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Alterconsumismo
Coordinado por Anna Argemí

El trabajo ya no es lo que era

Albert Cañigueral, referente del consumo colaborativo, publica un ensayo fascinante sobre los escenarios futuros del empleo

¿Qué imágenes que asociamos al trabajo sobrevivirán en el futuro y cuáles desecharemos?
¿Qué imágenes que asociamos al trabajo sobrevivirán en el futuro y cuáles desecharemos?Benjamin Child (Unsplash)

Me encantan los libros que me hacen soñar despierta, que me proyectan a mundos paralelos, utopías o distopías según el caso, y por lo tanto ponen en tela de juicio el orden establecido y preponderante. Por ejemplo: ¿Y si fuéramos avanzando, lentos pero seguros, hacia una sociedad sin trabajo convencional? Propuestas como esta, que quizá en ti producen vértigo o incluso pánico, se suceden una tras otra en el ensayo El trabajo ya no es lo que era de Albert Cañigueral.

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¿Y quién es él? En su web se presenta como explorador, consultor y divulgador. Me crucé con Cañigueral en el 2013 en Barcelona en un evento organizado por Ouishare, la tribu del consumo colaborativo. Conté ese encuentro y la fascinación que me produjeron todos los miembros del colectivo ya por aquel entonces cuando escribí en este mismo blog sobre el primer libro de Cañigueral ¿Se puede vivir mejor con menos?

Las personas que giran en torno del consumo colaborativo, a mi modo de ver, habrían sido en el siglo XVI los primeros exploradores que cruzaron el Atlántico, porque son personas que están de alguna manera intuyendo el futuro cuando el común de los mortales vivimos las más de las veces aún anclados en el pasado.

En este su nuevo ensayo sobre el mundo laboral Cañigueral ofrece una radiografía muy actualizada de qué es el trabajo en España y en el mundo, incluida la crisis covid-19, así como un análisis pormenorizado sobre el desfase entre regulaciones, leyes, incluso imaginarios mentales colectivos sobre el trabajo y la realidad que se vive hoy por hoy, donde pululan plataformas digitales, mercados laborales fragmentados, trabajadores independientes y proyectos por obra más que contratos de por vida. En plata: el trabajo fijo de 40 horas semanales en una sola empresa "hasta que la jubilación nos separe" es ya una historia del pasado y va siendo hora de encarar el futuro.

Y por lo tanto los trabajadores ya no podrán ser lo que fueron...
Y por lo tanto los trabajadores ya no podrán ser lo que fueron...

Encuentro especialmente interesantes los capítulos que el autor dedica a proponer otro escenario laboral a base de siete utopías porque como dice él, los futuros (así en plural) o bien los definimos o nos vendrán definidos. La tecnología no es ni buena ni mala, pero tampoco es neutra. En nuestras manos está la capacidad de introducir en ella variables sociales, solidarias, humanas, ecológicas que protejan aquello que realmente nos importa. He descubierto con alegría en su libro que existe en Oxford la plataforma Fairwork, que trabaja para trasladar al mundo laboral digital los principios y los beneficios del fair trade, del comercio justo.

Fascinante la propuesta de Cañigueral de combinar sin complejos el trabajo humano, con el realizado por robots y por inteligencia artificial, donde cada uno puede aportar lo mejor de su cosecha sin estorbar ni ser una amenaza para el vecino. Muy sugerente la idea de tomar en serio en el currículum escolar las soft skills y no solo las hard skills o competencias técnicas, como se hace habitualmente. ¿Y si el trabajador eficiente en el futuro fuera no el que se apoya sobre sus conocimientos sino todo lo contrario? Leo en su libro que “los analfabetos del S.XXI no serán tanto los que no sepan leer y escribir sino los que no sepan aprender, desaprender y reaprender”. La flexibilidad y el riesgo/oportunidad como escenario permanente frente al deseo humano de labrarse un futuro de seguridad laboral.

El discurso entra de lleno en la filosofía del trabajo. Cañigueral trufa todo el texto con neologismos como “neobanco”, “colectivos neosindicales”, trabajadores “libertariados” en oposición a “asalariados”. ¿Y si la empresa no fuera considerada como una suma de personas sino como una suma de capacidades? ¿Y si la empresa no se considerara ella de manera individual sino como una entidad dentro de un ecosistema mayor?

Trabajadores, se nos echa encima el trabajazo de renovar el trabajo, pero ¡qué interesante!

En definitiva, El trabajo ya no es lo que era describe lo que fue, lo que está siendo y lo que podría ser el mundo laboral a partir de la irrupción de las plataformas digitales y de la aceleración del teletrabajo. El libro es una tarea descriptiva exhaustiva que permite hacerse un mapa global de dónde nos encontramos y es de agradecer que aporta muchas referencias bibliográficas para profundizar más en el tema. Pero el texto ultrapasa el mero ejercicio intelectual y académico. Es también una llamada a la acción por parte de todos los actores implicados, es decir, una exhortación en toda regla para todos nosotros.

Según Cañigueral el futuro deberá acostumbrarse a esos “nuevos palabros”, a las nuevas realidades emergentes, pero también deberá ser construido gracias a las aportaciones de cada uno desde sus propias esferas de poder. O si no, nos lo construyen sin nosotros y, peor aún, contra nosotros. Y es un futuro donde, si nos esmeramos bien, el protagonismo recae en la comunidad y no en el individuo, en lo colaborativo y no en lo competitivo, donde se suman sinergias y se aprovechan recursos en vez de despilfarrar la energía y desaprovechar el capital, humano o financiero, como suele ser la práctica habitual. Trabajadores, se nos echa encima el trabajazo de renovar el trabajo, pero ¡qué trabajo más interesante!

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