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Los gatos ya no mueren en la calle

La crisis del coronavirus trae una importante reducción del número de cadáveres de mascotas en la vía pública en Barcelona. El servicio de recogida sigue funcionando pero ha cambiado los protocolos

Alfonso L. Congostrina
Gatos y aves
Dos gatos callejeros, en una colonia controlada en el barrio de Vallcarca (Barcelona). Carles Ribas

“Soy de la recogida a domicilio de mascotas muertas. Voy a dejar dos bolsas en el rellano. Una grande es para que introduzca el animal. La pequeña, que parece un sobre, es para que coloque el dinero y un papel con el número de chip del animal”, Cecilia López recibió esta llamada hace una semana. En su calle en el barrio barcelonés de Poblenou estaba aparcado un vehículo frigorífico del servicio de limpieza de la ciudad con el operario llamándole desde el móvil. A las 13.15 del pasado día 4 había muerto Lucas, un perro carlino de más de 13 años. ¿Qué hacer con el cadáver de tú mascota en pleno confinamiento y con estado de alarma que impide salir a la calle? “Llamé, entre lágrimas, al 010, el teléfono de información municipal y desde allí me gestionaron la recogida del pobre Lucas. Fue un servicio muy rápido en uno de los días más tristes de mi vida”, recuerda apenada López.

Al decretarse el estado de alarma se consideró la recogida de residuos como un servicio esencial que debía seguir prestándose. “Desde el Consistorio decidimos reducir la limpieza de las calles, por donde no iban a transitar las personas. Reforzamos las zonas próximas a hospitales, mercados y supermercados y eliminamos la recogida de muebles. Dudamos qué hacer sobre la recogida de animales muertos, pero decidimos mantenerla. Afortunadamente tomamos esa decisión y hacemos un número de servicios muy similar al de antes de la crisis sanitaria. Lamentablemente, los animales se siguen muriendo”, advierte Carlos Vázquez, el director de los Servicios de Limpieza y Gestión de Residuos del Ayuntamiento de Barcelona.

Dos equipos de limpieza realizan el servicio de recogida de animales muertos en la capital catalana, después transportan los cadáveres en un vehículo frigorífico hasta una empresa subcontratada dedicada a la incineración específica de animales. “Hacemos tres tipos de recogidas. La mayoría, el 59% del total, es de palomas, gatos y otros animales que aparecen muertos en la vía pública y que nos avisan nuestros propios operarios o cualquier ciudadano. El 39% de los servicios es de recogida de mascotas fallecidas en casas particulares y el 2% en clínicas veterinarias, laboratorios y similares”, resume Vázquez.

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El pasado 2019 los dos equipos que realizan este servicio en la ciudad recogieron 2.685 animales. La mayoría de ellos, 1.737, fueron aves, roedores o gatos que fallecieron en la vía pública. Los operarios retiraron 898 mascotas —sobre todo perros, gatos y conejos— de domicilios particulares y 50 de centros veterinarios y laboratorios. Solo son gratuitas las recogidas de animales en las calles. Cuando la recogida es a domicilio el precio es de 32,22 euros para los animales de hasta 80 kilos y de 184,93 euros para los animales de mayor peso. “Para las personas sin recursos, o en situación de vulnerabilidad según los servicios sociales, el servicio es gratuito”, puntualiza Vázquez. La recogida es de 8.00 a 14.40 y de 15 a 21.40 de lunes a sábado y los domingos solo por la mañana.

“Con la crisis del coronavirus se ha reducido mucho la presencia de animales en la vía pública. Bien porque no los vemos al no haber gente en las calles o porque hay menos atropellos al no haber circulación. La recogida en domicilios permanece en los mismos números que antes de la crisis”, destaca.

Lo que sí ha cambiado la pandemia por coronavirus, tal y como pudo presenciar Cecilia López es la manera de recoger los animales sin entrar en el domicilio de los propietarios y sin entrar en contacto con los mismos. El saco blanco con el cadáver de Lucas fue trasladado hasta el coche frigorífico y días más tarde llegaría a un centro de tratamiento de residuos donde fue convertido en cenizas.

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