TikTok, el nuevo escaparate para los músicos emergentes

El asiento del conductor de un Seat Ibiza fue el primer estudio de Blanca Vergara. Hace tres años, durante la pandemia y el bum de TikTok, la artista comenzó a subir versiones de canciones de otros desde su coche. Ahora su perfil acumula más de 30 millones de likes y ya ha fichado por la discográfica Warner Music. La artista mallorquina de 22 años forma parte de la nueva cantera de la industria musical que la plataforma ha impulsado. El sonido de esta generación se caracteriza por un patrón: música pop con un toque juvenil que recuerda a las canciones que coparon las listas de éxitos de los años dos mil: las de El Canto del Loco y La Oreja de Van Gogh, entre otras.

Poco después de crearse la cuenta, Vergara subió su primera publicación. La viralidad se apoderó de su perfil, los seguidores aumentaron y las productoras se fijaron en ella. “Ha sido un trampolín para mi carrera artística”, explica. Su ejemplo es uno más de los muchos que surgen cada día en la app. El periodista y experto musical Arturo Paniagua comenta que “TikTok se ha convertido en el mayor escaparate de la música en el ámbito mundial sin que la industria se diese cuenta”. La red social, dice, ha pasado de ser un espacio de entretenimiento a ser una vía de búsqueda de nuevos artistas y a ser esencial para las discográficas y productoras. Según Paniagua, las claves para triunfar en la plataforma son la cercanía, la realidad y la constancia.

El Informe Digital de 2022 de Hootsuite revela que TikTok fue la red social en la que más tiempo pasaron los usuarios de media. Según la plataforma, el 80% de su comunidad descubre nueva música en la misma aplicación gracias a que el sonido es el elemento central de todos los vídeos. Al mismo tiempo, los artistas emergentes intentan aprovechar las estadísticas.

El músico vigués Guzmen, de 20 años, fue, como Vergara, otro de los artistas que probaron suerte en TikTok. Su vida, explica, siempre ha estado vinculada a la música: “Desde pequeño he tocado instrumentos de forma autodidacta. Si no soy cantante, seré músico, pero quiero que mi carrera esté sobre un escenario”.

Guzmen comenzó a subir versiones de canciones de otros a TikTok a principios de año. A finales de febrero, cuando ya había firmado con su mánager, una de sus publicaciones se viralizó. Sus vídeos no han cambiado desde entonces. Siempre en la misma posición. De perfil, mirando de vez en cuando a la cámara, a veces con una guitarra, otras solo con una base musical en la que se combinan una o más piezas musicales —llamada mashup— y con su voz como protagonista.

Cada vídeo muestra un perfil diferente. En la cuenta de Lucía de Decker los números ilustran el panorama de la nueva industria. Lu Decker, como se llama en la red, tiene más de dos millones de seguidores y aglutina cientos de miles de visualizaciones. En 2021 la plataforma la galardonó con el premio TikTok en la categoría de música. Su mánager de la compañía discográfica Music Hit Factory, Iñaki Monsalve, la conoció gracias a la red social durante la pandemia. “Lu Decker había incluido un tema de Luenco, uno de nuestros artistas, en un mashup”. Por entonces la cantante tenía 15 años.

Monsalve estuvo involucrado en Mass Music, la antesala de la compañía discográfica Vale Music, que fue la productora encargada de llevar la carrera artística de los triunfitos, los artistas salidos de Operación Triunfo 1. El mánager compara el altavoz de TikTok con el que tuvieron hace 20 años cantantes como David Bisbal o Chenoa: “Esos chicos se hicieron famosos de la noche a la mañana. En la plataforma la situación es parecida”.

La industria musical se ha nutrido de la cantera de distintas plataformas a lo largo de los últimos 20 años. MySpace fue la lanzadera de Arctic Monkeys. YouTube le abrió las puertas a Shawn Mendes o Becky G. O la televisión, con programas como Operación Triunfo y La Voz, entre otros, impulsó la andadura artística de varios de los artistas que encabezan las listas del pop español.

Monsalve define a TikTok como otro gran mostrador de la música. El objetivo, explica, es que, al igual que ocurre con las tiendas por la calle, el posible cliente entre, vea el contenido y lo compre. Y comenta que la viralización de la red social a veces hace que no se cierre el triángulo que en la industria de la música “se considera imprescindible” para que un artista adquiera reconocimiento. Este proceso se divide en tres puntos. El primero, conocer el nombre del artista. El segundo, ponerle cara. Y el tercero, ser capaz de relacionarlo con una de sus canciones.

Pero ese triángulo, en ocasiones, queda incompleto. “A veces se viralizan canciones que no dejan de ser fragmentos de un tema. Hay gente que se preocupa en saber quién está detrás y otros que solo se quedan en el baile, en la melodía, y no van más allá”, explica.

Si crece una canción, puede crecer un artista. Pero TikTok sigue siendo el escaparate, el altavoz de una nueva generación de artistas emergentes que buscan su espacio en las pequeñas y grandes discográficas.