El ‘Hespérides’ pone rumbo a los hielos de la Antártida
Arranca la campaña antártica española, en la que se acometerán 13 proyectos de investigación y por la que pasarán más de 200 personas entre diciembre y marzo
El buque de investigación oceanográfica Hespérides navega hacia la Antártida. El martes 12 de noviembre abandonó el puerto de Cartagena con 40 toneladas de material a bordo marcando así el inicio, y van 25 para este barco rompehielos y científico, de una nueva campaña antártica española, en la que se espera que 13 proyectos de investigación y más de 200 personas participen entre diciembre y el próximo mes de marzo.
Apenas unas horas antes de la partida, el comandante José Emilio Regodón andaba a pie de muelle organizando el tetris que supone un cargamento de equipamientos, materiales científicos, comida y también ayuda solidaria, que es mucho más complejo de lo que parece a simple vista. Ya hace varias semanas, en un cursillo especial impartido por el Comité Polar Español se hacía hincapié en la importancia de llevar todos los paquetes perfectamente etiquetados. “No queremos que nada se pierda, ni queremos que falte nada porque en la Antártida no habrá ocasión de conseguirlo”, recordaba a los científicos, técnicos y militares Antonio Quesada, el secretario técnico de este organismo.
“Todo tiene que llevar un orden, en función de si se va a desembarcar en la Base Juan Carlos I o en la Base Gabriel de Castilla. Y teniendo también en cuenta lo que se utiliza a bordo del buque y lo que dejemos en Chile, que llevamos varias toneladas de comida, juguetes y ropa para un orfanato de Punta Arenas con el que colaboramos desde hace años”, señalaba Regodón desde el puerto murciano justo antes de la salida. Este año, dado que España solo dispone del Hespérides para la campaña, se ha tenido que contratar una nave coreana para que lleve otras 30 toneladas de materiales fundamentales: en esta expedición se va a construir un muro de contención en la isla Decepción, donde está la Gabriel de Castilla, para evitar que el mar acabe llegando a la base científica.
Por delante, ahora tienen una travesía que se espera tranquila hasta Montevideo, donde esperan llegar a comienzos de diciembre. Viajan a bordo 55 personas de la dotación del BIO Hespérides y un científico, Juan Antonio Garzón, que participa en el proyecto ORCA y que probará en los 13.000 kilómetros que tiene por delante un detector de rayos cósmicos portátil. A bordo también habrá cinco mujeres, un número muy alejado de la paridad, pero que no deja de aumentar cada año.
El comandante tiene claro cual será el tramo más complicado del largo recorrido hasta la Antártida. “Cuando lleguemos al lugar donde el Atlántico y el Pacífico se juntan, habrá problemas de viento. En el mar de Hoces puede que encontremos condiciones de navegación duras durante 72 horas, pero el peor momento será el paso por los llamados Fuelles de Neptuno, cerca de isla Decepción, un estrecho complicado y también espectacular. No obstante, el Hespérides está en perfectas condiciones para llegar sin problemas”, aseguraba.
Bien es verdad que el buque lleva ya 28 años en activo y 25 en la larga campaña antártica anual. “Es un Ferrari de la ciencia, aunque un Ferrari viejo”, reconoce Regodón. Y es que las cuentas de la ciencia española, hasta ahora, no han sido suficientes para comenzar la construcción de un nuevo buque oceanográfico, si bien hay un grupo de trabajo en marcha para que el asunto no se olvide, porque construir un heredero del Hespérides, que es una de las Instalaciones Científicas y Técnicas Singulares españolas (ICTS), no puede improvisarse. Se calcula que podrían tardarse unos dos años en tener un proyecto y otros tres más en construirlo. Para entonces, el que ahora navega por el Atlántico rumbo a los 62º Sur ya tendrá más de 30 años y muchas remodelaciones más en su casco.
El Hespérides. Ciencia y navegación antártica
Mientras tanto, un centenar de científicos polares y también los técnicos de la que es la XXXIII campaña antártica española continúan los preparativos de sus proyectos y los personales, que no son pocos. Todos, incluidos los militares y los periodistas invitados, han tenido que pasar un exhaustivo examen físico y también psicológico para ser considerados aptos. Además, tienen que firmar los estrictos protocolos de comportamiento ambiental que exige el Protocolo Antártico, por cierto firmado en Madrid en 1991, así como pasar el cursillo que organiza el Comité Polar, e incluso tener formación en riesgos laborales. Entre los más atareados, Miguel Ángel Ojeda, responsable de la Unidad Tecnológica Marina (UTM-CSIC), que ha tenido que hacer otro tetris para organizar las salidas y entradas del continente. Entre ellas la de la autora de este blog #SOMOSANTÁRTIDA, que desde febrero de 2020 enviará crónicas de todo lo que allí acontezca.
Pero, sobre todo, en estas semanas previas, todos andan presa del entusiasmo por regresar o, según el caso, estrenarse en la Antártida, porque dicen los veteranos que trabajar allí “engancha”.
Los navegantes del Hespérides les irán abriendo ya el camino…
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