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La diosa Mari en Urkiola, el hombre pez de Liérganes y otros lugares de leyenda en España

Romances, venganzas, santos y hasta monstruos legendarios amenizan cualquier viaje a estos 10 enclaves repartidos por la Península

Leyendas España
Una canoa en aguas del lago de Banyoles, en Girona (Cataluña).j_renArt (Getty Images/iStockphoto)

Las leyendas son la sal y pimienta de muchos viajes, el detalle curioso y, a veces misterioso, que pone la guinda a una visita. Piratas, romances, venganzas, dioses, santos y hasta monstruos legendarios nos acompañan en este decálogo de propuestas viajeras en España.

El pirata Cambaral (Luarca, Asturias)

Vista del municipio de Luarca, en el Principado de Asturias.
Vista del municipio de Luarca, en el Principado de Asturias.Alamy Stock Photo

A un pueblo con tan arraigada tradición marinera como Luarca no le faltan relatos, pero ha ido ganando fuerza especialmente la leyenda de Cambaral, un pirata berberisco que aterrorizaba estos litorales asturianos hasta que quedó prendado de una joven local. El romance ter­minó, por supuesto, en trage­dia (decapitados por el padre de ella, el señor de Luarca). El barrio de pescadores lleva su nombre, y puede descubrirse toda la letra pequeña de esta fábula pre­guntando a los vecinos de Luar­ca mientras se degustan algunas exquisiteces propias de este rincón de la costa occiden­tal asturiana.

Más información en la guía 1000 ideas para viajar por España de Lonely Planet y en lonelyplanet.es.

Luarca es hoy una tranquila villa marinera, pero fue un importante puerto pesquero desde la Edad Media, y de entonces quedan muchos restos en los barrios antiguos y hasta los restos de una fortaleza, la Mesa de Mareantes, casas y palacios blasonados y puentes con leyenda. Está flanqueada por dos miradores y dos capillas: la blanca, al este, y la de San Roque, al oeste.

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Los amantes-fantasma del castillo de Pedraza (Castilla y León)

El castillo de Pedraza, en la provincia de Segovia.
El castillo de Pedraza, en la provincia de Segovia.Education Images (Universal Images Group via Getty)

Una gran leyenda de romance y venganza, con fantasmas deam­bulando por los recovecos del castillo, surte de enigmas un puesto defensivo que se levanta sobre un rico paisaje segoviano. Cuentan que por las grietas y pasadizos del castillo de Pedraza se escuchan las voces de dos amantes, Roberto y Elvira, que se buscan el uno al otro, y que en las noches de verano aún se pueden ver sus siluetas deambulando por las estancias. El castillo preside uno de los pueblos medievales más bonitos y mejor conservados de Castilla y León, con toda su esencia guardada entre sus murallas. La leyenda lo envuelve todo, pero también la historia: aquí estuvieron prisioneros durante muchos años los hijos del rey de Francia Francisco I, en tal penosas condiciones que los jóvenes príncipes nunca pudieron olvidar el resto de su vida. Uno de sus últimos inquilinos fue el pintor Ignacio Zuloaga, a cuyos herederos pertenece actualmente el castillo —que acoge el Museo Ignacio Zuloaga—.

Bosque de San Juan Xar (Navarra)

Declarado Reserva Natural en 1987 por atesorar el único bosque autóctono de carpes o Carpinus betulus de la Península, este santuario natural y espiritual, al que se accede des­de el municipio navarro de Igantzi, es atravesado por som­bríos senderos sobre los que danza la hojarasca, tratando de ocultar tremendas historias so­bre cazas de brujas e ignorancia patriarcal, y trayendo los ecos de la cercana y célebre cueva de Zugarramurdi. También cuentan que las aguas que manan de este santuario curan las enfermedades de la piel, y para ello no hay más que ir el día de San Juan, beber de los tres caños, frotarse la zona afectada con un paño que hay que dejar por los alrededores. Luego, el párroco se encargará de recogerlos todos y quemarlos en una hoguera. San Juan Xar es una gruta-ermita, con escaleras de piedra, una fuente, un río y un entorno espectacular.

Mari, la diosa vasca en Urkiola (País Vasco)

Muchas de las montañas del País Vasco están plagadas de leyendas, pero especialmente sugestivo es el mito sobre la diosa Mari, dama del Anboto, de cuyo esta­do de ánimo dependía la meteo­rología, amén de servir de jueza para castigar el robo, la mentira y el orgullo. Los pastores y agri­cultores miraban con respeto hacia arriba rezando por cielos despejados sobre las montañas de Urkiola. El parque natural de Urkiola, en Bizkaia, donde la diosa Mari tiene una de sus moradas, es una de las cordilleras montañosas vascas más bonitas y las leyendas siempre han formado parte de su historia. Es un lugar bellísimo que muchos llaman “la pequeña Suiza” por su paisaje, dominado por su cima más famosa, el Anboto (1331metros), aunque no por ser la más elevada, sino por ser una cima casi sagrada, morada principal de la dama de Anboto.

Un excursionista observa el paisaje en el parque natural de Urkiola, en Bizkaia.
Un excursionista observa el paisaje en el parque natural de Urkiola, en Bizkaia.Alamy Stock Photo

Cuenta la leyenda que casi en su cima se encuentra Mariren Koba (la cueva de Mari), la más famosa de las siete moradas de la diosa. Mari o Ama Lurra es la diosa madre de la tierra en la cultura vasca, se la considera la creadora del sol y de la tierra y domina las fuerzas de la naturaleza. Cuando Mari se acerca, se anuncia con una tormenta, aunque se le ha visto cruzar el cielo también en forma de bola de fuego.

La historia del santuario de Urkiola está ligada al establecimiento del cristianismo, que fue incorporando elementos de creencias antiguas para que la transición no fuera traumática, y construyendo muchas ermitas sobre cuevas y fuentes de culto previas. Y ese es el caso de Urkiola.

El castillo de Trasmoz y el pueblo excomulgado (Aragón)

A pesar del paso de los tiempos, el pueblo de Trasmoz, en Zara­goza, bajo las faldas del Moncayo, continúa excomulgado por la celebración de supuestos aquelarres y fiestas paganas. Es el único pueblo de España excomulgado por la Iglesia católica; una curiosidad histórica y rela­to de épocas pasadas. Sobre el pueblo también pesa una maldición impuesta en el siglo XVI por el abad del monasterio de Veruela, a cuyos deseos no se plegaba esta combativa villa. El religioso decidió excomulgarla y así apartarla eternamente del Reino de los Cielos. Siglos después, esa condición jamás ha sido revocada y solo el Papa tiene potestad para ello.

El castillo de Trasmoz, en la provincia de Zaragoza.
El castillo de Trasmoz, en la provincia de Zaragoza.Alamy Stock Photo

Toda esta his­toria es hoy un buen filón turís­tico que anima a muchos a co­nocer el castillo y el Museo de la Brujería de un pueblo protegido por el Moncayo. El último sábado de octubre, el pueblo se ilumina con la luz de las velas dentro de las calabazas que colocan sus vecinos y se llena de miles de curiosos en La Luz de las Ánimas de Trasmoz, una fiesta mitad religiosa, mitad pagana, en la que participa todo el pueblo. Gustavo Adolfo Becquer recogió las leyendas del castillo de Trasmoz en sus Cartas desde mi celda, que escribió cuando vivió en el cercano monasterio de Veruela.

Teodosio de Goñi y el santuario de San Miguel de Aralar (Navarra)

El diablo, un dragón con apeti­to, arcángeles furiosos y un no­ble celoso protagonizan una cinematográfica historia que se ubica en el valle de Goñi, en Navarra, tierra muy rica en mi­tos y leyendas. Pueblos rendidos a la bruma y praderas verdes que se detienen abruptamente ante los bosques de montaña conforman el paisaje de un te­rritorio que vale la pena recorrer con la libreta en la mano.

El santuario de San Miguel de Excelsis, en la sierra de Aralar (Navarra).
El santuario de San Miguel de Excelsis, en la sierra de Aralar (Navarra).Gonzalo Azumendi (Getty Images)

El santuario de San Miguel de Excelsis, en las cumbres de la sierra de Aralar, es uno de los centros de espiritualidad más antiguos de Navarra. Y su iglesia, una joya de la arquitectura románica, está unida a la leyenda de Teodosio de Goñi, al que se supone que el santo se apareció. Se remonta al siglo VIII, cuando este joven noble del valle de Goñi partió hacia la guerra dejando atrás a su esposa y sus ancianos padres. Al regresar, ya cerca de su pueblo, se topó con el diablo (iba disfrazado de peregrino) que, disfrazado de ermitaño, le dijo que su esposa le estaba engañando con uno de sus criados. Cuando Teodosio llegó a su casa, se encontró con dos figuras que descansaban en su lecho y, cegado por la rabia, el caballero mató a la pareja sin darse cuenta de que eran sus padres. Intentó conseguir la absolución del Papa Juan VII y este le castigó a vagar por el mundo casi desnudo con una gruesa cadena ceñida al cuello y a la cintura y una cruz de madera a cuestas, hasta el día en que, por el desgaste, la cadena quedara rota. Esto ocurriría, siete años después, en el monte de Aralar. Fue en esta sierra cuando un dragón se cruzó con el caballero y lo amenazó con devorarlo, pero entonces Teodosio se encomendó al arcángel San Miguel, que lo salvó y rompió las cadenas de Teodosio.

La Cueva de Salamanca y las clases del diablo (Castilla y León)

La extraña Cueva de Salamanca es un enclave legendario donde, se­gún la tradición, el diablo daba clases de nigromancia a aque­llos incautos interesados en las artes ocultas. La historia de esta cripta, que pertenecía a la anti­gua iglesia de San Cebrián (un templo románico del siglo XII, que desapareció en el XVI), ha trascendido fronteras y servido de fuente para un montón de relatos. La encontraremos en plena ciudad de Salamanca, donde nunca faltan respuestas a nuestra curiosidad histórica.

La Cueva de Salamanca.
La Cueva de Salamanca.DoloresGiraldez (Getty Images/iStockphoto)

Cuenta la leyenda que en esta cripta, bajo la apariencia de un sacristán, Satanás impartía sus clases de magia, adivinación y astrología a siete alumnos durante siete años. Tras este tiempo, uno de ellos debía quedarse de por vida en la cueva a su servicio. Uno de estos estudiantes fue Enrique de Aragón, marqués de Villena, y de quien la torre recibe su nombre. Pero el noble engañó al diablo-sacristán para no quedar a su servicio, y a cambio perdió su sombra. Esta leyenda aparece recogida por muchísimos autores clásicos, hasta el punto que en muchos lugares de América a las cuevas en las que los curanderos locales adquieren sus conocimientos mágicos se las llama “salamancas”. La Cueva de Salamanca está situada junto a lo poco que queda de la Cerca Vieja, la antigua muralla de la ciudad, y también junto a la Torre del Marqués de Villena, lo único que queda del Palacio Mayorazgo de los Albendea. Actualmente, la cripta es escenario de eventos culturales, especialmente en verano. La subida a la torre es muy recomendable, por las buenas vistas, tanto de la catedral Nueva como del convento de San Esteban.

El Monte de las Ánimas de Soria (Castilla y León)

Gracias a la fantástica pluma de Gustavo Adolfo Bécquer son muchos los que conocen el in­quietante relato que rodea esta loma de Soria, refugio de almas templarias, que custodia un pa­raje bello y melancólico. Una visita debe incluir siempre un paseo por el esqueleto en ruinas del monasterio de San Juan de Duero. El monte pertenecía a los Templarios desde que los árabes fueron expulsados de la zona. Los nobles de Castilla se enfrentaron con los caballeros por el poder del monte en una sangrienta batalla en el lugar. Los cuerpos de templarios y guerreros fueron enterrados en la capilla. Se dice que al llegar la noche de difuntos, las almas de los enterrados se despiertan y se escuchan susurros y alaridos.

San Juan de Duero, a las afueras de Soria, conocido también como Arcos de San Juan de Duero, es uno de los mejores conjuntos románicos de Castilla y León. Hoy lo que se ve, la iglesia y el claustro, son solo los restos de un monasterio de los templarios, levantado en la primera mitad del siglo XII a orillas del Duero y que estuvo habitado hasta el siglo XVIII.

Un grupo de visitantes en el claustro del monasterio de San Juan de Duero, en Soria.
Un grupo de visitantes en el claustro del monasterio de San Juan de Duero, en Soria.Angel Villalba (Getty Images)

El hombre pez de Liérganes (Cantabria)

Una elegante escultura en Liérga­nes conmemora la odisea vivida por un joven local llamado Fran­cisco de la Vega Casar, desaparecido en la ría de Bilbao y encon­trado con vida cinco años más tarde, en 1674, en la bahía de Cádiz. De­vuelto a su tierra natal, la tristeza se hizo presa de su ánimo, hasta que finalmente regresó, para siempre, al mar. Conocer los deta­lles de tal historia es una buena excusa para explorar este precio­so pueblo de la comarca cántabra de Tras­miera.

Una escultura del hombre pez de Liérganes, en los márgenes del río Miera a su paso por la localidad cántabra.
Una escultura del hombre pez de Liérganes, en los márgenes del río Miera a su paso por la localidad cántabra.Alamy Stock Photo

Liérganes está considerado uno de los pueblos más bonitos de España, con una valiosa arquitectura clásica de los siglos XVII y XVIII, su momento de mayor gloria, cuando la fábrica de artillería instalada en la comarca dejó mucho dinero. Su Puente Mayor es uno de sus rincones más agradables, uno de los primeros hechos en piedra en la comunidad, sobre el río Miera. Y aunque lo llamen Puente Romano, realmente es del siglo XVI. Y después, para disfrutar del lugar, solo hay que recorrer las callejuelas empedradas entre sus casonas, como la barroca Casa de los Cañones o las que rodean la plaza del Marqués de Valdecilla.

El lago de Banyoles y su monstruo (Cataluña)

Conocido por su gran cantidad de misterios sin resolver, Banyoles, el lago na­tural más grande de Cataluña, cuenta con su propio monstruo marino capaz de predecir desas­tres. Más allá de la leyenda, se trata de un tranquilo atractivo turístico que invita al paseo: una ruta circular rodea el perímetro de esta masiva laguna (unos 12 kilóemtros) que, más que enigmas, ofrece serenidad. El lago y toda la cuenca lacustre está considerado el conjunto cárstico más extenso de España, de gran riqueza natural. El agua llega de la Alta Garrocha, donde se filtra y discurre por una serie de canales subterráneos que se conecta con los acuíferos que alimentan los lagos de la zona. Hay varios lugares para el baño, pero también senderos muy agradables en los alrededores del lago, posibilidades de navegar en pequeñas barcas de remo o en un catamarán o practicar el káyak. Y lo mejor de todo, contemplar el agua y ver cómo cambian sus colores a lo largo del día.

Vista aérea del Estany de Banyoles, en la provincia de Girona.
Vista aérea del Estany de Banyoles, en la provincia de Girona.Eloi_Omella (Getty Images)

Banyoles es un sitio magnífico para refrescarse en verano y soñar con ver al famoso monstruo del lago, al que se conoce como Mon-mon, del que se dice que es un dragón acuático gigante que ya se apareció en tiempos de Carlomagno, en el siglo VIII, y se trató de acabar con él. No lo lograron y desde entonces nadie ha vuelto a verlo, pero se le responsabiliza de naufragios como el que tuvo lugar en 1913 y otro en 1998, pero nadie ha conseguido probarlo. Se habla también de la existencia de un palacio sumergido, frecuentado por hadas que cantan para atraer a los navegantes hacia las profundidades.

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