La primavera, mala época para la alergia por pulgas en perros
Las picaduras de los insectos, habituales tras llevar al perro a pipicanes, pueden transmitir alérgenos
Los perros sufren alergia, como los seres humanos, y la primavera es una época en la que se muestra con mayor incidencia una de las más frecuentes: la alergia a la saliva de las pulgas. "Es muy frecuente a partir de estas fechas", señala Federico Vilaplana, expresidente del Colegio de Veterinarios de Cádiz. "Sacamos a nuestro perro a pasear y lo llevamos a que haga sus necesidades a lugares por los que han pasado otros perros. Un simple árbol o los habituales pipicanes —las áreas que muchas ciudades disponen para que los animales orinen o defequen— pueden ser auténticos hervideros de pulgas", alerta.
La hipersensibilidad a la picadura de pulga es una alergia a las proteínas de la saliva del insecto. "Cuando la pulga pica, inyecta parte de su saliva en la piel del animal y, si el animal es alérgico a las proteínas que contiene, produce una dermatitis alérgica", explica Eliseo Zuriaga, de la comisión de clínicos del Colegio de Veterinarios de Valencia.
Un síntoma muy evidente de que nuestra mascota está afectada es la aparición de picor en el rabo, especialmente en su arranque, cerca del ano. Es habitual ver animales mordiéndose hasta dejar pelada esa parte de su cuerpo. "Lo más típico es un prurito dorsolumbar muy intenso, en la zona de la cola. A la vez, también en el abdomen ventral", comenta el veterinario valenciano.
Para combatirlo es necesario "mantener desparasitado al animal (sea con la ingesta de pastillas o aplicándole productos en pipeta), y aplicar sobre la zona del picor productos que lo alivien", señala Vilaplana. Zuriaga añade los tratamientos con antipruriginosos sistémicos. "Son medicamentos que prescribe el veterinario, y existen varias alternativas, la diferencia entre ellos es que normalmente los más eficaces suelen ser también más caros".
"Lo más importante es evitar la exposición a las picaduras. Un perro normal, sano, debería estar libre de pulgas en general, porque además de provocar la alergia, el insecto transmiten enfermedades. Por eso aconsejamos la desparasitación a los animales alérgicos y a todos en general", añade.
Atención a un tópico que puede volverse en contra de nuestra mascota. "La gente piensa que a su perro no le pican pulgas, pero hay zonas endémicas en España de ese insecto. Los amos o cuidadores piensan que porque no le ven pulgas a su perro, no las tiene. Y hay que tener en cuenta que el insecto no vive encima del perro, vive en el ambiente y solo se alimenta de sangre del perro para poner los huevos", explica Zuriaga.
El molesto insecto sube al perro, se alimenta durante 10 o 20 minutos, y se baja para poner los huevos. "Muchas veces a los perros las pulgas les pican en el paseo y no se suben a casa. No las ves, pero a tu perro le están picando. Por eso es tan importante el tratamiento preventivo. Cuando ves que un perro tiene pulgas, es que en realidad está infestado de ellas", añade este veterinario.
Y el problema no se evita al 100% por el hecho de que nuestro perro esté desparasitado, aunque los expertos insisten en que esencial que lo esté. "La pulga que coge el animal llega a picarle y es en ese momento cuando le transmite los alérgenos de otro perro. Esa pulga muere al chupar la sangre, pero al picar ya le ha inoculado el alérgeno al perro", comenta Vilaplana.
"La alergia es una hipersensibilidad retardada, que desde que le picó la última pulga hasta que deje de tener una reacción alérgica pueden pasar tres o cuatro semanas; es importante poner al animal en tratamiento una vez le han picado las pulgas y tiene la alergia", avisa Zuriaga.
Esta patología afecta por igual a perros de distintas razas, pero la edad es en algunos casos un agravante. "Los perros más mayores desarrollan pueden desarrollar dermatitis seborreicas y el olor a sebo atrae más a las pulgas", comenta Federico Vilaplana. "Las alergias con más bien típicas de animales jóvenes, pero la de la saliva de la pulga es la única que también se da con frecuencia en los mayores", abunda Eliseo Zuriaga, que lo explica porque para desarrollar la patología suele requerirse que el animal haya estado expuesto repetidamente a las picaduras de esos insectos. En este caso se cumple el dicho "a perro viejo, todo son pulgas".
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