Un verso suelto del diseño
El alemán Bernhard Willhelm celebra el 20º aniversario de su firma de culto replanteándose el concepto de diseño actual y reeditando una mítica colaboración con Camper.
Cuando hace 20 años Bernhard Willhelm (Ulm, Alemania, 1972) lanzó su firma de moda junto a su socia, Jutta Kraus, se proponía “reinventar la rueda”. Siempre a contracorriente, a este virtuoso del volumen le han dedicado adjetivos como provocador, subversivo y vanguardista. Domina los códigos del humor y la ironía, y ha sido precursor de conceptos con los que hoy la industria se llena la boca, como inclusividad o moda sin género. También de las colaboraciones. Hace 10 años desarrolló junto a la firma de calzado española Camper una bota —la Himalayan— que la marca considera hoy uno de sus iconos y que ahora han decidido reeditar.
En este tiempo, la industria de la moda, la marca y el diseñador han cambiado, pero el discurso creativo de Willhelm sigue siendo igual de audaz: “Pienso más en lo que la gente realmente quiere vestir. Y parece que la moda no acaba de entender que lo que quiere la gente hoy son prendas muy normales: una camiseta, un pantalón deportivo, una gabardina… Me gustan estas restricciones. Cuando llevas tanto tiempo haciendo un trabajo, es agradable saber qué puedes dejar de lado”.
El creador, que aparenta un buen puñado menos de sus 46 años, lleva puesta una camiseta de su colección primavera-verano 2020 con una leyenda impresa en grandes letras de cómic: “Bad Boy”. No, él no es un chico malo, pero en su faceta como diseñador Willhelm siempre ha preferido definir sus propias reglas y desafiar el statu quo; por ejemplo, sustituyendo los clásicos desfiles por fashion films o performances de danza. En su punto de mira está hoy la sociedad de consumo (en su colección de otoño-invierno 2019-2020, Consumers, reprodujo la cara de Steve Jobs en una sudadera) y la muerte del individualismo: “La mayoría de la gente quiere lo que tienen los demás porque en realidad no saben lo que quieren. Y eso es lo que más me gusta de este trabajo, que puedes influir en otros, ser educativo e interesante, y formar parte de tu tiempo”.
Para ser políticamente correcto de verdad, no añadas nada nuevo al planeta y limítate a reutilizar lo que ya existe
La charla con El País Semanal tiene lugar en su guarida de París, ciudad en la que está de vuelta tras pasar cuatro años en Los Ángeles. “Aún tengo aquí mi oficina-showroom y mi apartamento, y es donde pago mis impuestos. Pero puedo estar en la carretera, viajando. Es posible diseñar desde cualquier sitio”, señala. Acaba de demostrarlo empíricamente. Su próxima colección de primavera-verano, Lost Weekend, la ha creado “desde el móvil” mediante un proceso que puede parecer lúdico, casi arbitrario, pero que en realidad es conceptual, casi metafísico. Como prácticamente todo lo que dice y hace.
“Cada día iba a Goodwill, que es una de las mayores organizaciones benéficas de reciclaje en Estados Unidos, y elegía alguna prenda de producción masiva; la compraba o le hacía una foto, y se la mandaba a mi asistente en Ámsterdam. Él dibujaba un boceto, adaptábamos las mangas o los bolsillos y lo enviábamos a la oficina de producción en Japón. Decidir y diseñar cosas a distancia fue la tarea que me impuse esta temporada”, explica, relacionando la idea con los ready-mades de Marcel Duchamp: objetos que tenían función en la vida cotidiana y en los que el artista introducía cambios inesperados.
La otra misión que se propuso fue despojar a la colección de cualquier aportación creativa propia: “Puede que sea una reacción a cómo están trabajando otros, que intentan ser muy personales en lo que hacen. Yo buscaba más bien lo opuesto”.
Y eso que tiene el don de inspirarse en casi cualquier cosa: del cine porno a las revistas del corazón y hasta los Happy Meal de McDonald’s. Willhelm, que de estudiante asistió a Vivienne Westwood, Alexander McQueen, Dirk Bikkembergs y Walter van Beirendonck, se graduó con honores en la influyente Real Academia de Bellas Artes de Amberes en 1998 y antes de un año ya estaba mostrando en la Semana de la Moda de París su primera colección de mujer (la de hombre llegaría en 2000). De 2002 a 2004 fue director creativo de la firma italiana Capucci y ha expuesto en museos como el MoMu de Amberes (al que ha donado su archivo), el Groninger holandés o el MOCA de Los Ángeles. En 2007 diseñó el vestuario de la gira mundial de Björk y el marciano look-escultura de la portada de su álbum Volta, pero su experiencia con la cantante islandesa no parece uno de sus temas favoritos (“No fue una decisión emocional”, dirá sin más).
Estas credenciales lo convirtieron hace 10 años en un candidato perfecto para Camper Together, un proyecto en el que la firma española se asocia con creadores de distintos ámbitos para concebir productos singulares. Willhelm colaboró con la marca de calzado —que hoy tiene más de 400 tiendas y 2.500 puntos de venta en más de 40 países— durante varios años, pero ningún modelo superó el campanazo que dio en 2009 la bota Himalayan. Para celebrar el décimo aniversario de aquel éxito, han unido fuerzas de nuevo reinventando ese clásico. Las nuevas Himalayan, ya disponibles online y en las tres tiendas CamperLab de París, Londres y Nueva York, se inspiran, según el alemán, en los monjes zen. “Esta vez quería deportivas de estilo calcetín, con una textura peluda. Tienen algo futurista, posmoderno y minimalista”, explica el diseñador, que en primavera las declinará en nuevos materiales y colores, y añadirá a la colección sandalias inspiradas en los obis, los cinturones tradicionales japoneses.
El lema de la primera Himalayan era “El caos es bello”. ¿Todavía lo piensa? “El mundo es ahora tremendamente complejo, vivimos en una época muy deprimente. Pero creo que este planeta sobrevivirá a la humanidad, y eso me resulta tranquilizador”. Lo dice sin catastrofismo. “A algunos diseñadores les gusta este estado de ánimo apocalíptico y otros quieren ser políticamente correctos. Pero si quieres serlo del todo, no añadas nada nuevo al planeta y limítate a reciclar y reutilizar lo que ya existe. Para las deportivas de Camper no utilizamos piel, sino materiales sintéticos, pero eso también contamina, claro. Pienso que no tienes que castigarte por tomar decisiones, sino hacer lo que puedas en las circunstancias en las que estás”.
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