Más suicidios desde la explosión del coronavirus
El gobierno de Tailandia ha fallado a la hora de ofrecer la ayuda económica prometida y ha dejado a muchas personas en una situación desesperada. Una situación común en este nuevo mundo
A fines de abril, Anyakan recibió tratamiento urgente en un hospital de Bangkok, la capital de Tailandia, después de tragar veneno para ratas frente al Ministerio de Finanzas como protesta por la falta de ayuda financiera. Estaba desesperada y no veía ninguna posibilidad de que las autoridades escucharan sus súplicas después de que le negaran la ayuda de 5.000 baht (alrededor de 142 euros) durante una de las semanas más difíciles de su vida debido a la pandemia del nuevo coronavirus. Irónicamente, los pagos de la ayuda del gobierno eran parte del programa para “no dejar a nadie atrás”.
Anyakan había estado gritando "a nadie le importo" fuera de la entrada del Ministerio. Tras ser ignorada de nuevo, tomó las pastillas de veneno y cayó derribada al suelo. Después de ser hospitalizada, los representantes de ese gabinete le hicieron una visita y le prometieron transferir el dinero.
El intento de suicidio de esta mujer forma parte de una tendencia preocupante, ya que la angustia económica causada por el coronavirus está llevando a más y más tailandeses a la desesperación. La prensa local ha publicado casos muy tristes las últimas semanas, como la historia de Irada, una madre de dos hijos de Maha Sarakham, una provincia del noreste del país, que el 21 de abril se ahorcó. Irada generalmente se ganaba la vida vendiendo yogures con un pequeño carrito y había manifestado tener problemas para mantener a sus dos hijos pequeños. Ella ya se encontraba en una situación difícil antes de la llegada del coronavirus y de que las restricciones de movimiento impuestas para contener la propagación del virus la dejaran sin clientes.
Un día antes de la muerte de la mujer, un padre de familia, de 41 años acabó con su vida y la de su hija de cinco. Sus cuerpos fueron encontrados por la policía flotando en el río Pa Sak de Ayutthaya, al norte de Bangkok. Los residentes dijeron a la policía que el hombre estaba desempleado y no podía encontrar un trabajo. Un testigo dijo que escuchó al padre saltar al agua primero y su hija, llorando, se lanzó a continuación.
Tailandia es el país con más suicidios per cápita en el sudeste asiático según los datos de la Organización Mundial de la Salud
Tailandia es conocida por presentar una de las mayores desigualdades de riqueza del mundo y una de las tasas de suicidio más altas del sudeste asiático. De hecho, quitarse la vida ocupa el segundo lugar entre las causas de muerte no naturales en el país, después de los accidentes de tráfico, y supera tanto al homicidio como al asesinato, según los datos del Gobierno.
Un artículo de la Organización Mundial de la Salud realizado con datos de 2016 sitúa a Tailandia como el 32º país con la mayor tasa de suicidio anual del mundo, con 14,4 muertes por cada 100.000 habitantes, lo que equivale a 10.000 al año. Tailandia tuvo más suicidios per cápita que cualquier otro país del sudeste asiático; el segundo en la lista es Birmania, con 9,5 suicidios por cada 100.000 habitantes.
La pandemia de la covid-19, y la devastación económica que la acompaña solo ha empeorado la situación. En abril, un grupo de académicos instó al Gobierno a hacer la ayuda financiera más inclusiva, alegando que la pérdida de empleos y el cierre de empresas ha creado una situación desesperada para muchos tailandeses. Los académicos son Atthajak Sattayanurak de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Chiang Mai; Somchai Preechasilpakul, profesor asociado de Derecho Constitucional en la Universidad de Chiang Mai, y Prapas Pintobtaeng, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad de Chulalongkorn de Bangkok.
Estos profesionales comenzaron a estudiar los suicidios en el reino unas semanas después de que el Gobierno impusiera medidas de emergencia para combatir la propagación del coronavirus a finales de marzo. Según los resultados de su investigación, al menos 38 casos están relacionados con la cuarentena y la consiguiente pérdida de empleos a fecha de finales de abril. De ellos, murieron 28 personas.
Este equipo advirtió que la cantidad de casos de suicidio causados por repercusiones económicas podría incluso superar la cantidad de muertes por coronavirus si el Gobierno no reacciona rápidamente. 54 personas habían muerto por la covid-19 en Tailandia el 30 de abril (actualmente, el número de las muertes es de 56). Sin embargo, la enfermedad en sí misma ha sido controlada en gran medida, mientras que las consecuencias en la economía aún se sentirán por mucho tiempo.
Las personas con menos recursos están siendo las más afectadas desde que el 13 de enero el país confirmó por primera vez un caso fuera de China. Los funcionarios de salud dicen que su línea de atención a la salud mental está recibiendo un aluvión de llamadas sin precedentes. Según el Departamento de Salud Pública, solo en marzo recibieron 600 llamadas, en comparación con solo 20 y 40 en cada uno de los dos meses anteriores, un número que ha seguido en aumento.
Como explica Andrea Giorgetta, director para Asia de la Federación Internacional de Derechos Humanos (FIDH), “el brote de coronavirus simplemente ha exacerbado los problemas económicos a los que grandes segmentos de la población tailandesa se han enfrentado desde que el general Prayuth Chan-o-cha se hizo con el poder en el golpe militar de 2014”. Prayuth es el actual primer ministro, tras ganar unas elecciones controvertidas en 2019.
Giorgetta dice que la mala gestión de la economía de Tailandia por parte de las administraciones de Prayuth, tanto las anteriores como las actuales, han sido evidentes y “los militares y las élites son las que más se han beneficiado de más de cinco años de Gobierno de la junta militar”, si no los únicos que se han favorecido.
“Muchos tailandeses también están enfurecidos por el hecho de que, si bien el Gobierno parece incapaz de adoptar un paquete de ayuda efectivo, robusto y de corto plazo para mitigar el impacto económico del coronavirus, continúa buscando la adquisición agresiva de hardware militar, una infraestructura grande cuestionable y proyectos de inversión, como el Corredor Económico del Este ”, añade Giorgetta.
Según la Oficina Nacional de Estadística, el 54,3% de la fuerza laboral de 37,5 millones de personas son trabajadores informales. Estas personas reciben ingresos muy irregulares, salarios muy bajos y están muy desprotegidos por el sistema de seguridad social, dejándolos en una posición muy vulnerable. El equipo de académicos sugieren que las autoridades locales “deberían elaborar un plan para distribuir alimentos y bienes básicos a las personas gravemente afectadas por la economía en crisis”. También propusieron que las empresas en áreas de bajo riesgo deberían reabrirse.
El reino comenzó a aliviar las restricciones de movimiento el pasado 3 de mayo. Los salones de belleza, los restaurantes y los puestos de comida callejera volvieron a la vida, manteniendo el distanciamiento social. El toque de queda nocturno, que prohíbe a las personas salir de sus hogares, se ha reducido un poco y ahora permanece vigente las 10 de la noche y las cuatro de la mañana.
Los investigadores señalaron que, si bien el Gobierno realiza informes de prensa diarios sobre la situación de la covid-19 y moviliza recursos para frenar la propagación del virus, "no aborda el tema del suicidio", que podría haberse evitado con ayuda financiera para las personas más angustiadas.
"Los casos de suicidio indican cómo el Gobierno está fallando en el manejo de la situación", y si no considera los impactos socioeconómicos del virus, Tailandia "puede ver más casos", argumentan estos expertos. En el momento de escribir este artículo, el Ministerio de Finanzas ha pagado los 145 euros o 5.000 baht prometidos en asistencia mensual a solo cuatro millones de tailandeses, de los 27 millones que lo solicitaron. Anyakan, la mujer que se envenenó frente al Ministerio, fue una de las rechazadas.
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