Cayó
La historia política de Guillermo Botero se resume en su uribismo a ultranza y su desconocimiento sobre las dinámicas de seguridad del país
El nivel de desaprobación del presidente Iván Duque llegó al 69% y su aprobación apenas al 26%, el punto más bajo en los casi 16 meses de Gobierno. Igualmente, por segunda vez en la historia contemporánea de Colombia, un ministro, el de Defensa, debió renunciar ante la inminente moción de censura que le planteo el Congreso de la República. La historia es la siguiente.
El exministro de Defensa, Guillermo Botero, viene del gremio de los comerciantes, su historia política se resume en su uribismo a ultranza y su desconocimiento sobre las dinámicas de seguridad del país. En todo caso, cuando se posesionó el presidente Duque en agosto de 2018, el expresidente y actual senador Álvaro Uribe tomó para sí tres ministerios; es decir, el senador y no el presidente decidía quien iba a ser ministro. Para el Ministerio del Interior o el ministerio político escogió a Nancy Patricia Gutiérrez, alguien poco capacitada, pero su cercanía al expresidente siempre fue evidente. En el de Hacienda nombró a Alberto Carrasquilla, quien a solo días de posesionarse estuvo envuelto en el escándalo de corrupción de los “bonos de agua”. Para Defensa se escogió al que fue presidente del gremio de los comerciantes, Guillermo Botero.
Carrasquilla se vio envuelto en ese escándalo de corrupción, la caída de imagen del presidente Duque fue producto de su cuestionada reforma tributaria y aun así permanece en el cargo. Nancy Patricia Gutiérrez no logró generar gobernabilidad en el legislativo y prácticamente todas las iniciativas del Gobierno, a excepción del Plan de Desarrollo, se hundieron en el congreso. Pero el caso más dramático y complicado se presentó con el ministro de Defensa. Se produjeron una seguidilla de errores imperdonables.
El primer tropiezo, que parece más un encubrimiento criminal que un error, fue el asesinato del excombatiente de las FARC Dimar Torres. El ministro, a pocas horas de cometerse el crimen, manifestó que hubo un forcejeo entre el excombatiente y un soldado, en medio de ello ocurrió la muerte. Días después se comprobó que no hubo forcejeo, que fue un homicidio planeado por varios militares y que se aplicó una sevicia increíble. Fue una ejecución extrajudicial. Semanas después ocurrió el asesinato de la lideresa social María del Pilar Hurtado en el sur del departamento de Córdoba. Nuevamente, el ministro manifestó que ella había sido asesinada por la guerrilla del ELN, pero horas después se comprobó que era otra salida en falso de Botero. En esa zona del país por más de dos décadas no había operado esa guerrilla y todo indica que hay políticos detrás de dicho homicidio.
Más tarde, en el departamento del Vichada, el ministro manifestó que el problema más grande de seguridad en la zona era el robo de ropa usada. Una zona donde operan grupos criminales, además salen cargamentos de cocaína y es una de las rutas más grandes de trata de personas. Dicha declaración parecía una broma, pero era real. Sin embargo, las limitaciones del ministro quedaron reflejadas en lo que podría denominarse el ridículo más grande a nivel internacional que ha hecho algún gobierno colombiano. El presidente Iván Duque presentó ante las Naciones Unidas un supuesto informe que demostraría la presencia del ELN en Venezuela. El objetivo era mostrar una relación de colaboración entre el régimen de Maduro y el ELN. El problema fue que varias de las supuestas fotos eran de propiedad de la prensa, fueron tomadas en territorio colombiano y muchas de ellas eran públicas. Con una simple búsqueda en Google se habrían encontrado. Fue de tal magnitud la equivocación que el propio Nicolás Maduro se burló del informe.
Sin embargo, la estocada final al ministro llegó hace unos días. En el debate de moción de censura el senador Roy Barreras mostró un informe del Instituto Colombiano de Medicina Legal en el que se mostraba que, en un bombardeo contra un mando medio de una disidencia de las FARC, habían sido asesinados ocho niños, entre ellos, una niña de 12 años. El Ministerio de Defensa había ocultado la información. Los bombardeos son una práctica común de la Fuerza Pública colombiana, seguramente decenas de niños murieron, la diferencia esta vez fue que la información salió a la luz. Al final, antes de la votación el ministro renunció, pero su resistencia a salir del cargo dejó en aprietos la imagen del presidente, del ministerio y del partido de Gobierno.
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