil decir si esto me va a seguir toda la vida, porque depende de hacia dónde voy, de lo que expongo o de lo que hago, pero creo que tengo buena intuición a la hora de decir si algo se ha agotado. Además, el concepto de arqueología ficticia es muy familiar para mí”, desarrolla al respecto de un proyecto con el que ha dado ya varias vueltas al mundo.

Arsham fue testigo el 24 de agosto de 1992 del paso del huracán Andrew por Miami, su hogar en aquel momento. La terrible experiencia que supuso para él siempre se menciona como una influencia imprescindible en su trabajo, algo que ha dejado un profundo trazo en su obra. La familia Arsham sobrevivió en un búnker construido en la propia casa y el seguro permitió reconstruir su hogar tal y como era antes del paso de aquel monstruo de categoría 5, pero tal y como reconoce el artista, nunca ha podido olvidarlo.

Daniel Arsham
'C-3PO - Quartz Crystallized Bust' (2023).Léa Crespi

Tanto es así, que el artista llegó a reproducir lo sucedido en una película en la que aparecía una casa muy parecida a la suya. “Vi cómo un huracán arrasaba el hogar de mi niñez de un plumazo. Lo normal es que cuando eres un niño entiendas el espacio de un modo distinto”, recuerda. “Piensas menos en cómo se construyó y más en cómo te hace sentir. Lo que me pasó fue un proceso que me permitió ver a través de los muros y ver cómo estaba diseñado todo. Creo que las fotos que tomé luego fueron mi primer intento de entender la vida a través de un medio”. También la forma en la que compone los objetos, no solo en lo visual, sino los materiales de los que se sirve, ya sea lava volcánica o cristal, tienen mucho que ver con aquel momento.

Daniel Arsham
El artista, en la galería Perrotin de París, con su obra 'Cenote of the Sublime, Rhône'(2023). Léa Crespi

Los padres de Arsham, que procedían de mundos completamente distintos al arte, como el sector bancario y la abogacía, siguieron el consejo de uno de los profesores de aquel chaval. El maestro vio en sus dibujos algo más que los garabatos. A pesar de todo, la intención del de Cleveland de estudiar Arquitectura se vio, en un principio, frustrada. “No me aceptaron en esa disciplina, así que me matriculé en la escuela de arte. Estudié escultura, pintura y cine sin focalizarme especialmente en ninguna de ellas, aunque después me decidí por la pintura. La cosa es que luego he tocado más la escultura que cualquier otra cosa”, recuerda. Cuando se le pregunta al estadounidense si recuerda exactamente cuando decidió que quería dedicarse al mundo del arte, Arsham no se lo piensa demasiado. “De niños, nos encanta dibujar y nos pasamos el día haciéndolo. Después se nos olvida, pero dibujar es algo orgánico para todos nosotros. A los 11 años decidí que era algo que me encantaba. También ayudó que mi abuelo fuera un fotógrafo amateur y yo entendiera gracias a él que todo dependía del punto de vista desde el que sujetaba la cámara y que todo pasaba a través nuestro, que la cámara era solo un instrumento. Al final, los artistas somos alquimistas: transformamos lo que vemos”, explica, y admite la gran influencia que la cultura pop ejerce sobre su obra. “Trabajo con esta idea de ficción arqueológica. Para crear eso necesito desarrollar objetos con una parte de arte contemporáneo y otra de rostro reconocible”. Ejemplo de ello son sus trabajos a partir de la iconografía de Star Wars o con el mismísimo DeLorean de Regreso al futuro, clásicos modernos que habita la obra del estadounidense.

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La escultura 'Amalgamized Venus of Arles' (2023).Léa Crespi

No parece que él tenga que preocuparse por el éxito: después de haber hecho películas con Juliette Lewis o Mahershala Ali; de fundar su propio estudio de arquitectura (Snarkitecture), en el que colabora con otras compañías del mismo ámbito en proyectos de gran calado, y haber convertido Arsham Studios en uno de los grandes referentes del arte contemporáneo en el mundo, una empresa multimillonaria que marca el camino más que seguirlo. Con ese paraguas, ha colaborado con marcas y sellos tan distintos como Pokémon, Heinz, Dior, Cos, Porsche o Disney, y es ahora uno de los nombres más perseguidos por aquellos que desean exclusividad.

Amado por estrellas del calibre de Usher, Pharrell Williams, Kim Jones o Jay-Z y reclamado por galerías y museos de todo el mundo, el de Cleveland advierte que su mundo no es un lugar para débiles de espíritu, pesimistas o cualquiera que se asuste fácilmente. “A las personas que se me acercan para pedirme consejo, siempre les repito lo mismo: el 99% no va a conseguirlo. Durante mucho tiempo viví en mi estudio, quiero decir, literalmente, vivía en mi estudio. Así que hay que tener suerte, pero tampoco debes rendirte y puede pasar muchísimo tiempo hasta que veas el resultado de tu trabajo llegar a alguna parte. Por lo que, si decides dedicarte a esto, mi consejo es que te armes de paciencia y no te rindas jamás, pero, aun así, nadie te asegura que puedas conseguirlo”, concluye.

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