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NAUFRAGIO EN EL LAGO DE BANYOLES

Veinte muertos en el lago de Banyoles al naufragar una barca turística que llevaba exceso de pasaje

Investigan la fabricación y sobrecarga del catamarán, que se hundió con 141 jubilados franceses a bordo

Un barco recreativo de 80 plazas que realizaba un itinerario turístico por el lago de Banyoles (Girona) intentó zarpar ayer cargado con 141 jubilados franceses. Al poco de iniciar la maniobra de salida, a escasos metros de la orilla, se escoró hacia un costado y se fue a pique en menos de dos minutos. El siniestro causó 20 muertos y 38 heridos. La sobrecarga de la embarcación se perfila como una de las causas más probables del naufragio, aunque algunos expertos apuntan a que pudo abrirse una vía de agua. El juzgado determinará las responsabilidades. Los Mossos d´ Esquadra tomaron ayer declaración al patrón del barco, cuya identidad no ha sido facilitada. El embajador francés Patrick Leclerc, que viajó anoche a Girona, manifestó que le parece "increíble" la sobrecarga del barco y precisó que, en principio, no se emprenderán acciones legales, a no ser que lo soliciten las familias de las víctimas.

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Eran poco menos de las once de la mañana cuando un grupo de jubilados originarios de La Rochelle y de los departamentos de la costa atlántica se embarcaban para un paseo por las mansas aguas del lago de Banyoles a bordo del flamante catamarán ecológico La Oca, botado hace escasamente tres meses. Se trata de una embarcación de doce metros de eslora y dos pisos con asientos fijos e impulsada por un motor eléctrico.La rapidez del naufragio fue tal que el piloto de la nave no tuvo tiempo de regresar. La popa de la embarcación empezó a hundirse. Todos los pasajeros superaban los 65 años. Los más ágiles se lanzaron al agua, pero muchos permanecieron inmóviles y aferrados a la proa del barco, que sobresalía unos metros de la superficie del agua.

Algunos pasajeros perdieron la vida mientras intentaban nadar hasta tierra firme y otros se ahogaron en el interior del barco. Los submarinistas de la Guardia Civil y los bomberos rescataron por lo menos seis cadáveres que habían quedado atrapados en el piso inferior del navío, flotando entre los ventanales acristalados.

Según relatan los testigos del siniestro, el espectáculo durante los primeros minutos fue dantesco, salpicado de gritos e histeria. Mientras algunos paseantes del camino de ronda del lago se lanzaban al agua para rescatar a las víctimas, otros utilizaban para las mismas tareas las pequeñas barcas de alquiler.

También participaron en las tareas de rescate los alumnos del instituto de enseñanza secundaria Estela, de Barcelona, que habían parado su autobús junto al lago para desayunar. Con tan sólo 14 años, se lanzaron al agua para ayudar a los ancianos que pedían desesperadamente auxilio.

La zona donde atraca la embarcación se convirtió en un improvisado servicio de urgencias, donde gracias a la colaboración ciudadana se consiguieron salvar vidas mediante la práctica del boca a boca o el masaje cardiaco. Una profesora y una alumna del centro realizaron también los primeros auxilios a dos ancianos. Algunos testigos aseguran que la embarcación disponía sólo de 15 o 20 salvavidas. El naufragio fue tan repentino que uno de los flotadores permanecía todavía colgado ayer tarde en la proa de la embarcación.

La rabia y la impotencia de los vecinos crecía con el aumento de nuevas víctimas -al poco del siniestro se dio la cifra de seis- junto al estupor de que se hubiese desencadenado tal tragedia en un marco idílico: a escasa profundidad -entre 5 y 8 metros-, en unas aguas planas como una balsa de aceite y a tiro de piedra de la orilla.

Un submarinista de los bomberos de la Generalitat que sacó varios cadáveres del lago explicó que el agua era clara, aunque el movimiento de las aletas de los buzos levantaba el suelo arcilloso y a enturbiaba el agua.

La respuesta al naufragio por parte de los equipos sanitarios fue inmediata. A los pocos minutos empezaron a llegar las primeras ambulancias, que trasladaron a los heridos más graves, afectados de insuficiencias respiratorias agudas, edemas pulmonares e hipotermias.

En la clínica Salus Enfermorum de Banyoles y en los hospitales Josep Trueta y Santa Caterina de Girona están ingresados los heridos, algunos de ellos en estado muy grave.

Los Reyes enviaron ayer un mensaje de condolencia al presidente de Francia, Jacques Chirac, en el que expresan su profundo pesar, que comparten el Gobierno y el pueblo español.

La Generalitat ha habilitado hoteles para albergar a los familiares. El presidente del Gobierno catalán, Jordi Pujol, acudió al lugar del siniestro y expresó su condolencia a los familiares.

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