Best in Travel 2025: las 10 regiones para descubrir el año que viene, según Lonely Planet
El Lowcountry de Carolina del Sur y la costa de Georgia, la zona de Terai en Nepal y la provincia panameña de Chiriquí ocupan los primeros puestos del ‘ranking’ de regiones de la editorial viajera para visitar el año que viene. Naturaleza, gastronomía, senderismo, cultura y más propuestas para todos los gustos
La costa de Carolina del Sur y Georgia, en el sureste de EE UU, con sus playas, pantanos y una particular cultura afroamericana; los bosques, praderas y humedales del sur del Nepal; o la provincia panameña de Chiriquí, cubierta de bosques nubosos, volcanes y cafetales, encabezan la lista de las regiones de todo el mundo que Lonely Planet propone descubrir en 2025. Todas son destinos originales y algunas, tal vez, incluso a muchos les resulten completamente desconocidas. Estas son las 10 regiones a tener en cuenta en los próximos meses de su ranking anual Best in Travel 2025.
1. El Lowcountry de Carolina del Sur y la costa de Georgia (EE UU): historia, gastronomía y sostenibilidad
Un viaje por carretera a través del Lowcountry de Carolina del Sur y de Georgia atraviesa playas doradas, pantanos azotados por el viento y pueblos antiguos por los que parece que el tiempo no ha pasado. Pero bajo ese aspecto tranquilo hay un dinamismo sorprendente. Liderada por las ciudades de Charleston y Savannah, la zona se ha convertido en una de las pioneras de Estados Unidos en energía sostenible; su gastronomía ha cosechado numerosos e importantes premios gracias a una nueva generación de innovadores chefs y, además, alberga uno de los mejores museos afroamericanos del país.
Para un primer contacto con el sureste de EEUU es buena idea pasar una tarde paseando por el Starland District de Savannah entre murales callejeros, tiendas vintage y cafés bohemios. Y en Charleston, visitar las galerías del Barrio Francés y regresar por la noche para ver una actuación en el histórico Dock Street Theatre, aunque la novedad de la ciudad está en el muelle: el lugar donde miles de africanos fueron vendidos como esclavos hoy se ha convertido en uno de los museos más importantes del país, el International African American Museum, que propone un viaje de reflexión desde la antigua África hasta la actualidad. Un espacio importante está dedicado a los gullah geechee (descendientes de esclavos de esta región). Se puede completar la inmersión histórica conociendo la vida de los esclavos en un circuito por un cementerio gullah y una antigua vivienda del siglo XIX en la McLeod Plantation.
Pero hay otros aspectos por los que merece la pena descubrir cuanto antes esta zona: Savannah ha apostado por la ecología, el transporte sostenible y los espacios verdes, y en el 2025 abrirán en Charleston nuevos e interesantes proyectos de jardines.
Otro aspecto es la gastronomía, con nuevos restaurantes, algunos multipremiados, y con chefs como Jacques Larson, del restaurante The Obstinate Daughter en Sullivan’s Island —un pueblo ubicado en el condado de Charleston—, nominado a mejor chef del año. Sorprende a los comensales con su innovadora mezcla de platos sureños con influencias europeas. En Savannah, el Cotton & Rye es considerado por el USA Today como uno de los mejores restaurantes del país.
Más información en el libro Best in Travel 2025 de Lonely Planet y en la web lonelyplanet.es.
2. Terai (Nepal): viaje con los rinocerontes de un solo cuerno
Nepal no son solo montañas e Himalaya: están también las llanuras del sur: una franja de bosques, praderas y humedales conocida como el Terai que esconde una cara completamente diferente. Esta región infravalorada, que ocupa una cuarta parte del país, guarda una enorme biodiversidad, sobre todo en sus famosas reservas de rinocerontes y aves. También acoge uno de los lugares budistas más importantes del mundo, un templo hindú fabuloso y un centro de cultivo de té. Salvo en algunos puntos, sobre todo el parque nacional de Chitwan, aún es fácil evitar las multitudes.
Esta es la tierra de los rinocerontes de un solo cuerno: antes de convertirse en reserva de fauna, el parque nacional de Chitwan fue coto de caza real y tuvo un papel esencial para salvar de la extinción a esta especie. Se calcula que este parque, la mayor atracción turística de Terai y patrimonio mundial de la Unesco desde 1984, alberga hoy casi 700 de estas imponentes criaturas, casi una quinta parte de la población total. Y la cifra crece, por lo que es fácil avistarlos en safaris en todoterreno, piragua, barco o a pie.
Al oeste, el parque nacional de Bardiya es más tranquilo, y es la zona protegida más grande de Terai, un mundo aparentemente virgen de bosques, sabanas y ríos vigilados por una creciente población de tigres y rinocerontes.
En esta región esperan también dos importantes sitios religiosos que atraen a peregrinos de todo el sur de Asia y de otros lugares, pero a relativamente pocos viajeros (de momento). Rodeado de jardines, el templo Maya Devi de Lumbini se considera el lugar donde nació Buda. Y unos 300 kilómetros al este, en la ciudad sagrada de Janakpur, llama la atención Janaki Mandir, un templo hindú finalizado en 1910 y dedicado a la diosa Sita.
Y en el extremo oriental se encuentran las plantaciones de té de Ilam, que reciben muy pocos turistas en comparación con la más conocida región de Darjeeling, justo al otro lado de la cercana frontera con la India. Se llega a ellas por una carretera sinuosa, entre exuberantes colinas verdes cubiertas de plantaciones de té. En algunas, además, se ofrecen circuitos y degustaciones.
3. Chiriquí (Panamá): senderos, volcanes y parques marinos
Todos los que viajan a Panamá visitan la maravilla de la ingeniería que es su famoso canal o el idílico archipiélago de Bocas del Toro, en el Caribe. Pero son muy pocos los que llegan hasta Chiriquí, una provincia en el norte, cubierta por bosques nubosos y cafetales, volcanes y también con algunas islas en el Pacífico que son parque nacional. Los amantes de las aves vienen hasta aquí para observar más de mil especies; la más emblemática es el quetzal, símbolo sagrado para mayas y aztecas.
Lo más llamativo de Chiriquí es su biodiversidad y las opciones cada vez más numerosas para hacer senderismo, los circuitos por cafetales o para hacer excursiones en barco y bucear en el golfo de Chiriquí. La joya es el Bosque Nuboso de Monte Totumas, una reserva de 162 hectáreas que continuamente amplía su red de senderos. El acceso está limitado a camionetas todoterreno que deben recorrer un pedregoso camino de nueve kilómetros. Los senderos recientemente inaugurados se extienden a lo largo de más de 30 kilómetros y son perfectos para explorar el parque, sobre todo de enero a mayo, cuando el quetzal es más visible. Otros sitios, como la Reserva Tamandua, también ofrecen experiencias de observación de aves y circuitos especializados para fotógrafos.
En el mar, el parque nacional marino Golfo de Chiriquí está formado por una serie de islas y manglares que se extienden a lo largo de 150 kilómetros. En barco se pueden visitar las comunidades locales, ver ballenas o practicar buceo en sus grandes arrecifes. En tierra, la propuesta es ver los cafetales, por ejemplo, en las estribaciones del volcán Barú, que anima también a subir a su cima por sus largos senderos. Este imponente volcán inactivo es el punto más alto de Panamá; se eleva 3.474 metros y desde la cima se ven los océanos Pacífico y Atlántico, a oeste y este, respectivamente. La puesta de sol sobre las nubes y la observación de estrellas son planes inolvidables.
4. Launceston y el valle de Tamar en Tasmania (Australia): capital de la gastronomía australiana
Launceston es la segunda ciudad de Tasmania, y está reconocida por la Unesco como ciudad creativa en la categoría de gastronomía. Reúne naturaleza y gastronomía, está al borde de las fértiles llanuras volcánicas y es la principal región vinícola del Estado. Ubicada en torno a la profunda y escarpada Cataract Gorge, un cañón de cinco kilómetros que llega casi al centro de la ciudad, todo gira en torno al vino y la comida.
Hobart, la capital de Tasmania, es el principal reclamo para los turistas que llegan a la isla, pero Launceston ha ido trabajando sus encantos. Con una gran colección de arquitectura industrial del siglo XIX y situado en el punto donde los ríos North Esk y South Esk se abren camino por gargantas para convertirse en el Kanamaluka (río Tamar), la ciudad ya era un buen destino para unos días al aire libre o para disfrutar de buenos restaurantes por la noche. El reconocimiendo de la Unesco como Ciudad de la Gastronomía en 2021 situó aún más en el mapa a esta pequeña ciudad de 77.000 habitantes, donde abundan los productos de calidad, los restaurantes fabulosos y las bodegas. En un radio de 12 kilómetros alrededor del centro están las bodegas del valle de Tamar, la región vinícola más grande y antigua del Estado, con más de 30 viñedos unidos por una Ruta del Vino.
Y a 15 minutos a pie de la ciudad, en el final del desfiladero fluvial Cataract Gorge, se descubre un telesilla de un solo tramo que presume de ser el más largo del mundo. En los alrededores también esperan todo tipo de hermosos paisajes, mucha fauna, rutas de ciclismo de montaña y el mejor esquí de Tasmania. Bordeado de playas, el Narawntapu National Park ha sido apodado el “Serengueti de Australia” por su gran cantidad de ualabíes y otras criaturas. Y el Ben Lomond National Park, al sur, está presidido por el segundo pico más alto del Estado (Legges Tor) y una sencilla estación de esquí. No siempre se puede esquiar, pero el camino que sube por la sinuosa Jacobs Ladder es uno de los más espectaculares de Australia.
5. Valais (Suiza): el reino del ciclismo de montaña
Verbier, Zermatt y el monte Cervino (Matterhorn, en alemán), con su reconocible forma piramidal, son los iconos de este cantón de Suiza donde los aristócratas ingleses del siglo XIX hacían escala en su Grand Tour por Europa. Hoy son las celebrities y los ricos los que acuden a algunas de las estaciones de esquí más lujosas del mundo. Pero bajo todo el glamur se mantiene todavía la tradición pastoral, que sigue viva a la vez que se abrirán nuevos e interesantes caminos para los visitantes en 2025.
En Valais es posible, por ejemplo, viajar en tres teleféricos desde Zermatt al Matterhorn para ver 14 glaciares y más de 30 picos por encima de los 4.000 metros. O explorar el glaciar Aletsch, el mayor de los Alpes, en una caminata guiada en verano o en una expedición de esquí de travesía en invierno desde Fiesch.
La estación de Verbier, en el Bajo Valais, es sinónimo de esquí (y, más recientemente, de freeride) desde la década de 1950, cuando se instaló el primero de los más de 90 remontes. Pero ahora se le ha unido el ciclismo de montaña, cada vez más popular. El verano de 2025 la región acogerá el Campeonato Mundial de Ciclismo de Montaña de la UCI. El maratón del Campeonato Mundial de Ciclismo discurrirá por el Val d’Anniviers, un valle lateral cubierto de pinos y pueblos de cuento con graneros de madera y capillas encaladas. Es el contrapunto de la actividad deportiva de las estaciones. Estos campeonatos incluirán, por primera vez, siete disciplinas, incluido el ciclismo de montaña eléctrico, actualmente la actividad de más rápido crecimiento en los Alpes. Cada vez hay más rutas panorámicas de todos los niveles para bicicletas eléctricas y el Verbier E-Bike Festival, que se celebrara en agosto, combinando bicis eléctricas con comida y música, son parte del plan de 2025 para popularizar el ciclismo de montaña e involucrar a más ciclistas jóvenes y mujeres.
En esta región todavía se hornea el tradicional pan de centeno en el horno comunitario y las familias guardan los llamados “quesos de los muertos” en el sótano para comerlos en los funerales. Al subir a los pueblos de St-Luc, Grimentz y Zinal en bicicleta eléctrica, las curvas cerradas dejan una imagen alpina aún poco conocida: entre los picos de más de 4.000 metros que se alzan en el horizonte destaca el icónico monte Cervino.
Estamos también en el territorio de los San Bernardo. En Martigny, la capital francófona y ciudad más antigua de Valais, se abrirá en 2025 un parque temático sobre los perros San Bernardo que hasta la década de 1950 ayudaban en el rescate de alta montaña.
6. Giresun y Ordu (Turquía): descubrir la costa turca
Estas dos ciudades vecinas, situadas en la costa turca del mar Negro, pueden ser el último descubrimiento. Pequeñas y rodeadas de un paisaje en todos los tonos de verde imaginables, tienen un poco de todo: playas únicas, interminables mesetas, rincones con encanto, exquisiteces gastronómicas y una enorme diversidad cultural. Todo ello garantía de un viaje diferente.
Entre las experiencias imprescindibles en la zona está la excursión al Mavi Göl (lago Azul), en Giresun, en medio de un paisaje verde que se torna turquesa, sobre todo durante los meses de verano, y la visita a Yason Burnu, en Ordu, con una iglesia histórica y un blanco faro frente al mar Negro.
Esta región de elevadas yaylas (mesetas) es especialmente conocida en Turquía por los festivales grandes y pequeños que tienen lugar en verano, y que mantienen las tradiciones y la cultura regionales. De los muchos que se celebran, todos con músicas y bailes típicos, los más famosos son los de Pers, Aybastı, Korgan, Düzoba y la meseta de Cambas, aunque los eventos más esperados son las peleas de lucha libre.
En torno a estas ciudades, numerosas rutas de senderismo permiten descubrir la belleza natural de la región. Algunas ascienden hacia lo alto de las mesetas por caminos sinuosos y bajan hasta valles profundos, a veces atravesando densos bosques o llanuras abiertas. Las pistas de senderismo generalmente se hallan a gran altura y están cubiertas de nieve en invierno, así que es mejor acometerlas en los meses más cálidos.
La otra cuestión por lo que es conocida la zona son sus exquisiteces locales, y más concretamente por sus avellanas. Aquí se producen los mejores frutos secos, pero, además, se confeccionan verdaderas delicias turcas, como su plato típico, la Gorele, una especie de pizza al estilo turco elaborada en horno de piedra y preparada con ingredientes como queso, carne picada o verduras. O como el plato popular del mar Negro, la muhlama, un desayuno tradicional que se elabora con kolot (queso local), mantequilla, harina de maíz y agua.
7. Baviera (Alemania): cerveza, fútbol y tradición
Baviera es uno de los estados más tradicionales de Alemania, pero a la vez se adapta al futuro con unos ambiciosos objetivos de sostenibilidad para 2025. El Freistaat Bayern (estado libre de Baviera) tiene una personalidad propia, a menudo contradictoria, y un entorno natural magnífico, con bosques misteriosos, picos nevados, ciudades y aldeas tradicionales y el reclamo más universal: sus famosas cervecerías al aire libre y sus cervezas. No es para nada una región desconocida para los viajeros, pero 2025 puede ser un buen año para revisitarla.
Los atractivos siguen siendo los mismos: las cervecerías al aire libre, como Chinesischer Turm, en Múnich, o Kellerwald, en Forchheim. O el famoso castillo de Neuschwanstein, el capricho más excéntrico y emblemático de Luis II de Baviera situado entre los Alpes. Compite en popularidad con los barcos que navegan por el Königssee (el lago del rey), en el Berchtesgadener Land, el rincón alpino más bonito de Baviera, aunque con un oscuro legado nazi, y con la llamada Ruta Romántica, un pintoresco recorrido por carretera por el oeste bávaro.
Lo que aquí seguirá siendo igual en 2025, y cualquier año, es la cerveza bávara (algunos dicen que es la mejor del mundo) que se puede saborear en alguanas de las cervecerías, en salones o al aire libre, más tradicionales y con más carácter del planeta. En 2025 se prevén más de seis millones de visitantes y más de siete millones de litros de cerveza, además de cantidades industriales de comida. El Oktoberfest del año que viene empezará el 20 de septiembre y acabará el 5 de octubre.
Pero además de cerveza, Baviera es sobre todo naturaleza y tradición. A lo largo de la frontera con Austria, están los Alpes, con la estación de Garmisch-Partenkirchen, la principal estación alpina de Alemania. Un ferrocarril sube a la cima de la montaña más alta del país, el Zugspitze (2.962 metros), desafiando a la gravedad y cubriendo este trayecto aparentemente imposible casi un siglo. Si la visibilidad es buena, esta es la mejor panorámica de toda Baviera. La zona también brinda fabulosas opciones de senderismo y la más conocida es el estrecho desfiladero de Partnach.
Para los amantes del fútbol hay un incentivo más para ir a Baviera: el Allianz Arena de Munich acogerá la final de la UEFA Champions League el 31 de mayo de 2025. Es uno de los estadios más espectaculares del mundo y su exterior, envuelto en plástico, cambia de color según la ocasión.
8. Anglia Oriental: la vieja y auténtica Inglaterra
Esta enigmática región es una muestra de la vieja Inglaterra, sin demasiados reclamos turísticos populares. Anglia Oriental está formada por los condados de Suffolk y Norfolk y, en menor medida, los de Essex y Cambridgeshire, que están salpicados de pueblos con casas con entramado de madera del siglo XVI y pueblos laneros con encanto, bañados por un litoral repleto de playas y reservas de aves. Hay algunos puntos especialmente populares, como la universitaria Cambridge o los canales de Norfolk Broads, pero también otros que no parecen vivir en el siglo XXI. Es la Inglaterra más tradicional pero accesible.
En Cambridge podemos ir a su universidad y visitar bibliotecas legendarias, museos excepcionales y zonas verdes que vieron pasar a Newton, Hawking, Darwin y los Monty Python.Y en Norwich, capital cultural de Norfolk, se puede disfrutar de una vida cultural intensa, con teatro, música en directo y noches gastronómicas creativas. Los que prefieran la naturaleza, lo imprescindible es explorar North Norfolk, entre Cromer y Kings Lynn, en autobuses locales, con reservas de aves, playas, el bonito Holkham Hall y el mejor pescado de Anglia Oriental.
Este es también el antiguo corazón del comercio lanero de Inglaterra, donde el dinero medieval levantó mansiones palaciegas, catedrales y algunas de las sedes del saber más prestigiosas del mundo. Pero la historia está viva: las artes y oficios tradicionales se protegen y la arquitectura antigua se vive y conserva. Es una región llena de historia, pero también de creatividad y de rebelión. Hay por todos los pueblos pequeños teatros, centros de arte comunitarios e iglesias reconvertidas que acogen todo tipo de espectáculos. La alta cultura tiene su espacio más famoso en el Aldeburgh Festival y las artes plásticas en lugares como Firstsite, en Colchester, o el Kettle’s Yard de Cambridge.
9. Jordan Trail (Jordania): 10 años de senderismo
En medio de una región conflictiva, Jordania es casi un milagro, con una paz y estabilidad duraderas. Es famosa por sus antiquísimas ciudades perdidas y en 2025 hay otra gran razón para visitarla: el Jordan Trail celebrará su décimo aniversario, el momento ideal para recorrer este camino polvoriento entre olivares y silenciosos wadis (valles). No hay mejor manera de explorar este fascinante país que a pie. Muy pocas personas viajan a Oriente Próximo para practicar senderismo. Las temperaturas, la falta de agua o las fronteras impredecibles pueden desanimar, así que la creación del Jordan Trail en 2015 fue un acto revolucionario. Esta ruta de 676 kilómetros cruza Jordania de arriba abajo, un viaje épico en el que los caminantes descubren capas de historia y atraviesan kilómetros de geografía variada y asombrosa.
El sendero empieza en el norte, entre huertos y olivares; el extremo sur se encuentra en un desierto bañado por el mar Rojo. Caminar incluso un breve tramo desvela una cara del país que la mayoría de los turistas se pierden, pues el recorrido es, en esencia, un proyecto comunitario.
El Jordan Trail es una de las rutas de larga distancia más fabulosas del mundo. Toda una epopeya. El camino pasa por muchos lugares imprescindibles del país, como la abrasadora extensión salina del mar Muerto (el punto más bajo del planeta) y los monolitos marcianos del desierto de Wadi Rum. Además de los paisajes, los senderistas se encuentran con vestigios de civilizaciones desaparecidas, como la antigua ciudad helenística de Gádara, el castillo de Ajlun (de la época de las Cruzadas) o las enormes almenas de la fortaleza de Karak. Sin embargo, para la mayoría de los viajeros una ciudad antigua eclipsa a todas las demás: Petra. El tramo de cuatro días del Jordan Trail desde Dana a Petra es el más popular y, quizá, el más bonito.
10. Monte Hood y garganta del río Columbia (Oregón, EE UU): saborear la tradición a orillas del Pacífico
En torno a Portland, una ciudad centrada en la gastronomía y la ciudad más grande del Estados de Oregón (EE UU), se extiende el Monte Hood, una de las zonas geográficas más representativas del Pacífico noroeste del país, con un ambiente muy relajado y una cocina innovadora y sostenible que se está convirtiendo en un atractivo tan importante como las aventuras al aire libre por las que ya es conocido el Monte Hood.
La región es perfecta para los amantes de la aventura, pero a la vez es fácilmente accesible. Desde las arboladas laderas de la garganta del río Columbia hasta la escarpada cima del Monte Hood, esta pequeña zona atesora una variedad impresionante. Entre sus principales reclamos están las cataratas de Multnomah, con unas vistas impresionantes todo el año y senderos que llevan a varios saltos de agua. Esquiadores, snowboarders, excursionistas y windsurfistas conocen este secreto desde hace décadas. Uno de los resultados es la gran cantidad de microclimas, que resultan excelentes para el cultivo de manzanas, peras, bayas y uvas. Y hoy también se está convirtiendo en una importante región vinícola.
Y donde hay buen vino siempre hay buena comida. El valle del río Hood alberga huertos, bodegas, sidrerías y cervecerías que destacan por sus excepcionales elaboraciones a partir de la riqueza agrícola de la zona. Se cultivan manzanos, perales y cerezos desde la década de 1850, y más recientemente han surgido cervecerías, sidrerías y restaurantes de la granja a la mesa. El Fruit Loop, un recorrido panorámico de 56 kilómetros por caminos rurales, permite elegir lo mejor, ir a una granja familiar y recolectar uno mismo los frutos que desee. O elegir un bote de mermelada de moras o una pinta de sidra sin filtrar y disfrutar de un producto hecho con fruta local.
El salmón y la trucha hace mucho tiempo que recorren las aguas del Columbia para desovar y son una de las fuentes de alimento más importantes del Pacífico noroeste. Los pueblos indigenas yakama, warm springs, umatilla y nez perce los han pescado desde hace miles de años. Tradicionalmente, los pescadores se suben a andamios de madera y capturan los salmones con redes sujetas a largos postes, lo cual requiere fuerza y destreza. Hoy los visitantes pueden comprar pescado fresco en la misma orilla del río.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.