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“¿Por qué abandonamos nuestro país?” Los senegaleses responden

No migran ni los más pobres ni los más ricos. Esta es la conclusión de un estudio realizado por 10 centros africanos y europeos que señala, además, que las principales razones para marchar de su país son la demanda laboral en Europa y la inseguridad económica en origen

Uno migrantes en el antiguo instituto Jeanne-Bernar de Saint-Herblain, en Francia.
Uno migrantes en el antiguo instituto Jeanne-Bernar de Saint-Herblain, en Francia. LOIC VENANCE (AFP)
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Senegal presume de ser una democracia estable que ahora vive un momento favorable de crecimiento económico en una región más bien volátil. Aún así, los senegaleses siguen asumiendo los riesgos que supone emigrar a Europa.

Como gran parte llega sin documentación, no se sabe con certeza cuántos senegaleses abandonan su país, pero, según datos de la Unión Europea, en 2018 Senegal ocupaba el décimo lugar de la lista de países de origen de inmigrantes sin papeles que llegaron a Europa. Además, hay muchos otros que vienen con visados que luego utilizan para quedarse más tiempo del que les permiten y que, por tanto, se convierten en inmigrantes irregulares.

El programa de investigación Migrations between Africa and Europe (Migraciones entre África y Europa), realizado por 10 centros de investigación africanos y europeos, pretende resolver la pregunta de por qué los senegaleses emigran.

Cerca de 2.000 senegaleses fueron entrevistados. Entre ellos, algunos no eran emigrantes, otros habían regresado a Senegal, y otros habían permanecido en Francia, Italia y España, que son los principales destinos europeos. Se averiguó que las principales razones que han llevado a la migración han sido la demanda laboral en Europa y la inseguridad económica en Senegal. Para muchos, la migración ha sido una estrategia que ha permitido diversificar las fuentes de ingresos de los hogares, y mejorar su bienestar y posición social.

¿Quién, dónde y por qué?

La investigación demuestra que aquellos con más probabilidades de emigrar no son los más pobres ni los más ricos. La mayoría disponía de recursos económicos suficientes para permitirse el elevado coste que supone irse a otro país y, además, de un nivel educativo intermedio o, incluso, alto. Estas características favorecen las oportunidades y la motivación necesarias para encontrar trabajo en Europa. Sin embargo, uno de los factores que más facilitan la migración es el hecho de tener amigos o parientes en Europa, pues constituyen un elemento clave de apoyo para aquellos que eligen abandonar su país y que quieren acceder al mercado laboral europeo.

En 2018, Senegal ocupaba el décimo lugar de la lista de países de origen de inmigrantes sin papeles que llegaron a Europa

En los años sesenta, los principales destinos migratorios para los senegaleses eran Francia y otros países africanos, como Ghana, Gabón o Costa de Marfil. Es más, muchos fueron reclutados por el ejército o contratados en el sector industrial francés. De forma paralela, durante este periodo Senegal se convirtió en el receptor de migrantes provenientes del resto de países de África Occidental, ya que su situación económica era relativamente mejor y, por consiguiente, había más oportunidades para conseguir trabajo.

Esta situación se alteró en los años ochenta por dos grandes motivos: una profunda recesión económica y un drástico cambio en las políticas económicas senegalesas, consistente en un proceso de desregulación y liberalización de la economía. Esto dio lugar a un deterioro general de las condiciones de vida e intensificó la inseguridad económica. La migración a otros países africanos como Gabón o Costa de Marfil resultó cada vez menos atractiva, ya que también estaban afectados por diversas crisis de carácter político y económico.

Al mismo tiempo, la posibilidad de emigrar a Francia también se volvió bastante difícil ante la puesta en marcha de nuevas políticas migratorias restrictivas por parte del gobierno francés.

Italia y España

Excepcionalmente, dentro de Africa Subsahariana surgieron dos nuevos destinos migratorios para los senegaleses: la región italiana de Lombardía y Cataluña. Coincidiendo con la reestructuración industrial y la desregulación parcial del mercado de trabajo en España e Italia los senegaleses pudieron acceder a algunos nichos laborales en estos países. En su mayoría eran empleos en situación muy precaria, de baja categoría y mal remunerados, a menudo en la economía sumergida. Entre las ocupaciones típicas se encuentran operarios industriales, peones agrícolas, vendedores ambulantes, o recolectores de basura y material reciclable. Cabe añadir que pocos senegaleses han coseguido acceder a puestos cualificados, a pesar de residir muchos años en Europa y aún teniendo niveles educativos intermedios.

La investigación demuestra que aquellos con más probabilidades de emigrar no son los más pobres ni los más ricos

Las comunidades senegalesas en Italia y en España han experimentado una expansión significativa desde finales de los ochenta, a pesar a lo cual siguen siendo un grupo relativamente reducido.

La existencia de estas comunidades ha proporcionado un apoyo fundamental para las siguientes generaciones de migrantes, puesto que les ha facilitado el acceso al mercado laboral.

A pesar de que las políticas migratorias han sido cada vez más restrictivas, los senegaleses han podido consolidar su presencia en Europa. Sobre todo a partir de principios del nuevo milenio, los países europeos intensificaron la militarización de su frontera con África.

Así mismo, los países europeos establecieron acuerdos para controlar la inmigración, tanto en los países de origen como los de tránsito. Pero el aumento del control de las fronteras solo resultó parcialmente efectivo a la hora de reducir la entrada irregular. Las cifras de migración no se vieron afectadas hasta que tuvo lugar la recesión económica de 2007, que supuso reducir las oportunidades de empleo en Europa.

El impacto de la migración

La migración ha tenido un impacto importante en los hogares senegaleses que disponen de emigrantes en Europa. Los resultados de nuestra investigación indican que alrededor de la mitad de los inmigrantes que se encuentran en Europa envían remesas a sus familias regularmente. Las cantidades que se envían son sorprendentemente altas, teniendo en cuenta que los salarios de los migrantes suelen ser bajos e irregulares.

Por un lado, estas transferencias ayudan a diversificar y mejorar los ingresos de los hogares de forma significativa, lo que permite invertir en educación y en vivienda. Así mismo, suponen una protección ante la inestabilidad económica, y permiten suplir la falta de acceso a financiación bancaria o a seguros de todo tipo, incluyendo la seguridad social. Por otro lado, también han demostrado ser una fuente muy importante y fiable de divisas para el país. Aunque los migrantes envían dinero sobre todo a sus familias, la inyección de divisas afecta a toda la economía del país.

Mejorar la gestión

A pesar de la aparente complementariedad entre la existencia de una demanda laboral en Europa para trabajadores inmigrantes y las aspiraciones migratorias de los senegaleses, se ha visto más arriba que el proceso no es nada fácil. La dificultad de acceso a canales regulares de migración supone que muchos migrantes deban asumir situaciones de irregularidad e incluso de riesgo. Además, las políticas migratorias europeas, altamente restrictivas, de hecho, dificultan la integración de los migrantes en las sociedades europeas.

Al cabo de 10 años, alrededor de un tercio de los inmigrantes senegaleses en Europa regresa a su país

En cualquier caso, la Unión Europea y las políticas nacionales han fracasado a la hora de frenar la inmigración irregular. El establecimiento de canales legales de inmigración, ya sea permanente o temporal, aportaría importantes beneficios tanto para los migrantes como para sus familias. El establecimiento de cuotas de inmigración laboral razonables que reflejasen las demandas del mercado de trabajo europeo también sería altamente beneficioso para las sociedades europeas.

Los organismos internacionales, tales como la Organización Internacional para las Migraciones, la Comunidad Económica de Estados de África Occidental, y por supuesto la Unión Europea, deberían colaborar en este sentido y aumentar su participación para estructurar el proceso migratorio y para proporcionar seguridad.

Otras medidas necesarias incluirían facilitar la reunificación de las familias, los visados de estudio, así como la mejora de la asistencia y de la protección de los migrantes en los países de tránsito y en los de destino.

Finalmente, nuestros resultados indican que, al cabo de 10 años, alrededor de un tercio de los inmigrantes senegaleses en Europa regresa a su país. En la mayoría de los casos se trata de una decisión voluntaria; no obstante, cerca del 5% de estos retornos son expulsiones administrativas. Según las investigaciones efectuadas, la probabilidad de retornar se multiplicaría si disminuyesen las dificultades y los costes de migrar a Europa impuestos por las políticas migratorias. Los migrantes son reacios a regresar si la posibilidad de emigrar de nuevo está cerrada y, sobre todo, si no tienen garantías de poder reintegrarse económicamente en Senegal.

Este artículo, publicado originalmente en The Conversation África, ha sido traducido por María Burgos Pérez con la colaboración de Casa África.

Pau Baizán es profesor en la Universitat Pompeu Fabra.

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