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COMISIÓN EUROPEA
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Europa necesita un plan

Ursula von der Leyen puede no ser la presidenta perfecta de la Comisión, pero sus ideas reflejan un profundo europeísmo

Guillermo Altares
Ursula von der Leyen, el martes en la Eurocámara.
Ursula von der Leyen, el martes en la Eurocámara.Jean-Francois Badias (AP)

La llegada masiva de refugiados desde Siria en 2015 inflamó el discurso ultraderechista y sirvió de pretexto a los dirigentes más ultramontanos de la Unión Europea para profundizar en su asalto contra el Estado de derecho. Pero también provocó una impresionante oleada de solidaridad en Alemania. Se presentó tanta gente en los ayuntamientos, en los centros sociales, se organizaron tantos puestos improvisados para dar comida y agua a los que huían de la guerra que las autoridades se vieron desbordadas para gestionar un movimiento que describe mucho mejor lo que es Europa que todas las soflamas de Matteo Salvini y Viktor Orbán. Miles de familias acogieron a refugiados. Una de ellas fue la de Ursula von der Leyen, a la que el Parlamento Europeo confirmó como próxima presidenta de la Comisión.

La propia Von der Leyen lo contó en el discurso ante la Cámara, en el que trazó un programa europeísta que disipó muchas de las dudas que su candidatura había planteado. Explicó que "tuvo la suerte" de acoger en su familia a un refugiado sirio de 19 años, aterrorizado y traumatizado por la guerra, que no hablaba alemán. Cuatro años después, ayuda en su comunidad de día y estudia de noche, habla alemán, árabe e inglés y, dijo la política conservadora alemana, "es una inspiración para todos".

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La forma en que fue designada Von der Leyen dejó sin duda mucho que desear: ignoró al Parlamento y a los grupos que vertebran el sistema político de la UE y se basó mucho más en los intereses nacionales y en el intercambio de cromos entre los jefes de Estado y de Gobierno que en el reforzamiento institucional. Sin embargo, resulta una evidencia que Europa necesita un plan para los próximos cinco años y la nueva presidenta de la Comisión demostró ante el Parlamento que lo tiene. Su discurso fue claro y contundente y defendió una serie de ideas que, más allá de las familias políticas, deberían formar parte del consenso sobre el que debe avanzar la UE, un proyecto común del que se quedan fuera los iliberales que pretenden dinamitar la Unión desde dentro.

Arrancó su discurso recordando a Simone Veil, primera mujer presidenta del Parlamento Europeo, luchadora feminista, defensora de la libertad y superviviente del Holocausto. Y continuó desgranando una serie de propuestas marcando como prioridad la lucha contra la crisis climática, contra el desempleo juvenil y el respeto absoluto del imperio de la ley —sin excepciones, recalcó—, así como el establecimiento de "unas fronteras humanas".

Los militares —y Von der Leyen ha sido ministra de Defensa— sostienen que ningún plan de ataque sobrevive al contacto con el enemigo, esto es, a la realidad. Los próximos meses dirán si es una presidenta débil o fuerte, si es capaz de cumplir lo prometido ante una Cámara que la eligió dividida y un poco a regañadientes. Pero su idea de una Europa de ciudadanos libres, iguales y solidarios, algo que ahora mismo no resulta tan obvio, debe ser recordaba cuantas veces sea necesario. Y ella lo hizo en el momento y el lugar oportunos.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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