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Cinco brindis otoñales

De un fresco y sedoso blanco de Rías Baixas al dulce eco mediterráneo de un crianza procedente del valle alicantino de Xaló, un selección de cinco vinos escogidos por el crítico de 'El Viajero' durante el pasado mes de octubre

Desde elaboraciones a partir de variedades cultivadas en pequeñas extensiones, pero llamadas a cobrar protagonismo con el cambio climático, como la caíño blanco, a vinos de pago con nervio y elegancia, que expresan todo el poderío del terruño. Cinco referencias para degustar este otoño, escogidas por el crítico de El Viajero, Carlos Delgado, durante el pasado mes de octubre. 

La Mar 2018, evocación salina

Una sorpresa que ha ido alcanzando notoriedad en distintas añadas, particularmente en 2017 y este 2018, pese a mantener prácticamente invariable la elaboración: larga maceración, corta crianza de tres meses sobre sus lías y posterior reposo a baja temperatura de otros cinco, para terminar de afinarse en botella otro tanto.

La idea es preservar al máximo su personalísimo e intenso aroma, donde se expresan pletóricas las frutas exóticas y tropicales, sin que eclipsen las notas de flores blancas y de herbal, junto a un recuerdo de laurel y algún atisbo lácteo de bollería. Fresco, sedoso, de impacto cítrico, termina con un final evocadoramente salino.

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Fontedei Garnata Selección Especial 2014, fresco perfil aromático

Cuatro hectáreas de garnachas plantadas en vaso, con más de 50 años son el pilar de Fontedei Garnata Selección Especial 2014, fruto del empeño de Antonio López de la Casa por avanzar hacia la cumbre de los tintos andaluces. Un lugar, por cierto, muy poco concurrido. Tras de una rigurosa selección, de los mejores terruños y uvas en su grado óptimo de maduración, que fermenta por separado.

Luego somete el vino a una crianza de 12 meses en barricas de 300 litros de roble francés, con distintos tostados. Una elaboración convencional que debería refinar, buscando potenciar la fresca presencia serrana de la garnacha y una menor participación de la poderosa syrah. Pese a ello, el vino ofrece un perfil aromático muy fresco, limpio y complejo, donde la abundancia de fruta silvestre bien madura dialoga con las notas balsámicas y especiadas, torrefactos, con una leve evocación de turba. Muy sabroso, con buena acidez, y final persistente, pero que necesita tiempo en botella para redondearse.

Maruxa Godello 2018, sedosa estela frutal

Cepas de godello, algunas muy viejas, plantadas en laderas pizarrosas a 700 metros de altura cuya uva, cuando la añada es muy buena y escasa como la de 2018, adquiere una maduración perfecta que se expresará en un mayor potencial aromático y buena acidez. Con esta materia prima, el director técnico y enólogo Jorge Navascués Haba realiza una elaboración convencional, poco ambiciosa, que incluye cuatro meses de crianza sobre lías.

Si el objetivo era preservar el limpio y fresco aroma frutal, los resultados pueden calificarse de satisfactorios. En la nariz el impacto oloroso es intenso, con la fruta blanca de hueso madura realzada por las notas cítricas, una leve presencia floral sutilmente acompañada por los recuerdos del terruño y sus minerales, y tonos de reducción (frutos secos). Un blanco sedoso, con nervio, que discurre en boca dejando una estela de fruta y sensaciones placenteras. 

Martúe Especial 2016, el poderío del terruño

Martúe Especial solo es elaborado en años excepcionales. La añada de 2016 se basa en una creativa combinación de syrah, cabernet sauvignon, malbec, petit verdot y algo de merlot. Cada variedad ha sido fermentada por separado, y el conjunto, sometido a 14 meses de crianza en roble francés, para que el vino muestre su poder con nervio y elegancia, que la fresca carga frutal adquiera hondura, que especias y tostados se integren en el conjunto armónico junto al leve perfume floral y el impacto del terruño. Para terminar, un gusto goloso y persistente.

Monte Diva 2017, dulce eco mediterráneo

Felipe Gutiérrez de la Vega fue el primero en elaborar un blanco de moscatel y creó magisterio con su Casta Diva Reserva Real. Vinos de preciosa y cuidada etiqueta, de elaboración artesana, sustentados en sus viñas con más de 40 años. En este caso, utiliza las situadas en el valle de Xaló, de tierras rojas y pedregosas, entre colinas de hierbas aromáticas donde la abeja campa a sus anchas.

La elaboración es la de un vino brisado, fermentado con las pieles en barricas abiertas y criado en roble francés usado durante 14 meses. El impacto aromático es sorprendente: las notas del moscatel maduro se integran en una filigrana de perfumes a pétalo de rosa y jazmín, hierbas balsámicas, brioche y tenues especias; todo resaltado por las notas cítricas. Largo y untuoso, su fresca y golosa frutosidad se prolonga en un soleado eco mediterráneo.

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