Un picnic, una parrillada, un banquete de dulces... Cuatro mesas festivas para un Navidad distinta
La chef Gabriela Palatchi, los hosteleros Nacho Ventosa y Sara Aznar, la pintora Bárbara Pan de Soraluce, el decorador Pascua Ortega y la florista Inés Urquijo demuestran que hay otra manera de celebrar estas fiestas.
Gabriela Palatchi (Barcelona, 31 años) lleva un vestido frou-frou de Dior y botas con tacones, pero no tiene ningún inconveniente en subirse a una mesa navideña para hacer acrobacias entre panettones y turrones. Con una mano coge un merengue, mientras con la otra alza una tarta de San Marcos. “Me gusta la idea de dar protagonismo al producto español en estas fechas: los polvorones, las empiñonadas, la fruta glaseada… Es el que tomamos siempre en casa”, explica la chef. Hace un año fundó Gabfoods, su empresa de catering y comida a domicilio. Hoy es una de las más solicitadas de Madrid, famosa por preparar menús y puestas en escena sostenibles y con materia prima de proximidad. Este verano, por ejemplo, recicló 40 manteles de segunda mano para una cena para la firma de moda australiana Zimmermann. “Me encanta dar una segunda oportunidad a las cosas. Siempre estoy reutilizando todo”, dice.
Hace unos años, ella misma tuvo una segunda oportunidad. Hija de Alberto Palatchi, fundador del imperio de vestidos de novia Pronovias, Gabriela estaba destinada a trabajar en la industria de la moda. “Todos me decían que iba a acabar en el negocio familiar. Hasta que me enamoré de mi turco y me fui a Estambul”, recuerda, refiriéndose a su marido, Ediz Elhadef. En 2017, ya instalada en Turquía, se puso a buscar trabajo en el sector de la restauración. “Nadie me contrataba. Me decían: ‘¿Qué va a hacer una pija que no sabe pelar una patata?’. Pues esta pija sabe pelar patatas perfectamente. Llevo cocinando desde los 12 años. De niña estudiaba en un internado suizo y, como no me gustaba la comida, me pasaba el día cocinando”, dice. Cansada de enviar currículos, empezó a cocinar a domicilio y a los tres meses abrió su propio local, el primero sostenible en Turquía: sin embalajes de plástico, sin pajitas… Ahora ha trasladado este concepto a su empresa en España.
Nacho Ventosa (Barcelona, 48 años) y Sara Aznar (Madrid, 35) también han pensado en una mesa festiva con productos locales. El chuletón de rubia gallega, combinado con entraña de wagyu, es su plato estrella para estas fechas, regado con Barón de Chirel de Marqués de Riscal, un rioja que marida a la perfección con las carnes rojas. Ventosa y Aznar son dos de los hosteleros de más éxito en estos momentos. Hace unos meses, la pareja abrió Los 33, uno de los restaurantes de moda en Madrid. Su menú de inspiración hispano-uruguaya ha revolucionado el barrio de Justicia a golpe de choripán, empanadas criollas, entraña y chivito, el sándwich de carne vacuna típicamente uruguayo. “Sara es medio uruguaya, así que la parrilla, la carne y el fuego siempre están en nuestras vidas”, apunta Ventosa. Sobre la isla de su cocina, en un piso luminoso y moderno de Chueca, preparan un festín con sabor sudamericano. “Para nosotros, la cocina siempre es el punto de partida de todo y nuestro lugar de encuentro favorito, en Navidad también. Cuando organizamos algo en casa, los momentos más divertidos ocurren aquí”, dice ella. “Como ves, la cocina está en medio del piso. No la tenemos escondida”, añade él.
A la casa de Bárbara Pan de Soraluce (Roma, 61 años), ubicada en una de esas colonias exclusivas detrás del paseo de la Castellana, se accede por un frondoso jardín. Allí, la pintora ha organizado una merienda para su nieto, Juanito, un menú plagado de pavlovas y tartas. “Es la mesa de sus sueños, un regalo de Navidad para él. Los dulces, los merengues…, todo lo más prohibido, pensado para que no se vaya de mi lado”, dice la orgullosa abuela. El mantel está hecho con una tela con motivos de peonías que acaba de diseñar para el interiorista Nacho de la Vega. La vajilla también es de su firma, Los Platos de Pan, y está decorada con mimosas amarillas. Pan estudió Bellas Artes y restauración de cuadros, pero, como ella misma dice, trabajó cinco minutos y durante 35 años fue “mujer florero”. Hace ocho años empezó a dibujar a plumilla platos que rinden homenaje a las flores de su jardín, su edén en el centro de Madrid.
A 15 minutos de allí, en el barrio de las Letras, el interiorista Pascua Ortega (Barcelona, 77 años) tiene su propio paraíso. Su casa-estudio, un palacete con salones de techos altos, muebles suntuosos y antigüedades extraordinarias, huele a chimenea. Uno de los pioneros de la decoración en nuestro país ha improvisado un pícnic frente al fuego, sobre una alfombra turca tipo Ziegler. “La mesa de Navidad es un tópico. Salvo mesas al revés, ya lo hemos visto todo. Cada vez hay menos familias numerosas en España y las fiestas son más íntimas y reducidas. Exagerando esta tendencia, he planteado la reunión de dos amigos que quieren celebrar de otra manera”, dice, mientras descorcha una botella de champán y pide que echen más leña al fuego. Su sobrina, Inés Urquijo, una de las grandes floristas de la capital, ejerce de partenaire. Para esta cita familiar, ha diseñado una instalación floral inspirada en las guirnaldas tradicionales y ha plantado delicados jarrones con tulipanes y crisantemos. “Quítate el zapato”, sugiere la fotógrafa a la florista “¡No!”, exclama Pascua. “Eso ya es demasiada intimidad. No te olvides de que somos tío y sobrina”.
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