‘Faina’: el secreto de Ucrania para reconocer las cosas (y las personas) bellas y buenas
Es quizá la palabra más precisa para el buen diseño: la bondad de los objetos en su estética y en su uso. Una de las mejores creadoras de la nueva vanguardia ucraniana, Victoria Yakusha, lo ejemplifica en sus decenas de proyectos
Existe una habilidad innata en Victoria Yakusha (Dnipro, 1982) para convertir en objeto de deseo todo lo que toca. Arquitecta, diseñadora de interiores, mecenas cultural, autora de una codiciada línea de muebles, decoración y fragancias… Las facetas de esta diseñadora ucraniana son tan inagotables como su forma de conceptualizar el diseño contemporáneo, a través de piezas que se mueven a sus anchas entre el pasado y el presente.
Puro “diseño vivo”, como ella lo llama, envuelto en ese modernismo primitivo y minimalista que tanto seduce al interiorismo reciente. Ese fervor por volver a las raíces y revisar códigos esenciales, casi prehistóricos, que ya manejaron –y sublimaron– dadaístas como Jean Arp o Max Ernst. Y que el artista coreano Lee Ufan simplificó en un nuevo zen, desde la escuela Mono-ha hasta expandirlo por el mundo entero.
Para Yakusha, el diseño es simplemente una cuestión de honestidad. “Todo lo que hacemos trata sobre ser uno mismo, honrado, y estar vivo. Abrazar las imperfecciones naturales y lo auténtico y ser respetuoso con nuestro pasado, las tradiciones y la artesanía. Cada proyecto que tocamos está lleno de vida y está ligado a un sueño: conseguir que el diseño ucraniano sea reconocido por el mundo entero”, explica Yakusha a ICON DESIGN.
Una revolucionaria manera de entender la arquitectura
La pasión por sacar a la luz el bagaje de su país de esta galardonada con el premio a la mejor diseñadora en los EDIDA 2019 (Elle Decor International Design Award) ha marcado cada uno de sus movimientos. Tras formarse como arquitecta en la Academia de Ingeniería Civil de su ciudad natal y en el Institute National des Sciences Appliquées (INSA) de Estrasburgo, decidió crear su propio estudio en 2006. Aquí daría rienda suelta a espacios tan intrépidos y sugerentes como Air, una cabaña de 48 m2 encajada, literalmente, en el filo de la costa portuguesa.
Sostenida por un único muro de hormigón, genera una perfecta comunión entre naturaleza e innovación. “La naturaleza es siempre mi gran referente. Me aporta energía y multitud de ideas”, declara Yakusha. Las cuevas de animales parecen inspirar una revolucionaria manera de entender el espacio abierto a través de materiales como el cristal, la madera y el cemento.
Más de 60 proyectos entre residencias privadas, edificios públicos e interiorismo llevan su sello desde entonces. Ucrania, Kazajistán, Reino Unido, Francia o Bélgica son algunos de los países que han sucumbido al efecto Yakusha, en el que los retos son un motivo más para hacerlo posible. Incluso conseguir que el anglicismo cozy –"acogedor"– pueda describir una casa de 2.000 m2 al fusionar el hormigón con baldosas de cerámica y plantas murales.
Cube, como su nombre bien indica, es una cabaña cuadrada que se integra en los bosques de Kiev sin alterar el paisaje, tanto por fuera como por dentro. Cada detalle y textura lleva impreso el adjetivo natural, como el suelo de roble macizo, el lino de las cortinas o los tocones de madera que cumplen la función de muebles auxiliares.
En Ethno Village, el primer pueblo eco-friendly de Ucrania, Yakusha puso en valor el concepto de etnicidad desarrollando la construcción con materiales tradicionales y naturales de la zona. El resultado fue una pequeña urbe creada en consonancia con su entorno, y en la que disponer de todo lo necesario a tan solo unos minutos de caminata, playa y zonas verdes incluidas.
Faina: la decoración más codiciada de la década
En 2014, Victoria Yakusha se tomó muy en serio eso de poner en el mapa al diseño ucraniano. Para ello creó la colección de muebles y objetos Faina, fabricada íntegramente con materiales naturales y cuyo nombre significa "la belleza pura de las cosas". “Esta palabra designa en mi idioma no solo el aspecto formal, sino la bondad que posee una persona o el servicio que presta un objeto. Faina surgió de forma espontánea, como si fuera ella quien escogiera a su creador, y no al revés. Fue algo muy intuitivo, nunca se me había pasado por la cabeza la idea de fabricar muebles, porque yo soy arquitecta y siempre pienso a gran escala. Pero con Faina lo que deseaba era dar a conocer al mundo nuestra cultura, el diseño ucraniano”, señala a ICON DESIGN.
Ese mismo año, Ucrania atravesaba una de sus mayores crisis hasta la fecha, con una revolución entre manos y la guerra desatada al este del país por su existencia como nación. “Para mí fue una época muy difícil, de sentimientos encontrados y tristes, que decidí canalizar a través del diseño de esta colección”. Desde entonces, sus objetos han viajado por las ferias más importantes del mundo, y en 2017 fue nombrada una de las 10 marcas de decoración con mayor proyección por la Vogue estadounidense.
Junto a la naturaleza, la música ucraniana contemporánea es otro de sus grandes referentes. “Admiro a músicos de ahora como ONUKA, DakhaBrakha o Alina Pash, que encuentran su inspiración en nuestras canciones folclóricas. Usan instrumentos tradicionales, ya sea el buhay de percusión o el tsymbaly, un artefacto de cuerda típico de mi país”. Sus titánicos jarrones Trembita de 1,66 m de altura son su particular homenaje a la trompeta de los Cárpatos, el instrumento musical más grande del mundo. El set Bandura es otro ejemplo, inspirado en el utensilio de cuerda del mismo nombre. Su cuerpo con forma de lágrima y la patina envejecida lo elevan a la condición de escultura, como aquellas que el escultor Jean Arp ideó en su cruzada dadaísta.
La obra de Maria Primachenko, a la que Picasso definió como un "milagro artístico" tras ver una de sus exposiciones en París, también fluctúa por todo su trabajo. “Desde siempre me ha apasionado su arte naif, plagado de bestias mitológicas inspiradas en leyendas y cuentos de hadas del folclore ucraniano”.
Embajadora del 'hecho en Ucrania'
Pero si algo inspira al universo de Yakusha es, sin duda, la artesanía tejida durante siglos en los talleres de su país. “En mi mente siempre están presentes los jarrones que pintaron a mano, los ricos bordados de nuestros ropajes tradicionales o las alfombras conocidas como hutsul lizhnyk. La trama compleja y sus salvajes texturas nos dicen mucho sobre los rituales y creencias que practicaban nuestros antepasados”.
Es el caso del tapiz Makosh, bautizado con el nombre de la antigua diosa eslava del destino y la felicidad. Une dos figuras geométricas –la cruz y el rombo– que representan la energía solar y la encarnación de la Tierra. Juntas forman un campo sembrado, símbolo de fertilidad y riqueza. Cada pieza se teje a mano en un antiguo taller con lana de oveja natural.
El set de jarrones Kumanec en cerámica modelada en 3D fue galardonado con un IDEAT Choice en 2019. Sus formas tan robustas como delicadas remueven el pasado con el presente, inspirándose en la alfarería festiva de sus ancestros y dándoles mayor dinamismo con un agujero en el centro. “En algunos pueblos de mi país existe la creencia de que la arcilla es un material que puede sanar a la gente, llenando sus corazones de calor. Es un material cargado de vida”.
El anhelo de Victoria Yakusha por dar a conocer la herencia artesanal de su país va más allá de su trabajo. Desde hace dos años dirige Lands Inspires, una expedición de cinco días por antiguos talleres de la región que busca crear vínculos con nuevos creativos. El diseñador de las boutiques de Prada, Roberto Baciocchi, o la interiorista sueca Anna Leena son algunas de las personalidades que ya han formado parte de este viaje.
Apoyar a las nuevas generaciones también forma parte de su cruzada artística. Uno de sus últimos proyectos de interiorismo es Faina House (2019), una residencia en Bruselas para artistas ucranianos que actúa a su vez como estudio y galería. “El diseño en Ucrania aún se está gestando, vivimos en un proceso de saber qué singularidad podemos proponer al mundo. Muchos diseñadores jóvenes tienen su propio estilo pero, en mi opinión, nos une cierta inclinación por las formas sencillas, lo natural y táctil. Algo que resulta muy naif y emocional a la vez. Los ucranianos son muy sentimentales, mantenemos nuestras tradiciones, respetamos la tierra y el lugar donde nacimos. De alguna manera, esto se refleja en nuestro diseño”.
Creadora de la silla 100 % reciclable
La sostenibilidad no es una añadido a su trabajo, sino la esencia del mismo. “¿Cómo podemos crear algo hoy en día sin pensar en la responsabilidad hacia la naturaleza o el entorno que implica?”, señala Victoria. “En Faina colaboramos con muchos artesanos locales que siguen trabajando con técnicas antiguas y siempre nos dicen lo mismo: ‘Cuando vamos al bosque a coger madera o barro para un jarrón, siempre pensamos en la naturaleza, en cómo no dañarla y tomar lo necesario sin destrozar la armonía del ecosistema”.
La toma de conciencia sobre todo lo que nos rodea es el punto de partida de sus muebles elaborados con materiales naturales como la arcilla, la madera de sauce o el lino. La lámpara Strikha inspirada en los techos de paja de las antiguas chozas ucranianas; la vitrina Solod, fabricada con barro y ceniza; o la mesa Veleten, que precisó doscientos kilos de arcilla para su creación, mantienen intactos la calidez natural del material adoptando nuevas funciones.
Pero es la silla Ztista su mayor proeza ‘eco’ hasta la fecha. Galardonada con el Premio al Mejor diseño en los Interior Design's Best of Year de 2018 que otorga Marcel Wanders y su compañía Moooi, está fabricada con una estructura de metal cubierta por arcilla moldeada a mano junto a virutas de madera, paja, lino y papel reciclado.
El resultado es una silla tan orgánica en su composición como en la forma. “Ztista es la pieza más especial de mi catálogo. Nació a la hora de plantearnos el futuro de un objeto tras su muerte, en cómo hacerla 100 % reciclable. Esto llevó a la creación de una silla que al molerse se puede descomponer por completo en menos de siete años”. La línea se complementa con un taburete de bar, un banco y una mesa en diferentes colores.
Ya Vsesvit: un santuario para la creatividad
En el universo de Yakusha no existe la estridencia en el color ni una textura malsonante. Aquí manda el monocromo, los materiales reciclados y la honestidad frente al entorno. Un nuevo equilibrio alimentado en los bosques eslavos y las leyendas de sus antepasados que fluye por su estudio edificado en 2018.
Bautizado como Ya Vsesvit –en ucraniano, “yo soy el universo”–, este multiespacio de 180 m2 alberga las oficinas de Yakusha en Kiev y cuenta con un showroom para su marca Faina y una sala de conferencias y eventos. Cada habitación está hecha a su imagen y semejanza: las paredes moteadas en arcilla oscura transcurren entre ríos de piedra sin tratar, ladrillos negros y revestimientos de acero. “Es un espacio abierto para todo tipo de creativos, ya sean arquitectos, diseñadores de moda, estilistas, fotógrafos, editores…”. En 2019 compitió por un Dezeen Award 2019 en la categoría de Mejor diseño de interiores para espacios pequeños de trabajo.
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