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La campaña antártica ‘despega’ en la Cumbre del Clima

Un centenar de científicos viajará al continente con 17 proyectos que revelarán lo que está pasando en el territorio más inhóspito de la Tierra

El ministro de Ciencia en funciones, Pedro Duque, durante la presentación de la Campaña Antártica 2019-2020, en Cumbre del Clima de Madrid.
El ministro de Ciencia en funciones, Pedro Duque, durante la presentación de la Campaña Antártica 2019-2020, en Cumbre del Clima de Madrid.

“La Antártida es como un corazón enfermo”. Con esta frase participaba en la presentación de la XXXIII Campaña Antártica española el director del Instituto Antártico Chileno, el paleontólogo polar Marcelo Leppe. Ocurría en el marco de la cumbre del clima COP25 que se celebra estos días en Madrid, pero que preside el país andino. El Ágora, un lugar de encuentro circular y abierto en este cónclave de políticos, científicos, activistas y empresas, conectó con el continente de hielo y con el buque oceanográfico Hespérides, generando un hilo invisible de más de 13.000 kilómetros.

No había mejor escenario para presentar a grandes rasgos los 17 proyectos científicos que viajarán este año hasta el otro lado del planeta para profundizar en los cambios, rápidos o lentos, que están teniendo lugar en ese continente. De su capa blanca y gélida depende el futuro de buena parte de la Humanidad a tenor de los datos recientemente publicados en la revista Nature, donde se señalaba que si esa capa se derritiera totalmente, el nivel del mar global aumentaría 23 metros. ¿Qué quedaría de nuestras costas? “Es importante hacer ciencia allí y España ha demostrado que su trabajo es fundamental. y ocupa un lugar muy alto en el ranking de publicaciones científicas antárticas”, destacaba el ministro de Ciencia, Innovación y Universidades, Pedro Duque.

En total, un centenar de científicos viajará en los próximos meses hasta las dos bases científicas españolas —la recién remodelada Juan Carlos I y la Gabriel de Castilla— para descubrirnos los misterios de la corriente circumpolar que rodea ese corazón helado o de los volcanes submarinos que aún siguen activos, para ayudarnos a comprender la fisiología de plantas capaces de sobrevivir en condiciones extremas o decirnos cuánta masa están perdiendo los glaciares desaguada en agua en el mar, para saber cómo se comportan los rayos cósmicos que llegan del espacio (curiosamente, con un instrumento que se llama TRISTÁN, como la autora de este blog) o qué está pasando con la invasión de plantas que nunca antes se vieron en estos territorios.

Pero antes de que todos ellos, y también el centenar de militares y técnicos que les acompañan, lleguen a la Antártida, tiene que hacerlo el buque Hespérides, cuyo comandante, José Emilio Regodón, conectaba también con el Ágora para contarnos vía satélite que estaban en Montevideo, de donde seguirán rumbo sur hasta la Antártida el día 16, y también para recordarnos que si algo tiene ese lugar de hielo es que es un ejemplo de cooperación internacional desde hace justo 60 años, por lo que hasta 12 nacionalidades distintas viajarán en esta campaña española pero con muchos acentos.

Desde mucho más cerca del Polo Sur, hubo ocasión de conocer de esa colaboración entre países a través del biólogo Andrés Barbosa, del CSIC, que se encuentra en la base uruguaya de Artigas estudiando el impacto que tiene la desaparición del krill en la vida de los pingüinos Adelia. Y es que ese pequeño crustáceo se está capturando en grandes cantidades para vendernos suplementos alimenticios en cápsulas, mientras pingüinos y ballenas se quedan sin su sustento.

No obstante, y dado que la COP 25 se centra en el cambio climático, Barbosa no olvidó recordar que “el 62% de los proyectos antárticos que ha realizado España en los últimos años tienen que ver con el cambio climático y que precisamente las islas Shetland del sur, donde están las bases españolas, es uno de los lugares donde más rápidamente están aumentado las temperaturas”. “Si el Acuerdo de París habla de que la temperatura no debe subir más de 1,5 grados centígrados, donde estamos en 50 años ya ha subido 2,5 grados y por eso hay que estar aquí e investigar”, destacaba en científico, que también es responsable del Programa Polar.

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Desde el Ágora, donde también estaba presente el ministro de Ciencia chileno, Andrés Couve, el secretario técnico del Comité Polar, Antonio Quesada, recordaba que, además de las bases y del buque, España cuenta con una iniciativa pionera “como el Trineo de Viento, que es capaz de atravesar la Antártida con cero emisiones y que, sumado a colaboraciones con otras instituciones, permite a España llevar ciencia puntera al corazón de la Antártida”. Un corazón que, como quedó claro, se mantiene palpitante en manos de una investigación que no trabaja con fronteras sino con acuerdos. “Es un buen ejemplo de trabajo para las negociaciones de esta cumbre climática”, comentó el paleontólogo polar chileno Marcelo Leppe.

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