Cuando la respuesta a una crisis está en las personas
Ante el auge del discurso antimigratorio, la clave para un proyecto de integración está en escuchar a sus protagonistas: los migrantes.
Como parte del proyecto #EuropaDecide, en porCausa nos propusimos testar nuestras reflexiones con un grupo variado de expertos en política europea y migración. Personas que desde sus organizaciones, universidades o centros de investigación compartieran sus reacciones a nuestro análisis sobre el vínculo entre el futuro de Europa y la gestión de la política migratoria común, en un contexto de expansión del populismo xenófobo.
El temor inicial era que el debate se centrara en personajes cuya mención trajeran nubarrones a los pensamientos más europeístas. El alivio automático fue que el foco se puso en las personas en general. En la necesidad de que las políticas públicas den una respuesta mucho más ajustada y conectada a las personas migrantes, usualmente ausentes de este tipo de debates. Esta es la primera cuestión de la que tomar nota: de las 20 personas en torno a esta discusión, solo una había nacido fuera de España, en Estados Unidos.
Se trata de un pertinente reproche cada vez más visibilizado y asumido. Una seria llamada de atención a las buenas intenciones que los más sesudos análisis e investigaciones que están dejando fuera una perspectiva fundamental. De la misma manera que dentro de la colectividad de la población de origen extranjero suelen estar ausentes las específicas sobre las situaciones concretas de las mujeres y la infancia.
Lo relevante de esta ausencia es que las personas en las que se centra el debate sobre la política migratoria europea responden a un patrón totalmente reconocible. Inmigrante hombre, joven, en situación irregular procedente del norte de África, África Subsahariana u Oriente Medio. Durante una buena parte de los últimos cuatro años esta imagen ha convivido con la de familias solicitantes de asilo procedentes de Siria. Los protagonistas sin voz ni rostro de la crisis de desembarcos que tensó la capacidad de gestión de la política migratoria hasta provocar una crisis política por la falta de instrumentos legales e institucionales adecuados.
Poco se habla, desde este foco en la gestión de las fronteras exteriores, de la realidad migratoria (mayoritaria) de los millones de personas que han llegado a Europa en los últimos treinta años y se han integrado en ella. Millones que, como parte de la ciudadanía europea, han sufrido el impacto de la austeridad generado por la crisis económica de 2008.
Sin esta crisis y la de 2015 no es posible entender la que actualmente se cierne sobre una Unión Europea que contiene el aliento ante los resultados de las próximas elecciones del 26 de mayo. Esta concatenación de situaciones críticas tiene una lectura: La idea de desbordamiento y falta de control, así como la capacidad de manejo de estas situaciones con las herramientas y mecanismos existentes, han tenido hasta un triple efecto.
Por un lado, el de cuestionar las instituciones y políticas que se han visto desbordadas, tanto comunitarias como de los Estados miembros. A estos últimos, recordemos, se les se impuso como tutela el dogma de la austeridad y adelgazamiento de sus políticas e inversiones públicas, como remedio a la falta de capacidad de responder a la recesión económica.
El segundo efecto fue el acudir a un relato de excepcionalidad para justificar la deshumanización de las personas. Seres humanos que tenían todas las de perder con las medidas que se adoptaran para superar dicha situación crítica. Personas en una situación social más vulnerable y dependientes de los sistemas públicos de protección social o las que tratan de acceder a la Unión Europea de forma irregular.
El tercer efecto resultante de los anteriores es el de haber dado alas a la expansión del euroescepticismo de la mano de los populismos xenófobos. Este último alimenta el relato sobre los problemas de Europa con los impactos de las crisis en el imaginario de la ciudadanía.
Personas frente a las crisis
Una reflexión que puede invitar a la esperanza es que la respuesta a las incertidumbres del momento actual pase por centrarse en las personas. Desde tratar de entender más la complejidad de las preocupaciones en materia migratoria, al rechazo ante la crispación y la polarización de muchos mensajes en la ciudadanía. Desde el alineamiento individual en cuestiones como la lucha contra el cambio climático o la defensa de los derechos de las mujeres, hasta el sueño europeo de muchos jóvenes de africanos esperando su oportunidad para alcanzarlo. Desde el apoyo y fortalecimiento de una voz propia para los migrantes a su incorporación a los debates sobre políticas sociales que afectan a toda la ciudadanía y a las instituciones. De la construcción de una nueva y diversa identidad europea al papel como agentes de cambio tanto de las personas como de las comunidades.
Como punto de partida, si bien incluso un poco obvia, todo ello tiene el valor de romper con las premisas de partida de la narrativa antimigratoria. No solo la que está presente en el discurso de algunas fuerzas políticas que han contaminado el debate público, sino también en la que sustenta las actuales políticas migratorias de la Unión Europea, sus contradicciones, deficiencias y carencias, así como la idea de que no hay alternativa posible a las mismas.
EUROPA DECIDE: UN PROYECTO PARA ANALIZAR LAS ELECCIONES EUROPEAS
Esta entrada es la séptima de una serie de publicaciones que la Fundación porCausa irá realizando a lo largo de las próximas semanas, con motivo de las elecciones al Parlamento Europeo. El proyecto, que incluye también entrevistas y encuentros, ofrecerá al lector interesado información relevante, datos y análisis sobre el futuro de Europa y el debate migratorio.
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