Frescura y garbo

Jean Leon no es la primera bodega en reivindicar la variedad autóctona sumoll, pero sí la que, bajo la dirección de Mireia Torres, responsable de su exitosa evolución, ha conseguido que el vino muestre un perfil de sorprendente frescura y garbo. Primero fueron los de MontRubí, con su ejemplar recuperación, elaboración y promoción de esta uva difícil, de lenta maduración, poco productiva, pero que encierra una esquiva personalidad. Una variedad que, habiendo sido durante siglos mayoritaria en Cataluña, estuvo a punto de desaparecer y que no fue incluida entre las autorizadas por la denominación de origen Penedès hasta 2009.

Por eso resulta tan importante que Jean Leon, del grupo Torres, la incorpore a su colección de vinos singulares. Lo hace con cepas plantadas en 1975 y una elaboración que integra el depósito troncocónico de cemento para la fermentación y el fudre de roble francés para sus seis meses de crianza. Consiguen así un tinto de impacto aromático tan delicado como incisivo, con la fruta roja creando la atmósfera donde se integran el leve recuerdo de la madera, las notas especiadas y un ligero fulgor vegetal. Su fortuita vivacidad deja la boca anhelante y agradecida.