Alba, la heredera de la saga Flores que más brilla
Libre y sin tabúes, la actriz se convierte en icono internacional con 'La casa de papel'
“Sin spoilers, pero… Nairobi. ¿Qué pensáis?”, publicó en Twitter Stephen King hace un par de semanas. Un día antes el famoso escritor de terror y misterio se declaró en esa misma red social como un entusiasmado seguidor de La casa de papel, la serie española que emite Netflix, y reclamó a la plataforma el estreno cuanto antes de la próxima temporada. De todos los personajes sobre los que comentar con sus seguidores, se decantó por el que interpreta Alba Flores, que tiene como nombre la capital de Kenia. Esta anécdota es solo una prueba más del enorme éxito global que ha tenido la tercera parte de esta historia de acción, que en la primera semana reunió a casi 35 millones de espectadores en todo el mundo. Casi 25 millones vieron la temporada entera de un tirón. Todo un fenómeno con una protagonista que ha crecido hasta situarse en el centro de la trama. Las respuestas al tuit de King lo dejan claro. Nairobi, un personaje que comenzó siendo secundario, hoy es uno de los favoritos de los fans. Algo paralelo a lo que le ha sucedido en la vida real a la hija de Antonio Flores y nieta de Lola, La Faraona.
No spoilers, but...Nairobi. What do you think?
— Stephen King (@StephenKing) August 13, 2019
Con solo 13 años, Alba González Villa decidió abrirse paso en la interpretación con el inconveniente de ser heredera de una saga de artistas enormes. No ha hecho carrera en la música, el medio que encumbró a su padre, abuela y tías, pero sí tenía claro que elegiría el apellido Flores, que siempre ha llevado con orgullo. Hoy, a punto de cumplir 33 años y gracias a un producto que se distribuye en el mercado anglosajón bajo el nombre de Money Heist, es un rostro reconocible en todo el mundo. Un hito que nadie de su famosa familia consiguió. Nairobi es un personaje que le va como anillo al dedo. Es una mujer con un pasado marcado por la pérdida y con tanto carácter como corazón. Que hace gala de su raza gitana y al mismo tiempo actúa como una chica de su generación: moderna, abierta al mundo y sin tabúes en el sexo. Alba protege su intimidad, pero vive con total libertad. Sin necesidad de etiquetarse, ha tenido relaciones con mujeres y ha paseado y se ha besado con ellas de la mano por las calles de Madrid. Tiene una gran conciencia política, es una declarada feminista, y reconoce que su forma de vivir y pensar ha supuesto un reto para su familia.
Un clan que pivotaba en torno a la imponente Lola Flores. Alba se crio en una casa por la que pasaban decenas de amigos de distintas razas, condiciones sexuales o culturas. Su abuela Lola murió cuando ella tenía nueve años y, tan solo 15 días después, tuvo que despedir a su padre a causa de una sobredosis. El músico y compositor le legó una de sus canciones más bellas y conocidas, Alba. Con el paso de los años ha intentado conocer mejor a su progenitor a través de sus mejores amigos, como Mariola Orellana. “Nadie me ha dicho nada malo. Igual dicen que era pesado o que conducía mal… Pero nada de eso es malo”, comentaba en una entrevista el año pasado para la revista Vanity Fair. La pequeña se quedó con su madre, Ana Villa, que aunque llevaba tiempo separada de Antonio tenía una magnífica relación con él y con los Flores. Alba se independizó a los 19 años, pero el contacto con su madre, paya, es muy estrecho. “Ella me recuerda mis inicios y eso me ayuda a tener siempre los pies en la tierra”, afirma.
Villa es una conocida productora teatral y desde que Alba decidió ser actriz ha sido uno de sus mayores apoyos. Define a su hija como “íntegra”, una artista que “no se vende”. La animó desde siempre a crecer como actriz sobre las tablas y, pese a los éxitos televisivos y las incursiones en el cine, Alba nunca ha dejado de hacer teatro. Este mismo año y en medio de la vorágine de La casa de papel, ha protagonizado La excepción y la regla, de Bertolt Brecht. Pero sin duda ha sido en la pequeña pantalla donde Alba ha dejado sus interpretaciones más memorables. Participó en series como El comisario, El tiempo entre costuras o Cuéntame, pero el espaldarazo definitivo a su carrera llegó con Saray, la indomable lesbiana que ha encarnado en la serie Vis a vis, y, sobre todo, gracias a la carismática y cercana Nairobi en La casa de papel.
Secuestradora secuestrada
La serie de Netflix lo ha cambiado todo, y aunque Alba no es del todo consciente de la magnitud que ofrece una plataforma que se ve en todo el mundo, sí tiene claro que la idea de que “lo bueno se hace en Hollywood ya no es válida. En España se hacen cosas al más alto nivel”. Acumula 5,3 millones de seguidores en Instagram, una legión de fans que abarca mercados enormes como los de Argentina, Brasil o Estados Unidos. En Argentina hay madres que han puesto a sus hijas de nombre Nairobi. Muchos de sus seguidores son jóvenes que la adoran sin saber nada de su apellido. Su peso en el guion, además, ha ido creciendo hasta ser el principal reclamo de la próxima entrega, prevista para comienzos del año que viene. Ella bromea en su cuenta de Instagram y comenta que esta secuestradora “la tiene secuestrada”.
Este mes está disfrutando de unas vacaciones lejos de la ciudad y desconectada del trabajo, aunque pronto volverá al teatro con un nuevo proyecto del que solo se sabe que se estrenará en diciembre, y centrada en su compañía teatral, La extraña compañía. Un mes en el que además le tocará volver a centrarse en Nairobi, para iniciar la promoción del fenómeno que tiene a millones de personas con el corazón en un puño. Pendientes de qué le sucederá a la última estrella de los Flores.
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