_
_
_
_
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Europa da la espalda a la ciencia

El investigador critica la "posibilidad clara" de que los líderes políticos decidan recortar la porción del presupuesto destinada a Horizon Europe, el programa de ciencia y innovación de la UE

Luis Serrano
Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, y Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión, el pasado 1 de diciembre en Bruselas.
Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, y Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión, el pasado 1 de diciembre en Bruselas. KENZO TRIBOUILLARD (AFP)

Ser investigador en España no es fácil. La financiación en I+D+i que llega a los laboratorios ha retrocedido a niveles de hace quince años. Los retrasos presupuestarios provocan caos en las resoluciones de las convocatorias de varios ministerios. La falta de continuidad obliga a paralizar proyectos de investigación y pone en riesgo la renovación de contratos de científicos.

Si se ha evitado el colapso total del sistema científico español ha sido gracias al chaleco salvavidas de financiación europeo. Desde 2014, la Unión Europea ha destinado más de 4.000 millones de euros a proyectos en centros de investigación españoles que, entre otras muchas cosas, combaten el cáncer, protegen nuestro medio ambiente o exploran el universo.

Pero Europa tampoco es inmune a los vaivenes políticos. Líderes de los veintisiete países han comenzado a negociar el siguiente presupuesto de la Unión Europea. Cuando las cartas estén encima de la mesa, existe la posibilidad clara de que los líderes políticos decidan recortar la porción del presupuesto destinada a Horizon Europe, el programa de ciencia y innovación. Ello constituiría un grave error.

Si se ha evitado el colapso total del sistema científico español ha sido gracias al chaleco salvavidas de financiación europeo

Los fondos destinados a la investigación e innovación no son un gasto sino una inversión en nuestra salud, en el bienestar de nuestras comunidades y en el futuro del mundo. Por eso los directores de varios centros de investigación punteros en Europa, miembros de la alianza EU-LIFE, que incluye el Centro de Regulación Genómica en Barcelona, pedimos en una carta abierta al Consejo Europeo que invierta 150.000 millones en investigación e innovación, lo que representa duplicar el presupuesto actual.

Para Europa, el pronóstico es grave. Mientras China y Estados Unidos multiplican su nivel de I+D+i, nosotros nos miramos el ombligo. No podemos permitir que el pensamiento cortoplacista se imponga sobre los beneficios socioeconómicos que retorna la ciencia. En su propio informe, la Comisión Europea reconoce que por cada euro que invierte Europa en proyectos de investigación, se generan cinco para la economía.

La otra batalla son el tipo de proyectos que Europa quiere financiar. Si los pronósticos se cumplen, el nuevo programa va a financiar fundamentalmente proyectos de implementación, es decir, de introducción en el mercado de ideas y descubrimientos ya existentes, dejando atrás la generación de nuevo conocimiento, la investigación puntera de calidad, que es la base de la innovación. En un país como el nuestro, con un tejido industrial reducido comparado con países como Alemania, Francia y Holanda, ello significará que el acceso a la financiación europea de grupos y compañías se verá muy mermada.

Europa no debe de olvidarse de la investigación puntera de calidad, sin la cual no hay posterior implementación que se desarrolla de forma más efectiva en el contexto de las empresas. Europa necesita acomodar a más científicos que persiguen ideas que no sean mainstream, doblando, por ejemplo, la financiación a programas como el European Research Council que permiten a los científicos perseguir ideas nuevas de alto riesgo. Desgraciadamente este pensamiento no solo se está instalando en Europa. También hemos oído en boca de algún político español que en España sobra ciencia básica, y que la investigación que se realice en nuestro país solo debe de estar relacionada con la industria local. Este argumento refleja un desconocimiento profundo de la dinámica de los avances científicos, que frecuentemente surgen de forma inesperada a partir de la búsqueda rigurosa de conocimiento fundamental y no de tratar de encontrar soluciones de inmediata aplicación.

Hace diez años, los pacientes de cáncer que presentaban resistencia todos los tratamientos disponibles tenían pocas opciones de sobrevivir. Ahora, gracias a avances científicos como la inmunoterapia, surgidos de la investigación básica, podemos alargar y mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familias. El desarrollo de tecnologías prometedoras, como la inmunoterapia, la edición genética o la inteligencia artificial, no surgen por casualidad. Estos avances son el fruto de la labor de miles de investigadores durante muchos años. Son el resultado de proyectos de alto riesgo, nacidos de la curiosidad, que no atraen inversión privada y que, por lo tanto, necesitan fondos como los que ofrece Horizon Europe.

Los fondos destinados a la investigación e innovación no son un gasto sino una inversión en nuestra salud, en el bienestar de nuestras comunidades y en el futuro del mundo

Es importante que nuestros ministros de economía, ciencia y competitividad hagan valer la voz de España en Europa para que se incremente y se asegure la financiación de la ciencia de calidad, y se deje la implementación a la industria y a otras fuentes de financiación. Y un aumento de financiación europea no puede absolvernos de la continua falta de inversión en I+D+i a nivel nacional. Sería como dar un paso hacia adelante y dar dos hacia atrás. Estamos compitiendo a nivel global y corremos el riesgo de quedarnos atrás y convertirnos en un continente dedicado al turismo y el ocio. Si apostamos por la ciencia, podemos ser mucho más que sol y playa.

Luis Serrano es director del Centro de Regulación Genómica (CRG)

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_