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Columna
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Las comparaciones

De las acciones del Gobierno para mejorar la política de reincorporación dependerá si más exguerrilleros van o no a las disidencias

Ariel Ávila
Hernán Darío Velásquez, alias 'El Paisa'; Iván Márquez y Jesús Santrich.
Hernán Darío Velásquez, alias 'El Paisa'; Iván Márquez y Jesús Santrich. EFE

Como era de esperarse, el anuncio de Iván Márquez y otros exmandos de la antigua guerrilla de las FARC de rearmarse ha traído todo tipo de interpretaciones. También, como era obvio, a dos meses de las elecciones locales y regionales la estrategia de causar miedo y buscar culpables trae importantes réditos políticos. Sin embargo, al hacer un análisis pausado y decantado con las horas posteriores al video, se podría decir que es un anuncio preocupante, pero no es el fin del proceso de paz y tampoco el rearme completo de la antigua guerrilla de las FARC.

Lo que era la guerrilla de las FARC, hasta hace una semana estaba dividida en tres bloques. El primer grupo, el más grande, eran aquellos que estaban en la legalidad, en el proceso de reincorporación y muchos se encontraban en el partido político surgido luego del proceso de paz. Son cerca de 11.000 de los 13.000 exguerrilleros que dejaron las armas. Luego, desde hace tres años, incluso antes de la firma del acuerdo, comenzaron a surgir las famosas disidencias, que no es una única estructura, son en realidad 23 y las componen cerca de 1.800 exguerrilleros. En la mitad de estos dos grupos, desde hace poco más de un año se encontraban unos disidentes políticos, una serie de mandos de primer y segundo nivel que estaban en la semiclandestinidad. La noticia que trae el video es que una parte de la disidencia armada podría unirse con la disidencia política.

Del anterior panorama surgen dos grandes conclusiones. Por un lado, estas disidencias representan menos del 20% del poder de lo que eran las FARC. Son 1.800 exguerrilleros y las FARC desmovilizaron 13.000, operan en 85 municipios y al final del proceso la guerrilla operaba en casi 300 municipios. La segunda conclusión es que en términos numéricos la gran mayoría de excombatientes siguen en el proceso de paz. De las acciones del Gobierno para mejorar la política de reincorporación dependerá si más exguerrilleros van o no a las disidencias.

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Al comparar los datos anteriores con otros procesos de paz y desmovilización, se observan cosas interesantes. Por ejemplo, como se dijo, las disidencias de las FARC operan en 85 municipios de poco más de 1.100 que tiene el país, mientras que actualmente los grupos nacidos posterior a la desmovilización paramilitar, o disidentes paramilitares, operan en cerca de 400 municipios. El más grande e importante es el Clan del Golfo, que opera en 250 municipios del país. Otra comparación interesante es que, en promedio, a nivel mundial, en cualquier posconflicto la reincidencia es de entre el 10 y 15%, en el caso de la exguerrilla de las FARC se está cerca al 15%, en teoría en niveles normales. En el caso de los paramilitares la reincidencia fue un poco superior al 20%.

El problema con el anuncio de Márquez es que de esos 11.000 que están en la legalidad podría haber una desbandada hacia las disidencias armadas. Actualmente, la política de reincorporación que lleva el presidente Iván Duque es un desastre: más de 100 exguerrilleros han sido asesinados desde la firma del acuerdo, ese desangre no ha parado. Igualmente, la reincorporación socioeconómica tiene resultados negativos. Luego de tres años de la firma del acuerdo de paz, los proyectos productivos que están andando cobijan apenas 1.300 exguerrilleros. Miles aún no saben que será de la vida de ellos.

Sobre este mismo tema, otro asunto que actualmente es lo que más preocupa a especialistas y la comunidad internacional es el futuro de los ETCR o Espacios Territoriales de Capacitación y Reincorporación. El gobierno públicamente dice que apoya la reincorporación, aunque lo cierto es que desde hace un mes se espera un decreto presidencial sencillo para prorrogar estos espacios y sacar a centenares de exguerrilleros de un limbo e incertidumbre económica. Así las cosas, si en realidad el Gobierno de Duque quiere evitar el surgimiento de una nueva guerrilla y evitar un nuevo ciclo de violencia debería dedicarse a cumplir lo pactado y sobre todo, a la política de reincorporación. El fenómeno de las disidencias, actualmente, es controlable y pequeño, pero puede crecer.

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