Monopole Clásico 2015, el reto de la viura

Es difícil de entender por qué CVNE ha resucitado un vino cuya desaparición fue consecuencia de la renovación de los blancos españoles, la cenicienta del sector. Puro darwinismo enológico que se llevó por delante la tradicional elaboración riojana, incluido el invento del inolvidable enólogo Ezequiel García, El Brujo, de añadir un poco de manzanilla jerezana. Sin duda fue una pérdida para la bodega, que intentó adaptarse a las demandas del consumidor.

El problema es que la viura lo tiene difícil frente a otras variedades blancas de mayor potencia aromática, salvo si se fermenta o cría en barrica de roble, acompañada de malvasía. Así lo terminaron por entender los bodegueros riojanos, con excelentes resultados. Ahora con Monopole Clásico se recupera la formula original, incluida la crianza de ocho meses en barricas usadas.

El resultado ofrece claroscuros: el aroma produce la misma incomodidad que antaño, como si la manzanilla, con su punzante salinidad, fuera un invitado incómodo en la delicada reunión de fruta carnosa madura y flor silvestre. Pero estas disonancias no dejan de tener su encanto, a la vez que aportan notas de frutos secos y un paladar firme, fresco y seco.