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Una cuarta parte de centros de salud en el mundo no tiene agua limpia

Un estudio llevado a cabo por la OMS y Unicef revela que 2.000 millones de personas carecen de saneamiento en los ambulatorios a los que acuden

Lavar manos superbacterias
Una enfermera se lava las manos en un ambulatorio en India antes de atender a una embarazada.Prashanth Vishwanathan (UNICEF)
El País
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Uno de cada cuatro centros de atención de la salud del mundo carece de servicios básicos de agua, lo que afecta a 2.000 millones de personas, según un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef.

Esta investigación constituye la primera evaluación mundial de la situación de los centros de atención de la salud en materia de agua, saneamiento e higiene. El estudio pone de manifiesto que muchos centros de la salud carecen de instalaciones básicas para la higiene de las manos y para separar y eliminar los desechos médicos de manera segura. Estos servicios son fundamentales para prevenir infecciones, reducir la propagación de la resistencia a los antimicrobianos y ofrecer una atención de calidad, especialmente para garantizar nacimientos seguros.

“Estos servicios en los centros de atención de la salud son los requisitos más básicos para prevenir y controlar infecciones y garantizar la calidad de la atención. Son cruciales para respetar la dignidad y los derechos humanos de cualquier persona que necesite atención médica, y también de los propios trabajadores de la salud”, afirma António Guterres, secretario general de las Naciones Unidas en un comunicado. “Hago un llamamiento a personas de todo el mundo para que promuevan acciones para cambiar esta situación. Es fundamental para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)”. Estos objetivos a los que hace referencia Guterres son las metas que marcó la ONU en 2015 como necesarias para alcanzar la sostenibilidad mundial.

El informe concluye que solo la mitad (un 55%) de los centros de atención de la salud de los países menos adelantados cuentan con servicios básicos de agua. Uno de cada cinco nacimientos tiene lugar en esos países, así que se calcula que cada año 17 millones de mujeres dan a luz en ambulatorios en malas condiciones.

“Cuando un bebé nace en un centro de salud que no dispone de instalaciones adecuadas, aumenta el peligro de infección y muerte tanto para la madre como para el bebé”, asegura Henrietta Fore, directora ejecutiva de Unicef. “El nacimiento de cada niño debería tener lugar en un entorno limpio, con equipos esterilizados y con la ayuda de un par de manos seguras y lavadas con agua y jabón”.

Imaginen dar a luz o llevar a su hijo enfermo a un centro de salud que carece de agua limpia, aseos o instalaciones para lavarse las manos

Según datos de la OMS y Unicef, cada año, más de un millón de fallecimientos están relacionados con partos antihigiénicos. Las infecciones causan un 26% de muertes neonatales y un 11% de la mortalidad materna.

“Imaginen dar a luz o llevar a su hijo enfermo a un centro de salud que carece de agua limpia, aseos o instalaciones para lavarse las manos”, plantea el doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS. “Esa es la realidad diaria de millones de personas. Nadie debería tener que hacer algo así, y ningún trabajador de la salud debería prestar servicios de atención en tales circunstancias. Garantizar que todos los centros de atención de la salud dispongan de servicios básicos de agua, saneamiento e higiene es fundamental para que el mundo sea más sano, más seguro y más justo”.

En la Asamblea Mundial de la Salud de 2019, que tendrá lugar en mayo, los gobiernos debatirán una resolución sobre agua, saneamiento e higiene en instalaciones de atención médica que fue aprobada unánimemente por el Consejo Ejecutivo de la OMS a principios de este año.

Los expertos detallan ocho acciones que los gobiernos pueden poner en marcha para mejorar la situación, como el establecimiento de planes y objetivos nacionales, la mejora de las infraestructuras y su mantenimiento, y la participación de las comunidades. Estas acciones y los avances pueden traducirse en grandes beneficios en forma de mejoras en materia de salud materna y de recién nacidos, prevención de la resistencia de los antimicrobianos, detención de brotes de enfermedades y mejoras en la calidad de la atención.

Según Unicef, en 2017 murieron cada día 7.000 bebés recién nacidos, la mayoría de ellos por causas prevenibles y tratables, entre ellas infecciones como la sepsis.

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