Los cinco pecados que no se deben repetir con la vacuna de la covid-19
Tres altos cargos de entidades de las que depende la inmunización en medio planeta alertan de que puede ocurrir como con enfermedades anteriores: la lucha de los países ricos por acumular dosis
Desde que comenzó la pandemia de la covid-19 es imposible no echar la vista atrás y recordar cómo afrontó la humanidad otras grandes epidemias. Por ejemplo, la de la gripe A de 2008. La expansión de casos por todo el mundo, la carrera por la vacuna, los posibles tratamientos..."Muchos países están preocupándose ahora, y hacen bien, de sus propios ciudadanos. Pero la solución no va a ser una vacuna nacional porque la mejor ciencia proviene de todas partes del mundo, no de Suecia, Francia, España o Estados Unidos por sí solos", apunta Seth Berkley, epidemiólogo y director de Gavi, la alianza internacional que inmuniza a la mitad de los niños del planeta.
Berkley participó esta semana en un diálogo virtual junto a Joe Cerrell, director de política global de la Fundación Bill y Melinda Gates —segundo mayor donante de la Organización Mundial de la Salud— y Gayle Smith, presidenta de One Campaign, una organización global dedicada a acabar con las enfermedades curables en las partes más vulnerables del mundo. Estas tres personalidades del mundo de la salud global debatieron sobre qué falló en el pasado y qué pecados hay que evitar cuando se encuentre, si es que sucede, una vacuna contra la covid-19.
Nacer, crecer y llegar a todos
En 2009 se produjo una verdadera carrera global para adquirir la vacuna contra la gripe A. España anunció que pagaría 266 millones de euros a dos de las mayores farmacéuticas para adquirir 36 millones de dosis. "Diez años después, seguimos sin tener un sistema global de gestión de bienes públicos. Cuando se descubrió esa vacuna, se desató una lucha entre países por comprarla y desafortunadamente solo los países más ricos pudieron asegurarse provisiones. Eso no es justo", apunta Smith, de One Campaign.
Para que los países con menos ingresos puedan jugar en este tablero global, los especialistas sugieren diferentes formar de financiación que no supongan un enorme desembolso de una vez. "Es normal que cuando se produce una epidemia, no tengas instantáneamente el dinero necesario para hacerle frente. Existen instrumentos financieros que aseguran buenos precios para los países y seguridad de compra para la industria", señala Berkley. El epidemiólogo explicó que se trata de un modelo similar al del pago de una hipoteca: "Tienes el dinero por adelantado pero lo pagas en 20 años".
Gavi propone como idea un proyecto que pusieron en marcha hace años por el que países y fundaciones donantes se comprometen a financiar determinadas campañas de inmunización durante un periodo concreto de años. Esto asegura que los gobiernos con menos ingresos van a poder seguir aprovisionándose y que a la industria le resulta rentable fabricar dosis a mayor escala.
Más allá de las fronteras
La maquinaria científica global se ha puesto en estos meses a trabajar de un modo nunca antes visto. Los ensayos clínicos de tratamientos y de vacunas se cuentan por centenares. "Necesitamos un liderazgo global para identificar y priorizar candidatos a vacunas. Eso no es fácil. La forma en que se hace tradicionalmente es aplicando criterios transparentes. Se requerirá este mismo liderazgo para el segundo desafío, que es garantizar la igualdad de acceso", detalla Berkley.
"En este momento no hay muchos incentivos para garantizar esta transparencia", apostilla Smith. "Esto puede ser razonable en el caso de algunas investigaciones farmacéuticas, pero en una pandemia, con este nivel de emergencia, es necesario un mayor intercambio de información y suficiente claridad para saber de antemano la situación y evitar el tipo de revuelo que ocurrió con la gripe A", añade la experta.
Como ejemplo de esta coordinación global, Berkley recuerda que una de las vacunas contra el ébola se diseñó en el Instituto de Salud Pública de Canadá, pasó por una compañía estadounidense de biotecnología y acabó manufacturándose en Alemania. "Así funciona la ciencia", sentencia.
Si coges un mapa mundial y te olvidas por un momento de que existen fronteras, la ciencia y la epidemiología te van a indicar cómo hay que desplegar una vacuna de la forma más inteligente para poner fin a la pandemia
Un despliegue sin precedentes
Los expertos señalan que la vacuna realmente exitosa no será aquella más efectiva, sino también aquella que se pueda producir a gran escala. “Lo importante es comenzar a pensar ahora en los costes de fabricación. No servirá para nada que solo lleguemos a producir unos pocos millones de dosis”, apunta Cerrell, de la Fundación Gates. Cerrell pide que las empresas fabricantes de vacunas se comprometan a ampliar su capacidad de manufactura, sea cual sea la que resulte ganadora en esta carrera.
La Union Europea quiere hacer gala de esta unidad y este lunes inaugura una maratón mundial de donaciones por la que se invita a los países y organizaciones de todo el globo a comprometerse a ayudar a alcanzar el objetivo de 7.500 millones de financiación para la lucha contra el coronavirus. Lo llaman Coronavirus Global Response.
La alianza Gavi suministra alrededor de 600 millones de dosis de vacunas al año, muchas de ellas en contextos de precariedad, conflicto y difícil acceso. "Hay que aprovechar la experiencia que tenemos tras haber llevado la vacuna contra el Ébola en situaciones muy difíciles, a lugares como República Democrática del Congo. Debemos trabajar ya con los países para asegurarnos de que podemos replicarlo", defiende Berkley.
Los sanitarios, los primeros
"Si coges un mapa mundial y te olvidas por un momento de que existen fronteras, la ciencia y la epidemiología te van a indicar cómo hay que desplegar una vacuna de la forma más inteligente para poner fin a la pandemia", apunta Smith. "¿Quién no querría asegurarse de que las personas que son esenciales en la lucha contra el virus sean las primeras que la reciben?", completa.
El colectivo sanitario es, sin duda, el más afectado por esta crisis de la covid-19. El 20% de los casos registrados en España afecta a estos profesionales; en Italia ese porcentaje es del 10%; en Estados Unidos, los contagiados llegan al 3%, y en China se sitúa en el 3,8%. "Los trabajadores sanitarios son los que encabezan la lista de personas que deben ser inmunizadas, son los que más riesgo tienen de enfermar, pero también los que más pueden transmitir la enfermedad, algo que fomenta que los brotes estén fuera de control. En segundo lugar, estaría el resto de grupos de riesgo y por último la población en general. Pero es necesario tener estas conversaciones antes de que tengamos la vacuna", enfatiza Cerrell.
Tal vez, estas decisiones no deban depender solo de la buena voluntad. "Hasta donde yo sé, no existe un marco legal para el acceso equitativo. Por eso uno de los desafíos es cómo establecemos las pautas morales y éticas y luego creamos una guía sobre los acuerdos e inversiones que hay que realizar", insiste Berkley.
Retraso en otras inmunizaciones
Desde que se declaró la pandemia, Gavi ya ha contabilizado retrasos en 35 campañas de vacunación, lo que tiene resultados desastrosos. Unicef ha alertado de que 37 millones de niños pueden quedar excluidos de la inmunización de enfermedades prevenibles como el sarampión. Níger declaró un brote de polio hace una semana. El confinamiento y el cierre de fronteras provoca el desabastecimiento, la falta de personal sanitario y que las familias no lleven a sus hijos a los centros de vacunación. "El desafío es garantizar que la inmunización de rutina continúe durante esta pandemia, no tengo palabras para explicar lo importante que es esto", puntualiza Berkley.
"Una de las cosas de las que menos se habló en el brote de ébola de 2014 fue del aumento del sarampión. Creo que las organizaciones internacionales como Gavi van a cobrar un papel muy importante a la hora de asegurar que haya racionalización y eficacia a la hora de adquirir tratamientos y vacunas", defiende Cerrel.
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